Sin conversar

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Nunca hablamos de lo ocurrido la noche del viernes en el bar, era un tema terminado. Claramente para mí no porque aún me seguía preguntando ¿Por qué se fue tan rápido? ¿Acaso de puso celosa de Mind? ¿Por qué no volvió a mencionar la salida? Fingía demencia y yo...también, delante de ella. Por dentro, quería una explicación. Sí, una explicación sobre su reacción porque yo no entendía la razón de su partida tan pronto ver a Mind. Ellas hablaron y parecía que tenían afinidad por haber estado en puestos similares.

Mind tomó asiento a mí lado y al frente estaba Freen, conversaron y rieron. Parecía que todo iba bien. Recuerdo haber pasado un lindo día a su lado, salimos de la oficina a la hora de siempre, subimos al transporte público y sin perder el tiempo, nos sentamos una al frente de la otra en su bar favorito. Pasamos muchas horas juntas hablando de la vida, conociéndonos.

Lo más extraño vino después de la partida de Mind. Freen se notaba molesta, se levantó y se fue sin despedirse. Quedé un poco atónita con ese acto que, a mí entender, era desmedido. Para intentar disminuir su temperamento, la llamé unas siete veces durante las siguientes horas y no respondía. No supe nada más de su existencia hasta el día que nos volvimos a ver. Hablamos solo para saludarnos por respecto y compañerismo.
Quería decirle como me sentía después de vivenciar, lo que a mí me parecía, una escena de celos. Y algo en mí interior, me decía que no lo haga, que ni siquiera intente mencionar el tema porque se enojaría mucho. De igual manera, yo necesitaba entender. Encontrar una razón, de lo contrario, seguiría sintiendo mucha presión al ser observada cada día.

La conversación se reducía cada vez más a un simple saludo y el ambiente en la oficina se hacía más tenso. Las peleas entre compañeros eran más frecuentes. Acusaban a Freen de generar incomodidad a todos porque ella no hablaba con nadie. Tampoco era una persona que quisiera compartir las conversaciones "insípidas" con el resto.
Los mensajes solo eran referidos al trabajo, nada fuera de lo común. Eso me empezaba a preocupar hasta que un día

F: ¡Hola!

B: Hola. ¿Estás de buen humor?

F: ja ja ja. ¿No puedo decir hola?

B: No, estás muy cerca. Podrías decir hola y todos te escucharían.

F: Ese es el problema, que todos escuchan y no me caen bien.

B: ¿Qué pasó?

F: Nada, solo te quería molestar. Me gustaron las galletas que trajiste.

B: Son muy ricas. Las amo.

F: ¿Te gustaría almorzar conmigo?

Mí corazón se aceleró al pensar que iba a volver a salir con ese témpano de hielo. Quizás sería la oportunidad para hablar de lo sucedido aquella noche.

B: ¿A dónde me vas a invitar?

F: No te invito. Tengo una reunión en una horas y no quiero ir hasta mí casa  porque perdería el tiempo. Por eso prefiero comer en algún lugar cercano y pensé en tu compañía.

B: ¿Me estás utilizando?

F: Si no quieres ir, está bien. Puedo comer sola.

B: Solo estaba bromeando.

F: Te espero afuera.

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