Ideas brillantes

102 8 0
                                    

Sábado 25 de Febrero de 1978

Remus no creía jamás haber odiado tanto el whisky de fuego como ahora. Cuando se despertó a la mañana siguiente, tenía la garganta en carne viva, sus extremidades estaban pesadas y le dolía la cabeza. Prefería pasar una luna llena que tener una resaca. Al menos después de la luna llena, todos se eran comprensivos con él.

— Urrrgh. — Alguien más gimió desde su cama. Se oyeron pasos fuertes, alguien (quién sea) fue corriendo al baño, cerró la puerta y comenzó a vomitar ruidosamente.

— Hermoso. — Sirius murmuró desde la almohada junto a Remus.

— ¿Está todo bien, Pete? — James gritó. Se encontró con un alarmante gorgoteo dentro del baño. — Un poco de desayuno te ayudará — aconsejó James.

Remus escuchó los pies de James golpear el suelo. Empezó a silbar una alegre melodía. El maldito de Potter y su perfecta inmunidad a las resacas.

El estómago de Remus gruñó. El desayuno sonaba bien, a pesar del dolor punzante detrás de sus ojos. Sirius levantó la cabeza ante el ruido y sonrió.

— ¿Estás bien, Moony?

— Mm. — Él asintió con la cabeza, débilmente — Tengo sed. Y hambre.

— Supongo que no voy a tener mi siesta de los sábados, entonces... — Sirius suspiró dramáticamente. Echó hacia atrás el edredón y luego las cortinas para salir.

Remus se sentó lentamente.

— ¿Y mi pijama? — Gruñó, tanteando bajo la almohada.

— Si... intenté detenerte anoche — se rió Sirius, estirándose y bostezando. — pero te la pasaste diciendo que tenías demasiado calor. Luego arrojaste tu pijama al otro lado de la habitación y me di por vencido.

— Perdedor. — Remus respondió, saliendo de la cama en bóxers para buscarlos. Tendría que ir a usar el baño compartido del pasillo; No creía que Peter saliera pronto. Sus ojos ardían bajo la brillante luz del sol de la mañana, y se inclinó, tanteando el suelo en busca de su pijama como un gibón confundido.

— Buenos días muchachos — dijo Lily, desde el borde de la cama de James.

— ¡Mierda! — Remus dio un salto, sorprendido, y se cubrió la entrepierna con la revista de Quidditch más cercana, luego se zambulló detrás de la cortina de su cama — ¡¿Qué demonios estás haciendo aquí?!

— Dormí aquí. — Lily respondió, una sonrisa en su voz. — No sabía que ustedes dos compartían cama.

— No sabía que ustedes dos compartían cama. — Sirius respondió, indignado. Le arrojó a Remus su pijama — Ahí tienes, Moony, ponte decente.

Remus iba a matar a James. ¿A qué creía que estaba jugando, invitando a una chica al dormitorio? ¡¿Seguramente había una regla no escrita sobre eso?! ¿No consideraba ese lugar sagrado? Se puso el pijama lo más rápido que pudo sobre la ropa interior y salió apresuradamente de la habitación.

— ¡No vi nada! — Lily lo llamó, riendo.

Cristo.

***

Gracias a Dios que era sábado. Avanzaron lentamente hacia el Gran Comedor, pero al final incluso Peter bajó, aunque todavía estaba muy pálido y callado, y solo se sentó a sorber su té.

Remus, mientras tanto, cargó su plato hasta que no pudo ver el patrón de porcelana. Los desayunos de fin de semana eran los mejores; huevos fritos, salchichas gruesas de Cumberland, champiñones fritos oscuros, tocino, tostadas doradas untadas con mantequilla, frijoles horneados, tomate frito, morcilla... iba a extrañar seriamente la comida de Hogwarts.

All The Young Dudes (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora