"Yo siempre he relacionado al amor con la locura, con la vida y con la muerte; pero nunca con la cordura, y en lo de la cordura ni siquiera debiera meterme, la cordura no existe cuando se está enamorado, es una fuerza loca que te cambia la mirada y...
"Think I'll miss you forever Like the stars miss the sun in the morning sky" Summertime Sadness - Lana del Rey
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Entré a mi portal después de la agotadora fiesta de pijamas de "adolescentes" que nos habíamos montado en casa de Samantha. Saqué las llaves de casa con una sonrisa en la cara, feliz de poder haber disfrutado del día de ayer con alguien. Hacía muchísimo tiempo que no me sentía tan bien. Samantha me habia apoyado desde que éramos pequeñas, en todo momento, siempre había estado para mí en todo. Habían pasado muchísimas cosas que nos dejaron pensando a ambas. No sabía que necesitaba tanto esa fiesta de pijamas. Gracias a ella he podido reír a carcajadas en un pijama absurdo mientras hacíamos cosas absurdas. Había sido maravilloso. Abrí la puerta de mi casa y entré en ella para después cerrar detrás mía.
-¿Thor? Ya estoy en casa.
Le llamé bastante feliz. Había pasado menos de un día, pero le extrañé bastante. Viendo que no respondía, comencé a buscarle por toda la casa, mientras le llamaba más veces. Finalmente, comencé a extrañarme al no verlo por las habitaciones en las que revisaba. No estaba en sus lugares favoritos y tampoco escuchaba sus pasitos caminar. Revisé en todas partes, menos en mi habitación. Fui al lugar para ver la peor escena que me hubiera imaginado. Al verlo sentí que se me caía el mundo encima.
El hurón yacía en la alfombra, con los ojos cerrados mientras le salía espuma de la boca. Es una muy mala imagen que nunca hubiera querido ver. Comencé a llorar poco sin saber que hacer, mientras seguía pronunciando su nombre una y otra vez, tratando de reanimarlo, sin éxito alguno. No sabía que hacer en esta situación. Pasó un minuto, y yo seguía paralizada. Finalmente se me ocurrió llamar a alguien.
Encendí mi teléfono y busqué en él a la única persona que se me venía a la cabeza: Misho. Sabía que él tenía mascotas, o al menos lo suponía. De todas formas, en ese momento no pensé en eso, solamente escribí el nombre de la primera persona que me vino a la cabeza. Lo llamé, extremadamente alterada por la situación, respirando entrecortadamente y rezando para que contestara.
-¿Sí?-escuché su voz al otro lado de la línea, una voz que en otro momento me hubiera hecho sonreír, pero que ahora mismo no me alegraba en mucho.
-Misho, Misho, Misho...-dije con la respiración agitada y con visible ansiedad-Thor, Thor...
-¿Alma? ¿Qué ha pasado?-su voz se notaba un tanto preocupada por mi tono.
-Joder ven ya, por favor.-respondí mientras decenas de lágrimas caían por mis ojos.
-Ahora mismo estoy ahí.
Cortó la llamada. Me senté junto a Thor mientras me tapaba los ojos y dejaba las lágrimas brotar por ellos y resbalar por mi piel. No podía ser esto posible. No me lo podía creer. Respirar se hacía más difícil por cada segundo que pasaba. No podía soportarlo más. Cerré los ojos, abrumada, y me apoyé en la pared, dejando el peso de mi espalda caer sobre ella.
