Capítulo 6: Inesperado

89 7 0
                                    


Pov: Jungkook

Cerca de las 7 Yoon me mensajeó: Bañate! Directo cómo es él. Agradecí el recordatorio ya que nuevamente el día se había pasado en un abrir y cerrar de ojos, de otro modo me hubieran encontrado en ropa de entre casa, frente a mis preciadas pantallas, devorando una sopa instantánea o algo así.

A las 8 puntual Jin y Yoongi irrumpieron en mi casa, ambos tenían llaves y poco aprecio por la privacidad ajena. Mientras Yoon preparaba la máquina de karaoke y repartía pizzas y bebidas en la mesa, Jin me empujó a mi habitación. Llevaba unas bolsas de marcas costosas en su brazo, las empujó sobre mi pecho y me indicó que me cambiara. No le veía sentido a arreglarme para una noche de karaoke entre hermanos, pero Jin insistió - Compláceme, siempre estamos con las mismas pintas, o parecemos salidos de un drama de oficinas, o somos unas piltrafas empijamadas, por una noche luzcamos bien, tomémonos alguna foto que podamos poner en un marco bonito en la oficina, disfrutemos nuestra belleza y juventud...

Honestamente no escuché el final del gran discurso, pero decidí poner un poco de mi buena voluntad en juego. Después de todo, el plan era ideal: pizza, cerveza, karaoke, casa. No podía ponerme caprichoso con los detalles, aparte la ropa no era extravagante ni nada, unos pantalones de vestir negros, camisa negra de material ligero, sobrio y cómodo, con un pequeño guiño sexi si dejaba algún que otro botón desabrochado descuidadamente, muy mi estilo.

En algún momento de la noche pasamos de la cerveza al wisky, sin escalas. Ya no coordinábamos en el karaoke, Yoongi estaba en su etapa de borrachera de intentar rapear como Agust-d, pero solo lograba tropezarse con sus palabras y reírse, mucho. Allí empezó la trampa, fui demasiado ingenuo, el plan era muy tranquilo para haber aplacado a Jin así sin más. De alguna manera lograron convencerme para salir con ellos a un club de moda, mi voluntad ya no era tan firme gracias a estar un poco achispado por el alcohol. En un minuto estábamos en mi living y el siguiente nos encontrábamos meciéndonos rítmicamente entre cuerpos sudorosos.

Me dejé llevar, continué bailando y bebiendo hasta que choqué con un chico de cabellos rubios y esponjosos, derramando algo de mi bebida en su blusa, transparentando un poco el material. Tragué grueso antes de disculparme, si jugaba bien mis cartas esta podía ser una noche de suerte. Él elevó la mirada en cuanto hablé y su rostro se transformó de una mueca apenada a una risa desvergonzada:

-Ahora supongo que estamos a mano, choque por choque- dijo el ángel rubio mientras continuaba riéndose

Lo miré de arriba abajo, un poco mareado por el alcohol, otro poco mareado por su hermosura. Yo reconocería a semejante belleza si ya me lo hubiera cruzado, no? Sus palabras me desconcertaban y no sabía cómo seguir conversando con él, mi suerte se estaba agotando más rápido de lo que esperaba.

Cuando me estaba dando por vencido presté atención a su cuello, un pañuelo de seda negro se enroscaba en él, dándole un aspecto todavía más sensual. El pañuelo, mi pañuelo, la bolita tierna de energía acrobática, ¿era este muchacho? Claro que sí, pero ahora llevaba puestos pantalones de cuero, una blusa blanca holgada y maquillaje leve que acentuaba su mirada. Las medias de colores y los rastros de pintura de ayer brillaban por su ausencia, cuánta dualidad en un solo ser.

¿Se preguntarán si le dije algo al chico? No tuve oportunidad, todo este hilo de pensamientos duró tanto que cuando quise responder a sus risas y comentarios, él se había esfumado entre el gentío. Ok tal vez estaba más tomado de lo que pensaba, busqué a mis hermanos y les dije que me volvía, no protestaron ya que eran pasadas las 4am, normalmente nunca salía con ellos hasta tan tarde, sabían hasta donde presionar. Me fui en un taxi, con un sabor amargo por no haber podido hablar un poco más con mi irrumpidor de rutinas y ladrón de pañuelos.


Pov: Jimin

Me desperté de mi nueva siesta completamente renovado, relajado y hambriento. Caminé hacia el espacio de cocina integrada de mi monoambiente y me preparé una ensalada de frutas con yogurt, no sabía bien qué hora era, pero siempre es buen momento para un desayuno. Mientras hervía el agua para hacerme un té verde, miré el reloj de reojo, eran las 7, había dormido casi 24 hs en total. Cubrí mi desnudez con una bata, a Tae le gustaba caer en mi casa sin aviso en los fines de semana, y aparte teníamos planes. Disfrutaba de andar sin restricciones en mi casa, y no era nada que Tae no haya visto alguna vez, pero me parecía cordial taparme un poco para las visitas.

Mientras desayumerendaba mis predicciones se cumplieron y Tae se prendió al timbre, lo dejé pasar con el portero automático, le invité a comer algo conmigo y nos enfrascamos en un debate sobre donde salir esa noche. Terminamos decidiendo ir a algún club de moda, ambos disfrutábamos mucho bailar y tomar algún que otro trago, lograríamos distraernos así un poco de los exámenes, sin dudas. 

Luego de cenar tomé algunas prendas de mi armario descuidadamente, no era de pensar mucho en qué ponerme, pero según Tae tenía el don de vestirme con un trapo y lucirlo como si fuera Dior. Me fui a cambiar al baño, el único lugar con puertas en mi dulce y reducida morada. Al vestirme vi de reojo el pañuelo del señor poste, me sentí travieso y lo enrollé en mi cuello, me daba un aspecto gatuno, casi como si llevara collar. Me gustó.

La noche transcurrió bien, llegamos al lugar, bailamos un tanto, nos invitaron unos tragos, bailamos un poco más, siempre entre nosotros, nos cuidábamos mucho de no atraer miradas o toques indeseados, ambos habíamos tenido una que otra mala experiencia que nos hacía ser precavidos.

En un momento Tae me dijo al oído que ya tenía ganas de irse, estaba aturdido y cansado. Fuimos caminando hacia la salida y un poste me chocó, si, esta vez no fue mi culpa. Sentí algo de líquido pegajoso humedecer mi camisa, esperaba que el desconocido no estuviera tomando algún trago de colores porque era una de mis camisas favoritas, y una de las pocas que no estaba manchada con pintura aún. Escuché una disculpa entre el bullicio del lugar y cuando elevé la mirada para responder, lo reconocí, ¡era mi señor poste! Qué coincidencia, empecé a reír tontamente mientras le decía lo primero que se me ocurrió

-Ahora supongo que estamos a mano, choque por choque-

Él no me respondía, me escaneaba con su penetrante mirada, arriba y abajo, repetía el movimiento. Noté el momento exacto en el que fijó su mirada en mi cuello y vi la nota de reconocimiento en su mirada. De repente sentí que el pañuelo apretaba la zona, que la camisa húmeda que rozaba mi pecho hacía cosquillas sobre mis pezones, que su mirada me desnudaba. Mierda, si seguía así iba a avergonzarme en público, estaba muy tomado para medir mis palabras y acciones. Así que opté por huir, tomé la mano de Tae que estaba unos pasos delante mío, tiré de ella con fuerza y me dirigí a la salida, sin mirar atrás, con la presión del pañuelo en mi cuello llevándome al límite, con necesidad de estar solo, o bien acompañado...

Imantado a ti - Kookmin -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora