Capítulo 1 - ¿Por qué soy así?

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Pov: Jimin

Otra vez había pasado la noche en vela trabajando en mi proyecto para la universidad. ¿Acaso no tuve tiempo suficiente? ¿Tengo demasiada carga con todas las materias y el trabajo? ¿No se me da bien mi carrera?

Nooo claro que no, solo se me ocurrió (de nuevo) que sería una brillante idea ponerme a leer un manga yaoi de 283 capítulos la semana en la que debía concluir la entrega del proyectual de pintura de mitad de semestre. Tenía que estar todo listo para el viernes, el lunes me dije -voy a leer unos capis de algo, para descontracturarme antes de comenzar- Y de repente iba por el capítulo 72, la pareja principal seguía histeriqueandose y yo sabía que, si no llegaba a leer al menos el beso, no podría concentrarme en nada. Así pasaron los primeros días de la semana, para el miércoles yo era un zombie en todo sentido, mal alimentado, mal dormido, pero bien leído. 

Siempre me sucedía lo mismo, cuando estaba cerca de alguna fecha límite me resultaba extremadamente necesario comenzar algún dorama, leer una novela de 7 tomos o sumergirme en un manga. Sabía que resultaría en una gran pérdida de valioso tiempo, pero me autoengañaba con que si veía uno o dos capítulos me relajaría, que unas páginas me ayudarían a liberar tensiones, no tenía por qué maratonear las historias olvidando comer y dormir de manera regular. Sabía que era una gran mentira, hace 3 años que vivía por mi cuenta y estudiaba en la universidad de bellas artes, y desde hace 3 años que antes de los exámenes me atrapaba alguna distracción, consumiendo mi valioso tiempo. Aún así, repetía el proceso fingiendo demencia.

Cuando concluí mi manga, dormí una breve siesta, que duró hasta el jueves... Allí mi espíritu de "solo trabajo bien bajo presión" tomó posesión de mi cuerpo y finalmente activé con todo. Pero claro, tenía que tener terminadas unas 35 pinturas. A todas algún detalle les faltaba, barniz por aquí, un poco de color por allá, un retoque en esta y aquella, tenía para unas buenas horas frente a mis lienzos. Me preparé un termo de café, extendí mis trabajos en el piso y pegué algunos a las paredes de mi monoambiente y comencé a danzar con mis pinceles, intentando recordar las críticas de mis docentes lo mejor posible para poder dar todo de mí.

Cuando terminé de dar el último trazo miré el reloj en la pared, 6:35 am. Me autoinsulté un ratito, me reí de mi mismo en un pequeño ataque de histeria causado por el exceso de cafeína y la falta de una comida decente, y decidí darme una buena ducha y partir hacia la universidad. Prefería mil veces llegar temprano a correr el riesgo de quedarme dormido en el piso de mi casa y perderme de mi examen después de haber trabajado tan duro para ello.

Luego de asearme, mientras enrollaba cuidadosamente mis pinturas y las embalaba lo mejor posible, llamé a Tae en altavoz para pedir un poquito de apoyo moral y logístico.

-Taee hermoso de mi corazón, mi alma gemela en esta horrenda vida que nos toca vivir...

-Déjame adivinar- Respondió con voz ronca de dormido – ¿Volviste a pasar la noche en vela por algún examen?

- Pueeede...

- Jimin, algún día ese estilo de vida te va a matar, literal.

- Taeee no seas tan dramático – Dije mientras le hacía pucheros a la nada misma -No me drogo, no consumo alcohol, no corro carreras ilegales, de algún lugar tengo que sacar la adrenalina en mi vida ¿No?

- Claro, el dramático soy yo entonces – Responde Tae entre risas – Dime pollito, ¿Para qué soy bueno?

- Es tu deber de mejor amigo ir en un ratito a la uni para desayunar conmigo, y tal vez, solo tal vez, ayudarme a colgar mis trabajos en el aula 2-1... ¿Puedes no?

- Claro, dame 15 y salgo para allá, te veo donde siempre

- ¡Graciaaaas! – Exclamé eufórico

- Jajajaj gracias hacen los monos, a ti te costará deberme un favor, no sabrás ni qué, cómo, cuándo o quién, incondicionalmente cuando menos te lo esperes me lo cobraré, sin posibilidad de negarte.

- No me conviene en lo más mínimo – Digo mientras termino de guardar mi libreta universitaria y una cinta de papel en mi riñonera – Pero acepto, de verdad necesito un esclavo hoy, te veo pronto- Me despido y corto la llamada, cuelgo mis pinturas cuidadosamente enrolladas y atadas entre sí en mi espalda, con gran habilidad (esta no es mi primera entrega), me pongo mis patines y salgo de mi hogar, más dormido que despierto, usando una media de cada color, jeans llenos de manchas de pintura y agujeros, una camiseta que sin querer me puse del lado del revés y mi inconfundible cara de estudiante a borde del colapso nervioso.

El camino me lo sé de memoria, ya voy por mi tercer año en la uni y hasta puedo saltar las baldosas flojas con los ojos cerrados. Pero esta vez algo que no puedo evitar sucede, hace un minuto estaba patinando tranquilo por las calles de Seúl y ahora estoy con mi trasero en el piso, las rodillas y manos raspadas, pero con mis pinturas en perfecto estado ¿Di unas volteretas extrañas para que todo el golpe se lo llevara mi cuerpo y no mis trabajos? Claro que sí. Esta entrega vale la mitad de mi nota, en este momento siento que vale más que un poquito de sangre ¿No?

-Cuidado por donde vas- Exclamó el poste con el que había chocado hace unos instantes. Momento, no estoy tan mal como para que los postes hablen, avergonzadísimo noto que choqué contra un muchacho de traje y corbata.

-Perdoooon- Contesté con repentina timidez, debí dar pena porque la expresión del extraño se suavizó bastante.

-No pasa nada- Dijo mientras me ayudaba a incorporarme y me tendía un pañuelo – ¿Estás bien? Limpia tus heridas, no se ven agradables-

-Graciaslosientochaunosvemos- Me atraganté con las palabras mientras reanudaba mi camino, podía parecer grosero, pero llevaba unas 42 horas sin dormir, y la presión de la entrega estaba haciendo estragos en mi mente. El desconocido se quedó pasmado viendo como me deslizaba de su vista rápidamente, sin mirar atrás ni devolver su pañuelo.


Imantado a ti - Kookmin -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora