Capítulo 24: Final

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Pov: Jungkook

Mis hermanos no paraban de regañarme, había pasado ya medio mes desde mi pelea con Jimin y recién ahora me había atrevido a contarles los detalles. En verdad me habían obligado a contarles, ya que mi humor era tan nefasto que las flores se marchitaban cuando pasaba cerca.

Yoongi decía que lo que tuviera que ser, sería, con su aire despreocupado. La relación que tenía con Taehyung había avanzado con tanta naturalidad que me daba un poquito de envidia. Jin en cambio me regañaba constantemente, decía que había sido un inmaduro, el chico no había puesto mucho de su parte, pero tenía tan solo 21 años, era un bebé, mientras que yo, el supuesto "adulto responsable" había actuado de la misma manera o peor.

Era cierto que los celos me habían motivado en gran medida, y por otro lado me sentía incómodo al no tener un espacio en su mini departamento, pero yo le había hecho lo mismo a él en mi hogar. Lo traté como no me gustó que me tratara, no hablé absolutamente de nada hasta que fue demasiado para mi y estallé de la manera menos agradable posible. Jin tenía razón, ambos estuvimos mal, pero esto no era una competencia, tenía que hacer algo para madurar mis emociones y remediar esa tonta pelea...

En cuanto al tema con mi ex... estaba indeciso al respecto, era real que Lilly era una persona bastante pesada, imaginando las cosas que le habría dicho de mi en ese tiempo podía ver como Jimin había sido llevado al hartazgo. Me molestaba pensar en que él no había mensionado nada de conversaciones con el demonio en el tiempo que salimos, y sentía que tal vez había hablado mal de mi a mis espaldas, pero por otro lado mis hermanos intentaban hacerme entrar en razón, planteandome que estaba actuando exactamente como Lilly quería que actuase, alejándome de todo lo que me podría llegar a hacer bien.


Pov: Jimin

¿Lo único que se hacer es llorar y esconderme? Parece que sí.

Tanto Tae como Hobi intentaron hablarme en estas semanas, pero yo me negaba a sus visitas o llamadas. Les había contado lo sucedido con un simple mensaje "Me peleé con Jungkook, horrible. No vamos a seguir, no quiero ver a nadie, solo quiero estar solo."

Claro que mis amigos interpretaron mis palabras como: "Quiero que vengan, me martilleen a llamados y visitas, me hagan preguntas hasta el cansancio y nunca dejen de insistir".

Al menos me hacía sentir menos solo, pero sabía que lo que había pasado era algo que tendría que trabajar, al menos para relaciones futuras. Guardarme todo hasta estallar no era bueno, las cosas había que hablarlas por más pequeñas o insignificantes que parecieran, porque los pensamientos negativos no dejan de alimentarse y crecer hasta llegar a tocar al otro de una u otra manera. Yo no quería ser así y tampoco pensaba que Jungkook mereciera quedarse con ese recuerdo amargo de nuestro breve tiempo juntos, así que al cabo de dos semanas me armé de valor y pedí ayuda a mi equipo maravilla.

Primero que nada, aconsejado por mi dupla de amigos, bloqueé a la ex infumable de Jungkook. No entendía por qué no lo había hecho antes, tal vez había una cierta curiosidad retorcida que me hacía querer leer lo que tuviera para decir, pero al fin y al cabo los ex son ex por algo. Me sentía como un niño pequeño que había hecho un berrinche por ver algo que no debía, la chica era insufrible? Si. Era eso culpa de Jungkook? No. Alguien me obligó a leer sus mensajes? Claro que no. Sabía que tendríamos que trabajar en que no nos molestase en el futuro, pero no era algo por lo que pinchar una relación en sus inicios.

Tae, Hobi acudieron a mi rescate.  Los tres nos dedicamos a dar vuelta mi departamento, tardamos 3 días enteros, motivados por música latina a todo lo que da, comida chatarra y muchas risas y juegos entre nosotros. Al terminar el lugar parecía otro, no estaba inmaculado claramente, las manchas de pintura seguían decorando el empapelado y los pisos, pero ya no había cosas tiradas en el suelo, materiales amontonados en las esquinas o platos dispersos en la cocina. Ahora las cosas tenían más o menos un lugar fijo de almacenamiento y la mesita estaba liberada, se podría cenar en algún lugar que no fuera mi cama.

