Freen Is Daddy

Rutina

Después de una semana ausente y de casi ver la luz al final del túnel, Freen volvió a la oficina. Aún tenía mucha tos y estornudaba cada dos por tres. Retomó sus actividades siguiendo los horarios habituales. Al verla le pregunté

- ¿Estás mejor?

- Sí, un poco.

- Me alegro. Y bueno, tendrás que hacer todo lo que no hiciste en una semana.

- Adelanté mí trabajo desde casa. Por favor, me tenés que decir todo lo que hablaron de mí mientras estuve ausente.

- No dijeron nada.

- Seguro que si, conozco a esta gente.

- No, nada. Además, nadie te recuerda. Ni sabe que estás en esta oficina.

- Mentira, si me viven llamando para resolver los problemas que hacen los compañeros.

-No te miento porque yo nunca lo hago.

Los días transcurrieron de la manera más rutinaria posible. Ir y venir con tan solo dar un saludo. Algunos comentarios eran sarcásticos sobre mi vestimenta diaria o sobre mí tarea en la oficina.
Una de esas mañanas, uno de nuestros compañeros llegó con un paquete de galletas para compartir. Lo hicimos.

Estaba concentrada en mis notas y frente a la computadora resolviendo un problema y sin pensar tomé una galleta, iba a dar el último bocado cuando descubrí que Freen me miraba y sonreía. En ese momento me sonroje, también sonreí y le dije

- ¿Qué pasó?

- ¿Con qué?

- No sé, porque me estás mirando. ¿No puedo comer la galleta?

- ja,ja,ja es muy rara la forma en la que comes la galleta.

- ¿Qué tiene de raro?

- Es gracioso.

- Ya no molestes, estoy trabajando.

- Bueno, no te enojes. Solo me causó gracia verte comer la galleta.

- No soy un payaso.

- Ja, ja, ja.

- Después no me das ayuda cuando la pido, así que no me molestes que estoy concentrada.

- Bueno, bueno. Habló la "d-eficiente"

- ¡Basta!

Continué con mí tarea. No puedo ocultar que me llamó la atención que estuviera mirando la forma en la que como una galleta. Fue raro pero no le di mucha importancia.