Donde Draco intenta que le guste la familia de Harry y a nadie le gusta Umbridge

26. 18 de Mayo, sábado: Un gran problema

El último partido de la temporada de quidditch encontró a un equipo de Gryffindor que había sufrido grandes pérdidas. La broma final de Fred y George les había valido la admiración y había levantado el ánimo de todo el castillo, pero su baja significaba ahora que Gryffindor había perdido a sus golpeadores, además del Buscador. Sin Dumbledore, no había nadie que pudiera impedir que Umbridge prohibiera jugar a Harry.

"La odio", murmuró Harry a Hermione, mirando con odio a la horrible mujer que estaba junto a la entrada del campo junto con Filch. Los dos estaban registrando los bolsillos de todos los alumnos, en busca de cualquier Dungbomb, Stinkpellets o cualquier producto de Weasley's Wizard Wheezes.

Los gemelos habían cumplido su palabra y hacían descuentos a cualquier estudiante que prometiera hacérselo pasar fatal a Umbridge. Verla correr de un rincón a otro del castillo, tratando de acabar con cualquier fuego artificial, bomba fétida o broma extravagante que se hubiera puesto en marcha hacía maravillas para el humor de Harry, pero la generosidad de Fred y George también trajo un problema.

"He oído que Parkinson faltó ayer a todas sus clases", comentó Harry mientras subían a las gradas.

"Porque le salieron cuernos, sí". Hermione frunció el ceño. "Me parece bien que les pase al resto del Escuadrón Inquisitorial, pero-". Harry no necesitó que ella terminara, sabía a qué se refería.

Los Slytherin que se habían unido al Escuadrón no habían ayudado a su reputación con el resto de las Casas, lo que significaba que eran un objetivo tan importante como Umbridge, tal vez incluso más. Era divertido cuando el golpeado por una maldición era, digamos, Nott, pero no cuando era uno de sus... ¿amigos?

Harry miró al otro lado del campo, hacia las gradas de Slytherin. El público esmeralda bullía de actividad, porque si Gryffindor perdía este partido, Slytherin se llevaría la Copa. Su último partido contra Hufflepuff había sido difícil, debido a que su capitán Montague seguía en el Ala Hospitalaria tras el incidente del armario evanescente, pero habían acabado ganando gracias a la ayuda de Crabbe y Goyle, que habían hecho caer en picado a Zacharias Smith con tantos golpes de bludger que incluso había distraído a Cedric, y a Draco, que había aprovechado esa fracción de segundo en su beneficio y había arrebatado la snitch y la victoria para Slytherin.

"Deja de buscarlo, alguien podría darse cuenta", murmuró Hermione, no sin un rastro de humor en su tono. Harry se volvió hacia ella y enarcó una ceja. "No eres precisamente discreto, Harry".

"Podría decir que miro con odio o algo así".

Hermione resopló. "Claro. Para tu información, Lavender y Parvati se sienten fatal por ti porque", juntó las manos y suspiró teatralmente, "sigues muy enamorado de él a pesar de lo que hizo".

La estruendosa voz de Lee Jordan anunciando la entrada de los equipos salvó a Harry de tener que idear una respuesta, pero incluso entonces se encontró buscando una. "¿Amor?", pensó, observando el partido pero sin prestarle atención. Era extraño cómo una palabra de cuatro letras podía resultar tan pesada, y más preocupante que el nombre de Voldemort. También era exasperante que Lavender y Parvati pudieran lanzarla con tanta facilidad cuando Harry se sentía a punto de estallar.

El amor. Lo que Dumbledore estaba convencido de que le había salvado cuando era un bebé, pero no podía ser el mismo. El amor al que se referían las chicas tenía que ser más parecido al que sentían los padres de Ron el uno por el otro. ¿Es eso lo que siento? Su mirada volvió a buscar a Draco, deteniéndose en la figura lejana justo cuando se marcaba un gol y el público vitoreaba. Incluso desde allí, Harry podía imaginarse la sonrisa en la cara de Draco, y se preguntó-

"Harry, Hermione", llegó un susurro que lo sacó de sus pensamientos. Se dieron la vuelta para encontrar a Hagrid y Harry no entendía cómo no lo habían visto antes. El guardabosques tenía otro moratón y parecía nervioso. "¿Puedes venir conmigo?"