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Jo era una persona tranquila y de pocas palabras, a la que no le gustaba estar solo.

Tuvo la suerte de nacer en una familia amorosa, con un hermano poco años mayor que él, quien lo vio una vez, siendo un bebé todo rosa y arrugado, y nunca más se separó de su lado. Jo jamás podría terminar de agradecérselo.

El problema estaba en que Jo no era precisamente un capo haciendo amigos. Por alguna razón que no comprendía aún, atraía gente... por decirlo de alguna forma, indeseable, y por su naturaleza silenciosa le costaba mantener el interés de las personas que trataban de conocerlo.

Jo sabía que se había vuelto dependiente de su hermano mayor y eso no estaba bien. Riki pronto se iría del colegio y estaría solo en ese lugar lleno de gente desconocida por dos años enteros. La idea no le emocionaba mucho, pero no podía hacer nada por evitarla. Ahora tenía que centrarse en sobrevivir sin la presencia constante de su hermano mayor, algo que sonaba mucho más fácil de lo que era.

Fue por eso mismo que, cuando un domingo por la tarde Riki le confesó que se sentía atraído por uno de sus compañeros de clase, un tal Heeseung, Jo vio su oportunidad (excusa, mejor dicho), el empujoncito de fuerza de voluntad que le faltaba.

Riki tenía que ir a por aquel chico y él no podía estar en el medio.

El lunes por la mañana, Riki se llevó la sorpresa de su vida cuando su hermanito le pidió (exigió) que no comiese con él ese día.

El pobre hombre casi se muere de un infarto creyendo que había hecho enojar a su hermano de alguna forma, hasta que este le explicó que "debía aprender a estar sin él, ya que en menos de un año ya no lo tendría todo el tiempo a su lado". Si bien Riki casi se pone a llorar por lo que escuchó, terminó aceptando con la condición de que lo llamaría si sus compañeros de clase se atrevían a acercarse de nuevo.

Ahora faltaban poco más de un minuto para el almuerzo y Jo se estaba comenzando a arrepentir de su decisión.

Estaba seguro de que quedarse solo no era una opción, pero ahí surgía otro problema: ¿con quién se suponía que iba a estar si su hermano estaba en quién sabe dónde cortejando a un tipo que Jo ni conocía? Su lista de amigos se reducía a... cero, y con ello sus posibilidades también.

Por un segundo pensó en su compañero de clase, aquel chico con el mismo nombre de su hermano, pero lo descartó rápidamente al recordar lo rápido que se iba de clase apenas el profesor los dejaba salir, de seguro tenía cosas que hacer y no lo quería perturbar.

Su (única) alternativa vendría a ser aquel chico al que su hermano le enseñó física tan solo unos días antes, Sunghoon. Riki se ofreció a enseñarle y le dio su comida, por ende el chico tenía que amigo de su hermano y por ende, era una buena persona, Riki no se juntaba con gente mierda.

Probablemente, este chico también tenía cosas que hacer... y Jo lo sentía mucho.

Recordaba haber visto "4to 1" en las etiquetas de los libros de Sunghoon, por lo que encontrar la clase en donde tenía sus clases habituales no le tomó más que unas cuantas preguntas a Maki.

En este preciso momento, a segundos de la campana de inicio del almuerzo, Jo se encontraba parado a unos pasos de la entrada de aquella sala, después de que su profesor los dejase salir un poco antes.

Estaba considerando seriamente darse la vuelta y regresar por donde vino, estar solo un día no podía ser tan malo,  cuando la figura del peliplata [no me acuerdo si puse a Sunghoon peliplata acá, ignoren eso si no lo hice] apareció en su campo de visión. Al parecer a alguien más lo dejaron salir antes de la campana.

Jo pudo leer curiosidad genuina en los ojos de aquel chico un año mayor que él al verlo parado en medio del pasillo.

— ¿Jo? — habló el mayor, antes de que el chiquillo pudiese huir de la escena. — ¿Qué haces aquí?

[ Gotcha! : HeeJake ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora