"Yo siempre he relacionado al amor con la locura, con la vida y con la muerte; pero nunca con la cordura, y en lo de la cordura ni siquiera debiera meterme, la cordura no existe cuando se está enamorado, es una fuerza loca que te cambia la mirada y...
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Me lavé las manos mirándome en el gran espejo de la casa. Rodeado con luces led, vi mi imagen a través de él. Sonreí, me lo estaba pasando muy bien por el momento, y me estaba encantando conocer a gente nueva. Intenté secarme las manos mojadas con un secador de manos, el cual tras tratar entender el funcionamiento de la máquina, acabé sacudiéndolas para secarlas, ya que era muy complicado para mí.
Salí del baño y me encontré de cara con Andrea, que se disponía a entrar. Ella me miró de arriba a abajo, juzgándome con mala cara, para después caminar hacia dentro del baño dándome un pequeño empujón. Solté una pequeña risita ante su comportamiento inmaduro y fui a mi hamaca, con las chicas, Nil y Misho.
Mientras me acercaba noté como todos estaban absortos en la conversación, a excepción del peliblanco, que no me quitaba la vista de encima mientras caminaba hacia el lugar. Una sonrisa pícara se escapó de sus labios, para después sacudir la cabeza y apartar la mirada. Me coloqué a su lado, sentándome entre él y la argentina, que me había guardado el sitio gustosa.
La chica me sonrió al verme y continuó conversando con Nil divertida. Intentaba prestar atención a la conversación, pero noté mi pierna rozando levemente con la del búlgaro. Me giré hacia él y se me quedó mirando.
- ¿Quieres algo de beber?- preguntó él sin apartar su vista de encima mía y sin romper la distancia.
- Traeme una cerveza- asintió para levantarse y caminar.
Traté de seguir la conversación, pero no me enteraba de lo que estaban hablando. Decidí ir a donde se encontraba Misho. Lo vi de espaldas, esperando a que le dieran lo que había pedido. Su espalda era enorme, decorada con tatuajes preciosos. No pude evitar quedarme mirándolo sorprendida, la verdad es que imponía bastante, aunque ya lo conociera de hace algo de tiempo. El chico le entregó las bebidas y éste agarró con cada mano un botellín de cerveza, para después girarse y verme allí. Sonrió para después entregarme uno de ellos.
- ¿Ya me extrañabas?- me pegó una pequeña palmadita en la cabeza burlescamente. Rodé los ojos ante su gesto.
- Vine a ver que no te comieras una nube por accidente, digo, como eres un puto gigante.
Él soltó una risa. Acabé uniéndome a él sin saber por qué, supongo que iba algo contentilla debido a lo que había estado bebiendo. Pronto, le cambió la cara. Me giré, mirando hacia la dirección que éste tenía posada la mirada, y vi que era la rubia. Le miré a él de nuevo, que no le quitaba su mirada triste de encima.
- ¿Todo bien?- pregunté. Él se giró y sacudió la cabeza, mirándome de nuevo.
- Sí, sí, todo bien.- una vez dicho eso, me agarró del costado, haciendo que se me erizara la piel por su contacto inesperado.- Vamos con estos.- señaló hacia la piscina, donde estaban las dos chicas y Nil, yo simplemente asentí.
Comenzamos a caminar. Por alguna razón él no me quitaba la mano de encima. Finalmente se separó de mi para ir a dejar su teléfono. Dejé la cerveza sobre una mesa cercana y comencé a revisar el mío. Vi una foto de Samantha en la playa, que había subido en sus historias de Instagram. Su melena castaña ondeaba por la brisa marina, y su piel visiblemente morena por las horas de sol brillaba con el atardecer.Sabía que le encantaba ir.En cambio, yo lo odiaba. Éramos muy diferentes, a decir verdad.
Noté como alguien me agarraba bruscamente y me elevaba del suelo. Solté un grito al notar que mis pies no tocaban ninguna superficie, y comencé a patalear en el aire.
- No te vas a escapar.
Dicho eso, el búlgaro saltó conmigo en brazos a la piscina, pillandome completamente de imprevisto. Al salir de la piscina, aún en sus brazos, escupí algo de agua que había tragado. Él comenzó a reirse al ver mi pelo enmarañado que me cubría la cara.
- Eres un pedazo de cabrón.- pronuncié enfadada. Él solo se continuó riendo sonoramente. -Me vengaré de ésta.
Me ignoraba completamente. Sólo continuaba ríendose. Me di cuenta tras unos minutos que seguía en sus brazos. Traté de zafarme de su agarre, sin éxito.
- ¿Venganza?
Dicho eso, me sumergió bajo el agua junto a él, sin previo aviso. Al salir le miré con la boca abierta, cogiendo aire. Le revolví el pelo y conseguí salir de esa prisión de músculos, mientras él seguía ríendose. Nuestro grupito se acercó a nosotros.
- Che, nos vamos a jugar a un juego que propuso el pibe de allá, ¿se vienen?- la argentina propuso la idea, señalando a un chico que estaba por ahí mirando hacia nuestra dirección, junro con sus amigos.
- Venga, va.
Misho se alejó, siguiendo a la chica salir del agua. Pude notar como las miradas de los presentes por allí se clavaban en su figura. La verdad es que era impresionante como conseguía captar la atención de todo su alrededor simplemente con su presencia, al contrario de mí, que siempre pasaba desapercibida entre la multitud.
La pelirroja los siguió también, y yo hice lo mismo. Nil se puso a mi lado y me brindó una sonrisa.
- Sí, he ido al psicólogi y toda la mierda y creo que estoy mejor. Retomaré los directos pronto, he estado algo inactiva.
- El Misho está algo jodidillo también.- respondió él, yo le miré extrañada.
- ¿En serio?
- Sí, se lesionó del hombro en la Velada, no pudo acabar la pelea, apenas la empezó.
Le miré confundida y sorprendida a la vez, había estado tan desconectada de las redes en este tiempo que no sabía que él había peleado. Ibai me invitó a ir, pero no fui porque estaba en un mal momento mentalmente, y rechacé la oferta amablemente, por lo que no la vi.
- ¿Misho peleó en la Velada? No tenía ni idea.
- Sí, ha estado algo tocado, pero creo que está mejor, ya ha pasado algo más de un mes.- me sonrió y no llegué a contestarle, ya que llegamos junto al grupito de chicos que habían propuesto la idea de jugar.
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Otro capítulo porque ando inspirada.
Espero que os vaya gustando el fanfic, son ya muchos capítulos escritos a decir verdad. ¿Qué tal lo veis?
