Capítulo 4: Workaholic

94 8 0
                                    

Pov: Jungkook

¿Almorcé hoy? Recuerdo haber tomado café, mucho. Algunos envoltorios de barritas de proteínas estaban arrugados sobre mi escritorio, ahí tenía la respuesta. A veces estaba tan enfrascado en programar que el día pasaba sin que me moviera de mi silla, con los dedos pegados al teclado y la vista concentrada en mis pantallas. Lograba acumular una buena cantidad de contracturas y dolores musculares al final de cada día, sin falta.

En la empresa estábamos implementando algunos cambios en ciertos softwares que comercializábamos, que ayudarían a mejorar la eficacia de nuestros programas y nos quitarían trabajo de encima a la larga: menos mantenimiento, menos atención al cliente, más tiempo para dedicarnos a innovar. Pero cualquier cambio que hiciéramos siempre implicaba semanas de pruebas y errores, sistemas que se caían constantemente y nosotros detrás apagando incendios y calmando las aguas. 

Era muy común que todos se quedaran realizando una o dos horas extras a diario, pero yo solía ser bastante extremo con lo que me apasionaba por lo que no asomaba la nariz fuera de mi oficina hasta al menos la media noche.

Mi sobrecarga laboral no me molestaba en lo más mínimo, amaba programar, y si, tal vez sobrexigía a mi cuerpo de vez en cuando, pero no era tan grave. Al menos eso opinaba yo...

La puerta de mi oficina se abrió de golpe, volando algunos papeles de mi escritorio en el proceso. 

-Nos vamos, aunque tenga que arrastrarte de los pelos y ensuciar tu costoso traje con la mugre de los pasillos, nos vamos. - Un Jin molesto irrumpió en mi espacio, vociferando esas incoherencias.

-Todavía no terminé, me quedan un par de horas más para pulir algunos detalles

-¿Los programas funcionan? ¿Está todo en pie?

-Si, pero

-Pero nada, entonces nos vamos. Me pasé todo el santo día hablando con nuestros clientes, explicando el cambio en nuestros sistemas y sus ventajas y blablabla, tomé café frío, comida chiclosa por haberse recalentado demás en el microondas y me tiré tanto de los pelos que temo haber desencadenado una calvicie prematura. Me harté, todo funciona por una vez en meses, es viernes y son pasadas las diez, nos vamos.

Solo pude asentir, cuando Jin entraba en modo drama queen no convenía contradecirlo, es más, mejor ni abrir la boca directamente.

Mientras salíamos me preguntó por mis planes para el fin de semana y se me escapó decir que pensaba trabajar un poco desde casa, estaba tan cansado y pasado de rosca que no pude ni mentir.

-No, eso sí que no. Mañana haremos algo, llamaré a Yoon, a él siempre se le ocurren planes que hasta tú puedes aceptar

Yoongi era nuestro hermano menor, mientras que Jin y yo habíamos decidido continuar con el negocio familiar, una empresa que se dedicaba a crear programas para organizar la contabilidad, agendas, stock y demases en grandes multinacionales, nuestro pequeño hermano había tomado otro camino de vida. A él le gustaba la música, estaba comenzando a hacerse un nombre como productor en pequeñas discográficas y tocaba el piano de vez en cuando en bares de jazz y blues. Él era igual de antisocial que yo, prefería una buena siesta antes que salir al mundo, pero su trabajo lo obligaba a hacer sociales, codearse con gente del mundillo de la música e intentar sumar contactos. Su pasión por su trabajo contrarrestaba lo poco que le gustaba hablar con gente, era un sacrificio que estaba dispuesto a hacer.

Esa combinación de ermitaño y mariposa social hacía que siempre pudiera encontrar planes que nuestro hermano mayor y yo estuviéramos dispuestos a cumplir, algo no demasiado extravagante ni tampoco tan retraído, veríamos qué se le ocurría esta vuelta...

Decidí ignorar a Jin por ahora, tal vez él estuviera tan cansado que sus planes del fin de semana mutarían a ver Netflix, acicalarse y dormir largas horas de sus "sueños de belleza", yo no tenía ganas de salir, pero discutir en este momento solo haría que la idea de mi hermano tomara más y más fuerza.

Mientras íbamos en el auto Jin me interrogó por la llegada tarde de hoy, no era usual que yo me saliera voluntariamente de mis rutinas. Me concentré en contarle sobre la bala de energía rubia sobre patines, mencionando que, para colmo de atolondrado, se había llevado mi pañuelo de seda negro, el que hacía juego con la corbata que traía hoy. Tal vez haya hecho una descripción detallada de su rostro angelical y me haya detenido a hablar largos minutos sobre su brillante mirada, pero bueno, el chico era tan lindo que merecía que le hicieran honor. Curiosamente mientras hablaba noté que mantenía una pequeña sonrisa de lado en mi rostro, el altercado había sido extraño, casi de comedia, podría haber desatado mi mal humor el cambio de mi rutina, pero solo logro sacarme alguna que otra risa cada vez que recordaba las acrobacias del niño bonito y su magistral aterrizaje, Jin me observaba en silencio maquinando quien sabe qué incoherencias. 

Omití por completo mi encontronazo con Lilly, por un lado a Jin no le caía para nada bien toda la situación y por otro había tomado la decisión de no dejar que continuara cultivando mi mal humor, las cosas solo tenían la importancia que uno decidía brindarles, si la ignoraba por completo de seguro en algún momento desaparecería ¿No?

Dejé a mi hermano mayor en su departamento y me dirigí al mío, me duché, cené algunas sobras que encontré por ahí perdidas y trabajé un ratito más antes de irme a dormir.

El día siguiente amanecí a las 7, los sábados me permitía dormir un poco más, eran tratos que hacía con mis hermanos para que no intentaran nuevamente hacerme una "intervención" por mi supuesta adicción al trabajo. Ninguno de los dos controlaba que realmente yo estuviera descansando más en esos días, pero yo era una person de palabra, había prometido ciertos cambios y los cumplía a rajatabla, mis hermanos sabían eso y por eso me dejaban bastante en paz. 

Salí a trotar un poco, desayuné abundante y saludable en compesación al desorden en mis comidas de los días anteriores, trabajé un rato y alrededor del mediodía recibí un mensaje de Jin - Ya tenemos plan: en tu casa a las 8. Estate bañado y perfumado, nosotros nos encargamos de vestirte, ya dijiste que si ayer y no se puede desdecir. Cambio y fuera.

No recordaba haber accedido a nada, pero el mensaje me causó gracia, así que opté por seguirles la corriente y dejarme llevar un poco. Pasé el resto del día concentrado en la computadora en mis proyectos paralelos, no contaba como trabajo si no era algo por lo que me pagaran, ¿no?

Imantado a ti - Kookmin -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora