Capítulo Nueve

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Con Thor a su lado, Seokmin acechó el camino al bosque. Con el congelado aire de las montañas necesitaba trabajar con mayor rapidez; sus jeans habían pasado de incómodos hasta bien entrado en dolorosos. Debería haber salido antes de ese último beso.

Pero alejarse en ese punto había sido condenadamente imposible. Las mantas que había sujetado contra su pecho lo hacían ver más precioso. Pálidos hombros. Y su boca había estado rosada, húmeda e hinchada por sus besos. Cristo ten piedad, ¿cómo se sentirían esos labios alrededor de su polla?

Infierno. Pateó una rama caída fuera del camino y aumentó su ritmo. Ni siquiera consideró tomarlo en la cama.

Soonyoung ya tenía un hombre.

No es que fuera un eficaz elemento disuasivo, se daba cuenta. Demasiado tentador arrebatarlo lejos del idiota. Necesitaba una mejor razón para evitar robarse a Soonyoung.

Primera razón: Soon era un chico de ciudad. Gran discrepancia. Mira la ropa. Llevaba un traje cuando llegó. Todo de diseño. Incluso no tenía zapatillas para caminar. Por la mirada en su cara ayer, nunca había visitado antes una montaña, por no hablar de un bosque. Infierno, probablemente ejercitaba en una cinta de caminar en un club de salud con aire acondicionado en lugar de al aire libre.

Soonyoung vivía en una ciudad, y él tenía que vivir en las montañas. Sus pesadillas aseguraban eso, y aseguraban que debía dormir solo y quedarse solo. Incluso ahora, sentía la falta de sueño de las últimas dos noches arrastrándose hasta él.

Aparte de la atracción física, no tenían nada en común.

Su boca se torció en una mueca irónica. Elemento disuasorio bastante inútil teniendo en cuenta que cuando iba a visitar Dark Heaven en Seúl, no tenía problemas en absoluto para disfrutar de los chicos de la ciudad.

Había disfrutado como el infierno teniendo su cuerpo caliente, curvado contra el suyo toda la noche y no le importaría repetirlo una o dos veces, aunque tuviera que quedarse sin dormir.

Por desgracia, no se contentaría con solo abrazarlo otra vez. No después de haber tenido sus dedos en su delicioso agujero. Sacudió la cabeza, recordando cómo sus ojos lo habían observado acicalados y luego humedecidos porque había sido amable con él. Joder, si supiera las cosas oscuras que quería hacerle, hubiera salido corriendo a los gritos por la montaña.

Seokmin resopló, pensando en cómo había escondido los puños encadenados a la cabecera y a los pies de la cama, debajo del colchón. ¿Habría tenido pánico si los hubiera encontrado? Probablemente.

Aunque muchas personas normales disfrutaban representando una fantasía de violación como la de esta mañana, la sumisión real los aterrorizaba.

Pero ¿y si Soonyoung tenía más agallas que los otros? ¿Era más audaz? Lo visualizó con sus brazos restringidos sobre su cabeza, asegurados con los puños con la fuerza suficiente como para que su pecho se arqueé hacia arriba. Burlando esos suaves pezones rosados hasta que... Maldita sea. ¿El tímido y modesto Soon disfrutando de eso? No iba a pasar.

Y a pesar de que podría jugar al sexo vainilla una o dos veces, quería más. Necesitaba más. Y fácilmente podría conseguir más. Un competente Dom rara vez carecía de compañero. Sin embargo, no podía evitar preguntarse cómo sonarían los gemidos de Soonyoung si lo atara y lo embromara hasta que rogara por la liberación.

Hizo una mueca. Soonyoung haría bien en mantenerse alejado de él. Si no lo hacía, le enseñaría cosas que los swingers nunca habían pensado.

鸡 ㅤׄ ㅤ El amo del placerㅤ :ㅤ SeokSoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora