La mañana siguiente

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- Hola, Grant.

- Qué onda, Remus.

- ¿Cómo estás?

- ¿Cómo estoy? ¿Cómo estás tú, idiota? eres el que tiene una conversación imaginaria conmigo.

- Sí, lo siento por eso.

- Bueno, no estoy ocupado. Ni siquiera soy real.

- Sí eres real, solo que no puedo hablar contigo en la vida real. Ni siquiera sé dónde estás.

- No hay nada que pueda hacer al respecto. ¿Qué pasa?

- Besé a Sirius.

- Maldita sea.

- ¿Qué tengo que hacer?

- ¿Cómo podría saberlo? ¿No te dije que no lo hicieras?

- Si, pero. Me devolvió el beso. Por un minuto, al menos.

- ¿Seguro que no te lo estás imaginando?

- Si...

Remus se rindió en ese momento. Había estado despierto en la cama desde al menos las cinco de la mañana, alternativamente estando preso del pánico y lleno de alegría. Tenía que estar loco. Mental. Chiflado. Lunático. Perdido. Había pensado que hablar con otra persona podría ayudar, pero ¿Con quién podrías hablar tan temprano en la mañana? Especialmente cuando se trataba de un secreto que podría hacer que te expulsaran, por lo que Remus sabía.

Incapaz de encontrar una solución hablando con una persona imaginaria (o al menos una versión imaginaria de una persona real), regresó a su diversión anterior, algo menos constructiva, tratando de revivir los tres minutos en la escalera con Sirius anoche sin revivir la parte donde ambos huían el uno del otro.

¿Se arrepentía? Era demasiado pronto para saberlo. Por un lado, Remus bien podría haber arruinado la mejor amistad que había tenido, o que jamás habría tenido. Por otro lado, había sido un beso jodidamente bueno.

En la limitada experiencia de Remus, pensó que probablemente tenía sentido que solo porque realmente te gustara alguien, no significaba que cuando finalmente lo besaras sería tan bueno como lo habías imaginado. Y Remus sabía que a veces tenía una imaginación muy vívida, pero Sirius era Sirius. Había sido todo menos decepcionante. De hecho, había sido perfecto.

Siempre y cuando fingieras que la última parte no había sucedido.

Ahogando un gemido, se regañó a sí mismo y trató de pensar racionalmente. Abórdalo como un ensayo, pensó. Expone todos los hechos y luego presenta tu argumento.

Entonces, los hechos:

a. Remus Lupin había besado a Sirius Black en los labios.

b. Sirius Black no había lanzado un puñetazo de inmediato.

c. Sirius Black había devuelto el beso a Remus Lupin (a pesar de lo que el imaginario Grant digiera)

d. Sirius Black también había besado a Mary MacDonald, inmediatamente después, y con considerable vigor.

e. Sirius Black no se había ido a acostar. En absoluto.

Mierda. Malditos sean todos.

Remus se levantó de la cama, no era bueno estar ahí tumbado dando vueltas y vueltas. Tenía que salir de la torre. La cama de Sirius estaba vacía a su izquierda. Si no estaba allí, lo más probable es que estuviera en la sala común. Para estar seguro, Remus tomó la capa de James.

Era bueno para estar callado y moverse sin hacer ruido, pero no tenía por qué preocuparse. Sirius estaba muerto para el mundo: yacía en el sofá, la cabeza echada hacia atrás, la línea perfecta de su mandíbula expuesta. Mary estaba acurrucada contra su pecho, una colcha de retazos arrojada sobre ellos dos. Remus pasó apresuradamente, queriendo alejarse lo más posible.

All The Young Dudes (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora