Narración en primera persona: Sanemi
Existían pocas personas que habían sido capaces de congeniar conmigo, pero ninguna como ella. Cuando me dí cuenta, no recordaba como era mi vida antes de conocerla, sólo sabía que estaba hundiéndome y que necesitaba que alguien me sacara de ese mar oscuro.
A mis ojos, todo de ella era la definición de la palabra perfección, una mujer hermosa y amable que quería que fuera mía para siempre.
Habíamos estado comiendo y tomando vino casi por una hora y ella comenzaba a sentirse un poco mareada, pero no al punto de estar ebria como las veces anteriores, ella había aprendido a controlarse con el alcohol.
- Sanemi, ¿Qué tal si después de esto vamos a mi casa?. Puedes quedarte a dormir -
Sanemi: Bien - Dije al tomar un sorbo del vino de mi copa
- En verdad es un lindo restaurante, no creí que serías el tipo de persona romántica -
Sanemi: No soy nada romántico, creo que lo has notado - Respondí con una expresión indiferente - Como sea, me sigue sorprendiendo que no hayas tenido a nadie más antes de mí -
- Deja de sorprenderte, no es tan malo -
Sanemi: Me refiero a que eres demasiado amigable como para que alguien no te haya puesto el ojo antes -
- No hablaba con nadie y nadie hablaba conmigo, por eso nunca tuve un novio o grandes amigos -
Sanemi: Ya veo... - Dije al mirar sus ojos
- ¿Qué hay de tí?, supongo que tú tuviste más suerte que yo en tu etapa escolar -
Sanemi: Tuve algunas parejas, pero no duró mucho, mi mal genio y las cicatrices no ayudaron, así que todo terminaba a las semanas -
- No somos tan diferentes, ¿Verdad? -
Ella sonreía cada vez que decía algo que podía sonar triste, como si intentara calmarme con ese rostro tan lindo que tenía. Tenía una especie de instinto por lograr que nadie estuviera triste, me recordaba tanto a Genya cuando era un niño.
Sanemi: Ahora sé porque le agradas a las personas -
- Ah... ¿Enserio?, ¿Por qué crees que sea? - Respondió un poco sorprendida
Sanemi: Sonríes para cualquiera para que confíen en tí... funciona muy bien -
- Es un hábito, lo hago aunque no esté feliz, tengo que transmitir confianza - Dijo al encogerse se hombros - Pero... Cuando estoy contigo, no hace falta fingir porque me haces muy feliz -
La ví atentamente en completo silencio por algunos segundos, hasta que solté una pequeña risa y bajé mi mirada.
Sanemi: Mierda, quiero besarte ahora mismo -
Ella sonrió mientras sus mejillas se tomaban un poco rojas a causa de mi comentario. Tomé su mano y la entrelacé con la mía, miré atentamente como ella temblaba un poco y sonreí un poco al sentir lo cálida que su mano se sentía junto a la mía.
Había dejado de creer en la posibilidad de la perfección en una persona, incluso en mí mismo intentando ser el hermano y hombre perfecto, pero cuando ella me miraba a los ojos, cuando sonreía, cuando hablaba o las veces en las que se molestaba... podía darme cuenta que incluso sus imperfecciones eran perfectas para mí.
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Amor de la vieja escuela - Sanemi x Tú
RomanceDicen que la vida de un maestro suele ser aburrida después de terminar sus clases pero, ¿Qué es lo que sucede cuando alguien comienza a hacer que eso se convierta en algo mejor? _________ Akaishi es una doctora de 22 años que consiguió la oportunida...