| 𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐗𝐗𝐕 |★

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"Here comes the sun"
Here Comes The Sun - The Beatles

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Veía como Misho a mi lado se retorcía levemente viendo la película

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Veía como Misho a mi lado se retorcía levemente viendo la película. Me había dejado elegir personalmente lo que íbamos a ver, así que puse una de terror. Miré hacia él divertida, viendo su cara de espanto y cómo saltaba levemente cuando había un jumpscare. No pude evitar soltar una leve risita viendo como a un hombre tan grande le podían asustar cosas como las películas de miedo, que tanto me encantaban.

El búlgaro se giró hacia mí y alzó una ceja, mirándome acusadoramente mientras mi risa iba aumentando. Comencé a reírme descontroladamente.

- ¿De qué te ríes idiota?- la pantalla se iluminó con luces blancas y hubo otro jumpscare, éste volvió a saltar un poco de nuevo.

- ¿Cómo te puede asustar esto?- seguí riéndome a carcajadas, no podía parar. El de ojos azules rodó los ojos.

- No me asusta.

- Si pegas otro salto de esos vas a acabar siendo campeón de los juegos olímpicos.- seguí riéndome descontroladamente, la situación me parecía muy graciosa.

- No digas gilipolleces, no tengo miedo a nada.- apartó su mirada de mi, prestando atención de nuevo a la película.

- Sí le temes a la anciana del vestido blanco, tiemblas y todo cuando la ves.

- Cállate.- se giró para mirarme serio de nuevo, en un intento de parecer amenazador.

- Ñiñiñiñi.- me burlé, haciendo gestos con las manos.

Sin esperarlo, el búlgaro puso su mano detrás de mi nuca y me empujó hacia él, uniendo nuestros labios en un beso. Abrí los ojos sorprendida. Las risas habían cesado. Estaba en shock. Poco después se separó de mí, mirándome con sus grandes orbes azulados con una sonrisilla socarrona.

- ¿Te ha comido la lengua el gato?- dijo él, manteniendo esa sonrisa.

- Imbécil.

Una vez dicho eso le tomé de la camisa y le empujé hacia mí, cosa que sorprendentemente funcionó debido a que estaba completamente desprevenido. Abrió los ojos con sorpresa y yo simplemente me abalancé, uniéndonos en un segundo beso. Tras reaccionar, el búlgaro puso sus manos en mi cintura, tomándola para atraerme junto a él aún más. Este fue más largo que el anterior. Tras tomar aire, nos separamos y me quedé mirándo sus ojos hipnotizada. Variaban entre tonos azules. No pude evitar sonreir.

- Eres preciosa.- puso un mechón de mi pelo, que estaba recogido detrás de mi oreja, acariciando mi tez. Me revolví un poco en mi asiento, separándome de él con una vergüenza notable, cosa que hizo que él comenzara a reírse de nuevo.

𝐕𝐈𝐍𝐓𝐀𝐆𝐄 ★ 𝘔𝘪𝘴𝘩𝘰 𝘈𝘮𝘰𝘭𝘪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora