Capítulo 13: Te busco

71 8 0
                                    

Pov: Jungkook

El lunes a primera hora pasé por el escritorio de Jin con dos cafés en una mano y una bolsa llena de dulces en la otra. Lo miré y señalé con la cabeza hacia mi oficina, me siguió sin decir nada.

Nos sentamos en el sillón debajo de la ventana y comencé a desahogarme, Jinnie era mi mayor confidente en el tema amoroso. Le conté como terminó esa fatídica noche, me dejó hablar sin interrupciones -Y sus labios Jin, eran el paraíso. Pude haber tenido el puto paraíso, pero no, a mí me toca la ex desquiciada- Concluí así mi relato, tirando de mis cabellos en un gesto nervioso.

-Bueno Kook, primero que todo deja tu pelo en paz, calvo no te querrá nadie. Segundo, toca ponerse serios. Te enojaste de verdad esta vuelta, te tocó las bolas la actitud de la engendro, actúa de una buena vez-

-No sé cómo, fue la ira hablando lo que me llevó a amenazarla, pero realmente no se me ocurre qué hacer- Llevé mis manos a mis rodillas, arrugando la tela de los pantalones para dejar de torturar mi cabellera ya completamente despeinada.

-Jungkook literalmente nuestra empresa maneja la de sus padres, los libros contables, las agendas, los contratos, todos los datos los manejan nuestros software- 

-No estarás sugiriendo que hagamos algo ilegal Jin- Interrumpí, temiendo hacia donde iban las ideas descabelladas de mi hermano. Quería deshacerme de este problema pero prefería mantener las cosas limpias y legales.

-No tonto, pero podemos amenazar a sus padres con cortar nuestros lazos comerciales. Si tuvieran que levantar todos los programas que manejan a su empresa desde cero con una nueva compañía significarían meses de trabajo migrando datos y pérdidas constantes. Aquí manejamos todo tú y yo, allí manejan todo sus padres, tenemos ventaja- Jin se cruzó de brazos y posó en mi una mirada de suficiencia que dejaba en claro que el tema estaba concluído.

-También nos afectaría a nosotros Jin, son de nuestros mayores clientes, ahora mismo con los cambios que estamos efectuando y el trabajo extra que tenemos, perder un solo cliente nos podría llevar a un mal camino. No quebraríamos, pero tendríamos tanto trabajo que dormir pasaría a ser una fantasía remota-

-Pero eso ellos no lo saben, les podemos dar un buen susto para que eduquen un poco al capricho andante que tienen por decendencia, déjamelo a mi- Se me acercó y frotó mi espalda con su mano en un gesto cariñoso, asentí, ya no me importaba nada, de por sí yo ya trabajaba más horas de las que debería, si perdíamos a los padres de Lilly como clientes tendría más trabajo, si, pero al mismo tiempo el gran espacio que ocupaba en mi cabeza y en mi vida este problema sería liberado, podría sustituirlo por trabajo sin dudar ni una vez.

Parecía algo tonto, solo me había encontrado unas pocas veces con mi rubio misterioso, siempre de manera atolondrada y breve, solo compartimos dos besos, apasionados sin dudas, pero dos besos, al fin y al cabo, y aun así estaba completamente flechado por su encanto. Quería conocerlo, necesitaba esa bolita de energía en mi vida a como dé lugar.

Jin logró apaciguar las aguas con el asunto de Lilly, resulta ser que sus padres no estaban enterados de las actitudes que estaba tomando conmigo y se sentían altamente avergonzados por su hija. No hizo falta amenazarlos con nada, en cuanto las historias llegaron a sus oídos tomaron decisión inmediata de mandarla unos meses al extranjero, lejos mío. Jin estaba radiante de felicidad con los resultados obtenidos, yo en cambio me sentía un tanto intranquilo, era extraño que luego de tanta insistencia ella hubiera decidido acatar lo que sus padres decían así sin más. Mis hermanos insistían en que mis temores eran innecesarios, pero había un sexto sentido anti-ex en mi que tenía las alarmas aun encendidas.

Aunque el asunto de la engendro se hubiera calmado, yo no me sentía de mejor humor. Habían pasado dos semanas completas desde mi último encuentro con el ángel rubio y no había vuelto a chocar con él, ni por asomo. Intenté pasar por las calles donde alguna vez nos encontramos, la de la cafetería que tanto le gusta a Jin y el atajo desde mi casa al trabajo, pero me estaba sintiendo ya un poco idiota por tener esperanzas de volver a verlo, fueron demasiadas casualidades seguidas, mi suerte estaba agotada.

Jin no me insistió nuevamente en salir o cambiar mis rutinas, me decía que me notaba triste y que prefería dejarme en paz, Yoongi en cambio se había encerrado en su propia burbuja, estaba más apático que lo usual, intentamos convencerlo de cenar alguna noche juntos o hacer algo y siempre se negaba refugiándose en la excusa del trabajo. Ahora entendía como se sentían mis hermanos cuando yo me enfrascaba en lo mío y dejaba de lado al mundo, a este paso Yoon necesitaría una intervención Jeon pronto, sería entretenido ser quien interviene y no quien es intervenido por una vez en la vida.

Ya no tenía ganas de nada, iba al trabajo, recorría los caminos en los que pretendía reencontrarme con el roba-pañuelos y volvía a mi casa a sumirme en melancolía. Para colmo todo me hacía pensar en mi rubio, el trabajador de la agencia de Namjoon había vuelto a olvidar la campera colorida que me recordaba a él la semana pasada, nuevamente la devolví por medio de Nam. Esta semana habían dejado un pañuelo rosa de seda, de todas las prendas que se podían olvidar ¿tenía que ser justo un pañuelo? Algo me impulsó a quedarme con el trozo de tela, al menos me hacía recordar a quien le pertenecían mis pensamientos últimamente y los trabajadores de Nam también podrían aprender a ser menos descuidados, ¿no?

Imantado a ti - Kookmin -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora