Capítulo Dieciséis

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Seungcheol se fue después de que terminaron de quitar los pedazos más grandes del árbol caído. Seokmin encontró un lugar con sombra y durmió dos horas antes de regresar a la tarea de limpiar el sendero. Juntó el resto de los escombros, los colocó sobre una barra de acero con tirantes de madera, y los vació en un dique contenedor.

Limpiándose el sudor de la frente, frunció el ceño al mirar de nuevo por el camino. Todo ese trabajo, y sólo había realizado dos millas o así. Sus ojos atraparon un destello blanco, y entrecerró los ojos. Otro destello. Un excursionista por el camino. ¿Alguno de los invitados?

Mientras escuchaba, arrojó más piedras en un agujero de barro. Finalmente oyó el suave crujido de ramas de pino seco. Había llegado. Se volvió y vio a Soonyoung.

El placer disparó a través de Seokmin ante la vista de Soonyoung, y frunció el ceño en respuesta. Después de que Seungcheol se fue, había decidido mantenerse completamente alejado del chico de ciudad. Soonyoung no necesitaba un soldado agraviado y él no necesitaba un desengaño, porque, maldición, Soonyoung fácilmente podría romperle el corazón. Otra noche de diversión, y ambos podrían terminar heridos.

Echó un vistazo a la pista detrás de Soonyoung y no vio a nadie.

—¿Qué haces haciendo senderismo solo?

Su cabello brillaba dorado mientras Soonyoung echaba hacia atrás sus mechones fuera de su cara.

—Todos los demás se fueron a algún prado, y no me gusta estar todo el día sentado. No me di cuenta que tú estabas trabajando en este sendero. Lo siento.

Ignorando sus reglas de senderismo solitario. Dos faltas. La ira se agitó dentro de Seokmin. ¿Caería en una tercera? Dio un paso más cerca.

Sus ojos se abrieron, y él le tocó los labios. Soonyoung no se apartó, sino que le ofreció su boca, suave y abierta.

Arrastrando los dedos por su mandíbula, le inclinó la cabeza para tener un acceso completo. Cuando dio un paso atrás, Soonyoung tenía el rostro rojo de excitación, y su ira desapareció bajo su propia agitada lujuria. Maldita sea, podría tentar a un sacerdote para el pecado.

Soonyoung rompió las reglas. Concéntrate en eso, no en el sexo. Lo tomó fuertemente de la cintura.

—Las reglas del lugar establecen que no deben realizarse excursiones solitarias. ¿Lo has olvidado?

—Uh —Soonyoung resopló—. No, sólo quería caminar y no tenía a nadie que vaya conmigo.

Deliberadamente desobediente, pero al menos era honesto. Deslizó la mano hacia abajo para cubrir la garganta y agarrar su cuello con suavidad.

—Soon. No lo hagas otra vez. ¿Soy claro?

—Claro —dijo en voz baja.

Debajo de sus dedos, su pulso aumentó, la cautivadora respuesta de un sumiso bajo control. Seokmin se puso duro. Cambió de idea sobre escoltarlo de regreso, mantenerse alejado de él, y no romper ningún corazón, incluso el propio.

—Dado que estás aquí, supongo que haré uso de ti —le murmuró.

—De acuerdo, yo estaría encantado de ayudarte a trabajar en el camino —dijo Soonyoung, sus ojos fijos en la pala tendida en la maleza. Cuando sus dedos desabrocharon el primer botón de su camisa de franela, el sobresalto lo hizo reunirse con su mirada.

—Tengo un tipo diferente de uso en mente —deslizó la otra mano hacía abajo y ahuecó su erección con firmeza. La temerosa respiración lo hizo sonreír. Seokmin estaba pensando en todo tipo de uso.

鸡 ㅤׄ ㅤ El amo del placerㅤ :ㅤ SeokSoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora