[ Gotcha! : HeeJake ]

29.25

Heeseung contuvo la respiración cuando Jake tomó el teléfono entre sus manos y lo dejó en el suelo, al lado suyo.

Jake lo estaba mirando tan intensamente que creyó que se le abriría un hueco en la frente.

— Me lo han dicho un par de veces... — consiguió decir, alejando un poco su torso instintivamente a medida que Jake se acercaba.

— Es una lástima que no sea el primero.

Heeseung sintió una mano, bastante más tersa de lo que se esperaba, tomar la suya. Si bien antes estaba en una batalla interna para ver si se dejaba hacer o si le daba un manotazo y se iba de ahí, ahora se veía más inclinado a ir por la primera.

El tacto de Jaeyoon era suave, casi dulce. Aparte, no estaba en condiciones de negar lo bonito que se veía el australiano, sobre todo desde donde estaba. Se veía tan tierno de esa forma que le daban ganas de abrazarlo.

Aquello se mantuvo hasta que sintió la mano de Jake en su mejilla. Fue ahí que Heeseung decidió que era hora de ponerle un "alto" a toda esta situación... aunque ese "alto" no estuvo vigente por mucho tiempo.

— Heeseung, por favor, déjame besarte.

A Heeseung se le fue el alma al otro mundo en ese momento.

No supo por qué o cómo es que aceptó, solo podía saber que ahora tenía los gruesos labios del extranjero pegados a los suyos.

[...]

— Por favor, prométeme que la vas a cuidar, Sakura. — pidió, prácticamente rogó Jay, mientras miraba a la mejor amiga de Kazuha.

Del grupo de amigas de Kazuha, solo Sakura seguía sobria. Nakamura había quedado fuera del juego a media hora de llegar a la fiesta y pronto le siguieron Yunjin y Chaewon.  Sakura había tomado, sí, pero muchísimo menos que las demás.

No es que Jay se encontrase muy feliz con la idea de dejar a su mejor amiga en ese estado, pero no tenia de otra. No sería mucho tiempo al fin y al cabo. Solo iría, comprobaría el estado de Jaeyoon, si estaba muy mal lo traería consigo y volvería a seguir cuidando de Kazuha. Solo necesitaba un poco de ayuda.

— Voy a cuidarla tanto como pueda, Jay.

— No me digas esas pendejadas, dime sí o no. Si no puedes, buscaré a alguien más, solo dame una respuesta concreta.

— Lo haré.

— Bien, en ti queda esto.

Park se levantó de su asiento tan rápido como pudo y comenzó a abrirse camino entre las personas, para así poder llegar hasta la entrada, aunque su velocidad pasó de 100 a 0 cuando finalmente llegó.

Realmente no se esperaba aquello...

No se esperaba que, al asomarse por la puerta entreabierta, se encontraría a su mejor amigo besando a (o siendo besado por, mejor dicho) Sim Jaeyoon. Al parecer el "ángel de 4to" estaba mucho mejor de lo que se esperaba.

En el fondo, Jay sabía que algún día Heesueng aceptaría que no era del todo hetero, pero definitivamente no estaba preparado para que ese día fuese hoy.

Apretó la mandíbula con fuerza, mientras se alejaba de la puerta para no llamar la atención de nadie. Heeseung merecía tanta privacidad en este momento como fuese posible, no necesitaba que haya veinte cabezas asomándose a ver qué pasaba ahí afuera.

Ahora que aquello estaba hecho, Jay necesitaba irse. Necesitaba ir al baño o a algún lugar "tranquilo" donde poder respirar, pues en este momento se sentía sofocado. Sentía sus ojos picar y su pecho arder, pero tenía que mantener la compostura, no debía ser notado por nadie.

No se permitió llorar más que cuando pudo encerrarse en el baño de invitados de la casa. Finalmente estaba solo en una habitación, sin nadie que lo pueda ver y sin nadie que lo pueda escuchar.

Se sintió patético por lo que estaba haciendo, no más que una broma mal contada.

Hace un año exactamente había jurado ante todo que ya no sentía nada por él, que aquella admiración había sido momentánea y que ya había pasado la página. En ese año conoció a tanta gente, tantas personas que podrían haber llamado su atención, pero que no lo hicieron porque Park solo tenía ojos para una persona, Heeseung.

Aquella cuenta candado era la única prueba de sus mentiras. Nadie sabía de su existencia y nadie nunca lo sabría, pues nadie debía saber que había estado llorando en secreto por su mejor amigo, llorando por el amor que él nunca iba a darle.

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Jay se miró en el espejo, se veía ridículo.

Se apresuró a mojar su rostro con agua fría, tratando de quitar los restos de hinchazón en sus ojos antes de salir.

Sus problemas podían esperar, Kazuha era más importante que ellos.