13. La obligación de Rin

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Habían pasado al menos siete días desde aquel encuentro con Sesshomaru en el bosque, había calado tanto en su mente que siempre cuando trataba de dormir su cuerpo se inquietaba, subía su temperatura y no dejaba de pensar en él y no eran cosas decentes para una señorita.

Pero por más ardiente que fuera la llama del deseo no sólo en su corazón sino en todo ella, debía de olvidarlo. Ella ya estaba comprometida con otro demonio y esto era por ordenes de Inu No Kimi.

Se sentía tan miserable, tan llena de miedo ante lo desconocido, no podía hacer nada pero a la vez ese sacrificio era simplemente para salvar a su padre de la desgracia y ella lo que menos quería era que su progenitor sufriera las consecuencias de su negativa.

-Señorita Rin, la señora te manda a hablar.

-Gracias Ame ¿Está en el salón de té?

-Así es Rin- Ame la observó, sabía bien a que se debía esto, debía de pedirle a su señoría que acabara con esto- ¿Te pasa algo?

-No nada- sonrió- iré con ella.

-Rin antes de que vayas con tu madre, quiero decirle que por favor no hagas nada en contra de su voluntad.

-No te preocupes Ame, jamás lo haría, me voy.

Rin caminó muy pensativa hacia el salón de té en donde su madre la había citado, sabía que era lo que ella tenía que decirle y sabía como ella tenía que actuar… todo lo hacían por su padre.

Después de unos momentos la joven llegó al lugar en donde le habían dicho y tras ser anunciada la puerta se corrió para dejar entrar a la muchacha que parecía que iba a su sentencia de muerte.

Lo primero que vio Rin fue el severo rostro de su madre que dibujaba una extraña sonrisa en sus labios, Sara la recibía con un oloroso te de jazmín que lejos de gustarle le revolvía el estómago.

-Aquí estoy madre- anunció la joven.

-Lo sé Rin, lo sé, pero siéntate que hay algunas cosas que tenemos que platicar y sabes de qué.

La joven se sentó mientras era seguida por la mirada de su madre que la observaban muy despectivamente.
Cuando Rin alzó su rostro Sara rápidamente cambio a una cara más “agradable”.

-Hija se que esto es difícil para ti, para mí también lo es créelo, pero será lo mejor. Dentro de tres meses cumplirás la mayoría de edad. El señor Kirinmaru enviará una petición formal a tu padre en estos días, obviamente como en las ocasiones anteriores él me consultará, también a su consejo, pero como siempre la única decisión que él aceptará será la tuya y tú ya sabes lo que tienes que decir ¿verdad?

-Sí madre, le diré a padre que mi deseo es casarme con el señor Kirinmaru porque… tengo buenos sentimientos hacía él y que además es una buena sugerencia de nuestra benefactora Inu No Kimi.

-Muy bien, el señor Kirinmaru por supuesto es un ser muy serio y no dirá nada de la situación así que te sugiero que tampoco comentes nada sobre Inu No Kimi con él, tampoco lo de la deuda de la familia con la descendencia del general imperial.

-No lo haré madre- dijo una cabizbaja Rin.

Esas escenas sentimentales las detestaba, Sara solo rodó sus ojos y fingió la mejor cara de dolor en su rostro.

-Hija se que esto es difícil y me duele ponerte en esta situación, pero al ser mujeres nunca tenemos fácil esto, somos vistas lamentablemente como la carne que se puede vender al mejor postor. Y sé que es doloroso, pero pasará. El señor Kirinmaru te respetará y no te hará daño, quizás y con el tiempo puedas llegar a quererlo, a todas nos pasa Rin, así que por favor, no lo dudes nunca. Esto también es parte de tus obligaciones como mujer y como futura señora.

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