AMANTES DEL PELIGRO⚠️ | JJK [+18]

20 | ᴅᴏꜱ ᴠᴇʀᴅᴀᴅᴇꜱ

 20 de octubre; Jeon's House.

JungKook.

Mis sospechas acerca de Rosé eran ciertas incluso tal y como Hye-Jin lo había interpretado, ¿Por qué nunca le hice caso? la verdad, yo tampoco sé. En mi mente, solo pasaban cosas como la amistad de hacía años entre Roseanne y yo jamás pasó por mi cabeza lo turbia que era su mente. Estábamos en la piscina, compartiendo con todos los invitados hasta la repentina visita de un chico totalmente desconocido a mis ojos, pero Hye-Jin parecía bastante a gusto. 

Cosa que me causaba bastante rabia. 

Rosé no dejaba de despegarse de mí y me colocaba en una posición difícil y también agotadora. En el instante en el que pude, traté de comentarle de buena forma que no deseo corresponder sus sentimientos porque mi corazón está puesto en otra persona y mi vida solo gira en torno a ella, por más que intente cambiarlo eso jamás se podría.

—¿Qué estás tratando de decirme?—Preguntó realmente enojada. 

—No quiero nada contigo, Rosé. Entiende que solo te puedo ver como una amiga.—Retiré sus brazos que se aferraban a mis caderas. 

—Tú eres mío, JungKook. 

No, jamás lo he sido y jamás lo seré. Incluso si soy de Hye también debo de ser de mí misma propiedad, porque tampoco soy un objeto. 

Pero de una cosa si estoy bastante seguro y es que su amor es tan enfermizo que temo que todos salgamos lastimados por tratar de conseguir lo que quiere.

Temo que el darme cuenta de lo que pasaba arruine todo con Hye.

—Te equivocas, nunca lo he sido y jamás lo seré. Creo que no te ha quedado claro desde la secundaria. 

Creo que me pasé. 

—Kookie... esto- esto es para ti.—Me entregó un regalo con una envoltura de conejo con estampado azul. Se veía un gesto dulce de su parte, pero si se lo aceptaba solo la ilusionaría y le daría falsas esperanzas de algo que nunca podría darle.

 —Rosé, no puedo aceptarlo.—Con algo de pena, se lo devolví. Esta me miró con tristeza y su mirada decaída, rayos no sé cómo llegué a esto. — No puedo, me gusta otra persona. 

Ahí empezó todo. 

Esa fue la raíz que le dio sentido a lo que ahora se convirtió en una obsesión por querer y desear algo que no podía tener con desespero. En un lapso, la tenía encima mío besándome. Con los ojos abiertos como platos, me encontraba estático por su acción, a pesar de que intentaba conquistar con sus regalos, estar tan cerca mío y su trato tóxico jamás hizo algo como eso. 

Pero cuando me separé era realmente tarde. 

Hye-Jin nos observaba a los dos con una mirada decepcionada y supe que la cagué, empujé a Rosé.

—¿A dónde vas? —Preguntó tomándome de la mano.—Hey, déjala ir.

—No te importa.—Dije entre dientes, enojado.—