Donde Draco intenta que le guste la familia de Harry y a nadie le gusta Umbridge

23. 3 de Abril, miércoles: El Escuadrón Inquisitorial

"Esto es una pesadilla", declaró Hermione mientras el trío miraba el aviso recién colgado. Incluso entre los muchos otros, era fácil encontrarlo, porque era más grande y brillante, perfecto para que Umbridge anunciara su nueva condición de directora. 

Harry asintió con la cabeza. Lo sabía desde la noche anterior, después de que Dumbledore se hubiera dado a la fuga y hubiera dejado a un furioso Ministro, ansioso por dejar que Umbridge ocupara su lugar, pero verlo en la pared de algún modo lo hacía definitivo, hacía que todo lo que había pasado fuera real. Una auténtica pesadilla.

"Dumbledore no se quedará fuera mucho tiempo", dijo Ernie por quinta vez. Se había unido a ellos después de la clase de Herbología para escuchar la versión de Harry. "Ya verás, muy pronto volverá".

Resopló Ron. "Desde luego eso espero, estoy harto de ver la expresión de suficiencia de ese pe-".

"No quieras terminar esa frase, Weasley", llamó una voz elegante que sobresaltó a Harry, porque hacía tiempo que no oía el tono de superioridad en ella, no burlón ni juguetón, sino frío y satisfecho.

Draco bajaba las escaleras con aire regio, seguido de cerca por Crabbe y Goyle. Era como si retrocediera dos años, si no fuera por su estatura y la pequeña constelación que aún llevaba prendida en la túnica, justo al lado de una "I" plateada que antes no estaba allí.

Por el rabillo del ojo, Harry vio que Ernie le lanzaba una mirada de lástima. Había corrido como la pólvora entre los miembros de la fiscalía que no sólo Draco había estado saliendo con Harry, sino que además lo había vendido a Umbridge.

"Vete a la mierda, Malfoy", murmuró Ron sombríamente. Anoche había estado furioso, paseándose por la sala común mientras Hermione y Harry sólo compartían miradas silenciosas. Harry sospechaba que Hermione sabía la verdad, pero aún no había confirmado nada.

Los ojos plateados de Draco pasaron por encima de Harry y se clavaron en el pelirrojo, su boca se estiró en una sonrisa. "Me temo que tendré que quitarle algunos puntos a Gryffindor por eso", dijo en el mismo tono que una vez hizo hervir la sangre de Harry.

"Los prefectos no pueden quitar puntos a otros prefectos", saltó Ernie, con las manos cerradas en puños mientras miraba como dagas a Crabbe y Goyle, cuya única respuesta fue parpadear como niños cansados. 

La blanca sonrisa de Draco creció de una forma que siempre había significado cosas malas, pero Harry no pudo evitar sentir que se le revolvía el estómago de lo mucho que le gustaba. "Los prefectos no pueden quitar puntos a otros prefectos", dijo, con voz clara y mordaz. "Pero los miembros del Escuadrón Inquisitorial..."

"¿El qué?", interrumpió Hermione, con las cejas fruncidas en una mezcla de irritación e incredulidad. Harry podía notar que ella estaba actuando hostil a propósito, quizás siguiendo también su papel, pero sabía que ella también estaba dudando de las acciones de Draco.

"El Escuadrón Inquisitorial, Granger", dijo Draco con altanería, señalando la 'I' plateada prendida en su pecho con un dedo pálido. "Un grupo de alumnos selectos elegidos a dedo por nuestra directora. Así que, ahora que estamos de acuerdo, te quito cinco puntos de Gryffindor por tu comentario sobre nuestra Directora, Weasley, cinco puntos de Hufflepuff por hablarme," frunció el ceño hacia Ernie por un momento y luego se encogió de hombros, "quienquiera que seas, y" se volvió hacia Harry con una mueca de desprecio, "cinco puntos por mirarme fijamente, Potter..." 

Harry sintió que se le sonrojaba la cara, apretó la mandíbula y se mordió el labio para evitar que se le moviera. Por las miradas que estaba recibiendo de Ron y Ernie, estaba seguro de que pensaban que estaba intentando no tomar represalias. Draco sólo le sonrió, porque sabía lo que Harry estaba haciendo en realidad, y, como para facilitarle las cosas, giró sobre sus talones y se alejó.