Por otro lado fui a una tienda de segunda mano y compré un pequeño escritorio, que ubiqué debajo de mi mejor ventana. Le sumé una silla de las de la cocina con un cómodo almohadón y puse una plantita simpática sobre una esquina, en una maceta colorida.

Tomé una foto del nuevo espacio, me saqué una selfie mostrándome sonriente y se las mandé a Jungkook con el siguiente mensaje:

"Para ti, si aún lo quieres"


Pov: Jungkook

El mensaje más inesperado me llegó la mañana de un sábado. Dos fotos, una de un escritorio que se veía un poco pequeñito, pero a su vez tenía el encanto del toque de Jimin, pintado de brillantes colores, adornado con una planta florecida, y extrañamente, ordenado. La otra foto era Jimin mismo, vestido con una camiseta negra que lo hacía lucir precioso, haciendo el signo de la paz con sus deditos, mostrando una bonita sonrisa que achicaba sus ojos en dos medialunas. Alrededor de su cuello seguía envuelto mi pañuelo de seda negro y en el pie de ambas fotos podía leerse "Para ti, si aún lo quieres". ¿El escritorio o Jimin? Porque quería todo lo que estuviera dispuesto a darme.

Era curioso, ambos habíamos accionado parecido, solo que la bolita de energía se había adelantado un poco. No respondí a su mensaje, queriendo sorprenderlo aún más.

Yoongi me había ayudado a coordinar un encuentro con Jimin sin que este supiera. Va, el ahora novio de Yoongi había hecho casi todo el trabajo, lo único que tuvo que hacer Yoon fue pedírselo con palabras melosas, alguna promesa de la que yo no me quería enterar y listo.

Pasé a buscarlo por la puerta de la cafetería donde nos habíamos encontrado la primera vez, en ese choque con piruetas que había realizado en patines. Esta vez por suerte estaba sobre sus converse, nada de accidentes hoy, supongo. Estaba muy sorprendido de verme y quiso que nos tomáramos un café para charlar un rato, pero mis planes eran distintos. Le pedí que me siguiera la corriente un rato y luego actuaríamos como él quisiera, accedió fácilmente. Lo llevé a mi casa y vendé sus ojos, con el pañuelo que seguía llevando en su cuello religiosamente. Esta parte del plan no estaba planeada, pero un poco de espontaneidad me vendría bien si quería intentar algo con Jimin.

Primero lo llevé a mi oficina, donde había instalado un atril en una esquina luminosa, junto con una mesita auxiliar con algunos materiales de pintura que mi informante secreto me había indicado. Jimin se emocionó con este gesto, dando pequeños saltitos inquietos en el lugar, ambos habíamos pensado en hacerle un lugar al otro en nuestras vidas, sin comprometer quienes éramos, al nivel que cada uno podía y de la manera que se adaptaba mejor a nuestros espacios. Vi la intención de besarme en su mirada y le indiqué que esperara, que aún había más. Fuimos al cuarto, donde había decorado mi monocromática cama con una colcha tejida de patchwork, tan colorida como era la personalidad de Jimin. No hicieron falta más palabras, estrenamos la colcha cayendo en un abrazo enredado y necesitado, devorándonos mutuamente, explorando nuestros cuerpos como si fuera la primera vez.

Horas después, ya satisfechos y descansados, conversamos sobre todo lo que teníamos atragantado de nuestro primer intento. Comprendimos que nos habíamos ignorado el uno al otro, que en vez de decir "prestame un poco de atención" nos habíamos amargado en nuestra miseria. Ambos estábamos tan acostumbrados a nuestras rutinas que no cedimos ni un poquito para convivir con el otro. Y el sexo... no comprendíamos por qué no nos pasábamos todos los días disfrutando el uno del otro, si veíamos las estrellas cada vez que estábamos juntos. Le prometí que me pasaría la vida enterrado en él, me respondió entre risitas "que romántico". Nos prometimos intentarlo de verdad, salir a citas juntos, conocer qué estaba dispuesto el otro a adaptar de su vida para llegar a puntos en común y qué cosas eran inamovibles, hablar de todo, sin guardarnos nada. Chocaríamos en todo sentido, seguramente, pero de cada choque saldrían chispas que renovarían el fuego que compartíamos, sin dudas. 


Buenoo esta historia llegó a su fin! Es el primer relato medianamente largo que termino, en general los abandono a mitad de camino, por lo que estoy muy contenta con el resultado! No tengo planificados extras aún, pero si surgen, surgen :-)

Imantado a ti - Kookmin -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora