parte 7

79 15 0
                                    

Continuación

Tenía que volver por el camino en que llegué allí, por suerte mi memoria era buena y sabía por qué pasillos crucé, yo lo había golpeado, pero lo no afectó en nada, corría tras de mí.

- ¡A dónde vas maldita zorra! - Sentir sus fuertes pasos me daban terror, empecé a gritar.

- ¡No!¡Déjeme!¡Auxilio! - Nadie me iba a escuchar por allí.
Cuando llegue a las escaleras de caracol traté de subir lo más rápido e intenté abrir la puerta anterior de la secreta, cuando lo hice quise abrir la que me dejaría salir, pero está estaba cerrada.

- ¡Oh por dios! - Él me alcanzó y me agarró del cabello, mis gritos eras de horror y desesperación.

- ¡NO!¡NO QUIERO MORIR! - Me tiré al suelo cuando empezó a arrastrarme por las escaleras, nadie me ayudaría, nadie...

- ¡Silencio! ¡Lo hubieras pensado antes de hacerlo!, no te bastó con solo meterte a MI palco! - rasguñé con mis cortas uñas su mano, le daba puñetazos, hacía todo lo posible. Le gritaba una y otra vez.

- ¡No quiero!, ¡Por favor, quiero vivir!, ¡No me mate como a un perro! - Yo sabía que él me haría lo mismo que le hizo a ese Joseph Buquet, me estrangularía brutalmente y luego me colgaría dónde todos me vean como advertencia, pero es verdad, yo me lo había buscado, me metí dónde no debía y ahora estaba llegando a mi posible final.

- ¡Christine!, ¡Soy la amiga de Christine! - si le mentía con eso quizás le dé lastima. - ¡Si me matas ella te va a odiar! - Me soltó del cabello rápidamente y me miró exaltado.

-No puede ser...- Miraba a todos lados, estaba alterado y no sabía que decir. - ¡Es mentira! - Se iba a acercar a mi nuevamente, pero hablé.

- ¡Es verdad! ¡Se lo juro! - Mis ojos se llenaban de lágrimas, quería irme de allí. Hubo un silencio por unos segundos, él parecía calmarse hasta que me tomo del brazo y me hizo subir las escaleras de caracol, apretó un resorte oculto arriba de la puerta, esta se abrió y le empujó hacía afuera, yo caí.

-Si vuelves a bajar... No me importará en absoluto que seas amiga de Christine. - Dijo y la puerta se cerró.

Había quedado en shock, ¡Él era realmente agresivo!, Entendía por qué Christine estaba tan nerviosa y asustada últimamente, por esa razón no quiso contarme nada. Me levanté del suelo y me puse mis zapatos, salí de aquel palco y fui en dirección a las habitaciones. Ya no era tan de tarde, el cielo ya estaba oscuro y el reloj marcaba a las 8:03. Cuando llegué todas estaban durmiendo, excepto Nadia, que al parecer estaba con el violín que le "regalé", ella me vio y se me acercó preocupada al ver mi estado.

- ¡Catherine!, ¿Qué te ha pasado?, ¡Tu cabello está todo desordenado! - Yo no sabía si contarle lo que estaba pasando, tenía miedo, pero ahora necesitaba volver a insistirle a Christine.

-No es nada... Solo estaba tratando de probar un nuevo peinado - sonreí levemente, me sentía muy estresada. -pero sabes que mi cabello rizado no ayuda. - Ella mi miró con una sonrisa y volvió a su cama, yo fui a la mía, me puse mi camisón y me cubrí con las sábanas.

Mi cabeza dolía, creí que él iba a matarme con era horrible soga, yo solo quería adentrarme más a las profundidades de la ópera, pero solo le pertenecen a él, y lo que decían era verdad, "aquellos que bajen, nunca volverán a subir".

Me costó mucho dormirme, tenía hambre y miedo, aunque el peligro ya allá pasado tenía el temor de que Christine le diga que yo no soy su amiga, y este por venganza me mate de la peor forma posible. Abracé mi almohada, solo yo me meto en cosas como estás. Cerré mis ojos lentamente y me pregunté.

¿Y si no me hubiera metido allí?, Hubiera elegido quedarme ahí y hablarle, decirle que fui yo quien le dejó esa comida, quizás así le hubiera caído bien y conseguiría acercarme, pero no, no fue así.
¿Y si le pido perdón?


Si... Tengo que disculparme, pero esperaré unos días, cuando esté tranquilo con este suceso tan desagradable.


Aunque la verdad...


Cuando él creyó que era su amada Christine me habló de una manera tan distinta, se veía inofensivo y cuando pensó que estaba jugando parecía un niño.
Quizás lo lastimó, sintió que jugaron con sus sentimientos, por eso reaccionó así, ¿No?

Tal vez no es tan malo. . .

Fin de la escena.

El Fantasma de la Ópera GarnierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora