8. 9 de Septiembre, sábado: Reto

775 106 12
                                    

“Draco vendrá a ver nuestra práctica más tarde”, comentó Harry mientras se servía unas tostadas de la mesa de Gryffindor. El desayuno se servía temprano a las 8 todos los días, pero durante los fines de semana permanecía hasta las 10, en caso de que los estudiantes decidieran dormir un poco más. Y resultó que muchos de ellos lo hacían. “Quiero decir, siempre lo ha hecho junto los demás Slytherins, así que no es realmente diferente de lo habitual”.

“Creo que es muy diferente, amigo”. Ron levantó la vista de sus huevos y tocino, repentinamente luciendo un poco inseguro. “Sobre la práctica, ¿crees que podríamos reunirnos antes y practicar un poco? Es mi primera práctica como Guardián y, ya sabes…”

Harry inmediatamente amó la idea. “Sí, por supuesto. Vamos después del desayuno”.

Eso complació a Ron, pero no a Hermione, quien se burló de ellos con desaprobación. “¿Deberías estar perdiendo el tiempo así? ¿Debo recordarles a ambos están atrasados con la tarea?”

“No estoy tan atrasado”, dijo Harry, porque no lo estaba. Tenía un montón de trabajo, seguro, pero había vuelto a su tamaño normal después de que empezó a trabajar con Draco. Abrió la boca para decir eso cuando algo más le llamó la atención. “¡Ah, Hermione, mira!”

El correo de la mañana había llegado, una de las lechuzas se separó del resto para aterrizar en la mesa junto a ella para entregar el Diario El Profeta. Mientras la chica colocaba los knuts en la pequeña bolsa que llevaba la lechuza, Ron y Harry compartieron una sonrisa para celebrar su distracción. Pero luego Hermione abrió el periódico y su rostro se puso pálido. “Oh, no”, soltó, sin esperar a que preguntaran antes de mostrarles a ambos la primera página.

A Harry se le hundió el estómago cuando reconoció quién estaba en él.

“Alguien les avisó que Sirius estaba en Londres”, leyó Ron en voz alta, y luego los miró seriamente. “¿Crees que lo alguien delató?”

“No”, dijo Harry con seriedad. “Fue Lucius Malfoy. Lo reconoció en el andén”.

Hermione se quedó boquiabierta. “¿Él lo hizo?”

Harry asintió, mirando a los lados para comprobar que nadie los estaba escuchando. Pero no había peligro, la mesa estaba casi vacía. “Vio a canuto y le dijo a Draco que era él”.

Sus amigos compartieron una mirada como si no creyeran. “¿Y Malfoy te lo dijo?” preguntó Ron.

“Harry, no le dijiste nada, ¿cierto?” susurró Hermione, sonando preocupada “¿Acerca de Sirius?”

Harry no pudo evitar fruncir el ceño. “No, Hermione, no lo hice. Me vio con él y pensó que debería decírmelo”.

Hermione tarareó. “Bueno, lo que está claro es que ya no puede salir de la casa”. Ella frunció los labios. “Dumbledore le advirtió que no lo hiciera. Debería haberlo escuchado”.

Permanecieron en un profundo silencio hasta que Ron se inclinó hacia adelante para tomar otra porción de tocino y Hermione le resopló. Harry los vio discutir, comiendo su tostada. Tendría que decirle a Sirius que Lucius lo había identificado, pero enviar otra carta podría ser demasiado arriesgado. Le había enviado uno la semana pasada, y Filch casi lo atrapa.

“Creo que deberíamos comenzar con el ensayo de Sprout”, comento Hermione una vez que terminaron. “Y entonces- ¿A dónde van?” siseó cuando se pusieron de pie.

“A practicar”, respondió Ron, empujando a Harry para que comenzara a caminar. “¿Quieres venir?”

Hermione los siguió, solo la mesa los separaba de su irritación. “¿Ustedes dos hablan en serio? Ambos están muy atrasados en la tarea, y este no es un año para holgazanear. Tenemos los TIMOs”.

Donde Draco intenta que le guste la familia de Harry y a nadie le gusta UmbridgeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora