[ Gotcha! : HeeJake ]

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Heeseung corría con todas sus fuerzas hasta la maldita cafetería en donde Jay lo había citado. No podía llegar tarde, no a esto.

No tenía idea de qué estaba haciendo ahí, no había pasado tanto tiempo desde la gran pelea que hubo en el chat, tan solo unos días, los suficientes para octubre se convierta en noviembre, pero no iba a quejarse. Si tenía una oportunidad de disculparse con Jay de nuevo, la tomaría de inmediato.

Apenas recibió el mensaje de Jay indicándole que vaya pronto a la cafetería en donde solían ir los cuatro en grupo, pues quería que se vieran a las 3 en punto, dejó todo lo que estaba haciendo y salió con las mismas, ya que no quería llegar tarde. Se suponía que había salido con suficiente tiempo de antelación, un taxi en un día normal debería ser capaz de llevarlo hasta allá desde su casa en quince minutos, pero esta vez había demasiado tráfico.

Eran las 3:05 y él seguía atorado a seis cuadras del lugar, no había manera de que siguiese esperando a que algo se moviese en aquella maldita calle, por lo que le pagó al taxista lo que le debía y salió corriendo como si su vida dependiese de ello.

Cuando llegó, todo agitado y comenzando a sudar, vio a Jay sentado tranquilamente con su teléfono en la mano, en aquella mesa al lado de la ventana, perfecta para los cuatro, que hacía tiempo habían denominado como "su favorita".

— Llegas tarde. — fue lo primero que dijo Jay cuando Heeseung se acercó a la mesa, sin siquiera sacarle la vista a su teléfono. Heeseung murmuró una disculpa algo penosa por su falta de aire en lo que se sentaba en una de las sillas frente a él.

Jay no subió la mirada hasta que terminó de escribir lo que sea que estuviese escribiendo en su teléfono, algo por lo cual Heeseung no se quejó. Cuando finalmente lo hizo, se quedó mirando a Lee, esperando a que diga algo, pero como este no mostraba intenciones de hacerlo, Jay soltó un suspiro y habló.

— Hola, Heeseung. — dijo con simpleza, en un tono casi formal que hizo a Lee tragar saliva con pesadez.

— Hola, Jay... — casi murmuró en respuesta. — no esperaba... que quisieses verme tan pronto.

— Yo tampoco, la verdad, pero no es porque "quiera verte", es más por el hecho de que encontré algo y bueno, ¿qué te puedo decir? No puedes aplazar nada por siempre, sobre todo si la "deadline" está tan cerca. — Heeseung no terminó de entender lo que dijo el americano.

— ¿Qué es exactamente?

— Bueno, últimamente estoy ocupado viendo qué tanta mierda tengo en el departamento, para ver qué llevar, qué dejar y todo eso... cuando encontré algo que compré para ti hace unos meses. — comenzó a explicar Park, mientras tomaba la caja blanca que había estado -sin que Heeseung lo haya notado- descansando en la silla al lado suyo. — me enteré de que tus audífonos se rompieron a mitades de agosto, así que te compré estos... cuando llegaron me arrepentí, no me sentía listo para mirarte a la cara de nuevo y terminaron escondidos en un rincón del closet lleno de tonterías que compro por internet cuando me aburro. Lo encontré hace unas dos horas y como no quiero que sigan agarrando polvo ahí adentro, te pedí que vinieras para dártelos. — concluyó, mientras extendía la caja hacia el otro, quien lo miraba tratando de no llorar.

Heeseung no había comprado audífonos nuevo y felizmente que no, pues de haberlo hecho estos habrían acabado olvidados en un rincón -o quizás en la basura- y reemplazados por estos.

Tomó la caja en donde estaban con las con las manos temblorosas, agradeciéndole a Jay, quien no decía nada.

— Jay, de verdad, muchas gracias... no debiste.

— Nope, definitivamente no debí, pero lo terminé haciendo. — respondió Jay, en un tono juguetón que Heeseung reconoció al instante. Esto lo hizo sonreír. — Debo dejar de ser tan impulsivo supongo.