Capitulo 14

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Narración en primera persona: __________ Akaishi

Mientras iba de regreso a casa, no podía pensar claramente, toda mi mente se inundó de aquellas palabras que Genya me dijo. Él estaba enamorado de mí y yo estúpidamente no me dí cuenta de todas aquellas señales que me enviaba con esos regalos, fuí tan ingenua al creer que solo eran detalles por ser buenos amigos.

Había una cosa que me mantenía sobre pensando la situación y era la preocupación al suponer que alguien lo había escuchado decir todo lo que sentía dentro. Si eso sucedía, era probable que sería despedida por estar con un niño y no tendría como pagar mi departamento, comida y cuentas.

Sobre pensar las cosas se sentía como una maldita basura, estar preocupada por un problema a tal punto que no podía pensar en otra cosa hasta solucionarlo era una mierda. Habían personas como Sanemi que podían tener un gran problema, pero mantenían la calma lo más posible y terminaban por solucionarlo sin tener que estresarse, pero yo era todo lo contrario y cada vez que sucedía algo que me mantenía pensándolo durante días, mi mente explotaba.

Ahora, no podía mantener mi cabeza alejada del problema por más que lo intentara distrayéndome intentando contar autos, ver mi celular o incluso pensando en una receta de cocina.

Me cuestionaba a mí misma con pensamientos del tipo: ¿Había sido demasiado dura?, ¿Lo lastimé con mis palabras?, ¿Debería decirle a Sanemi?. Sentía incluso que no iba a poder verlo a la cara sin pensar que lo había herido.

Me mantuve así todo el tiempo hasta que llegué a mi departamento sin darme cuenta. Al estar frente a la puerta, respiré hondo y sacudí mi cabeza intentando poner los pies sobre la tierra, entré a mi hogar y prendí el televisor para tratar de distraerme un poco.

Me recosté sobre mi sillón, me quedé mirando al techo por minutos mientras pesaba nuevamente en todas las palabras de Genya, hasta que el sonido de un mensaje en mi teléfono me hizo reaccionar.

"Pasaré por tí a las 05:00 pm, iré a recoger algo antes"
- Sanemi

Sonreí instintivamente al recordar que estaría con él esta noche, pero mi sonrisa desapareció al pensar que Genya estaría solo y completamente decaído por culpa mía.

Traté de analizar un poco la situación y pensé que quizá podría hablar con él nuevamente y aclarar mejor las cosas para volver a ver la sonrisa de ese niño. Con una mayor determinación, me levanté del sillón y comencé a arreglarme para el baile de esta noche.

Al cabo de unas horas, estaba completamente lista, incluso había terminado antes de que llegara Sanemi. Él no tardó mucho en llegar, tocó mi puerta y rápidamente la abrí.

- Estoy lista, Sane... Oh, buen día, señor -

Quien estaba detrás de mi puerta no era Sanemi, en realidad se trataba del dueño del edificio, quien llevaba algunas cartas en sus manos. Era un hombre un poco viejo y con un rostro de poco interés, pero amigable a su forma.

Arrendador: Buen día, Akaishi - Dijo mientras pasaba una carta tras otra en sus manos - Llegó correo al edificio y uno es para tí, solo vine a entregártelo porque no lo recogiste en la mañana, como todos los inquilinos lo hacen -

- Ya veo, se lo agradezco - Sonreí al recibir la carta

Arrendador: Sí, está bien. La próxima vez ven a recogerlo a mi oficina -

- ¡Claro!, disculpe las molestias -

Cerré la puerta y miré aquella carta, ví el nombre de remitente y me dí cuenta que era del hospital al que había enviado una solicitud. Mis nervios se dispararon al instante, no esperaba recibiría hasta dentro de algunas semanas más, pero decidí abrirla sin esperar más tiempo.

Amor de la vieja escuela - Sanemi x Tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora