En mi eternidad

26. Mentiras que duelen

Aquella joven que alguna vez se había distinguido por su felicidad, estaba plenamente triste a la orilla de aquel lago viendo los bellos peces que brillaban aún en la oscuridad, las lágrimas una por una adornaban su bello rostro que a pesar de la pena que cargaba, seguía igual de hermoso.

La sacerdotisa la observaba y se miró a ella misma, hace algunos años atrás, sólo que la diferencia era que ella no fue realmente amada como si lo era Rin, miró hacia donde estaba Ame, quien también observaba a la joven que en medio de su tristeza acariciaba su barriga, llevaba en su vientre a la primogénita de aquel demonio.

-¿No crees que es suficiente?- Dijo la sacerdotisa.

-No comprendo- contestó Ame.

-¿No comprendes? Deja el papel de tonta que no te queda, a pesar de que tengas la apariencia de una niña tienes más años que yo y con eso quiero decir que sabes perfectamente distinguir entre lo que está bien o está mal. El castigo era hacer entender al demonio las consecuencias de sus acciones, no que ella estuviera pagando la purga que levantó tu señora y el perro de Toga contra Sesshomaru.

-Ya te he dicho miles de veces, esto es necesario.

-¿Necesario para quién? ¿Dime? Sesshomaru lleva meses durmiendo y la increíble idea de tu señora fue hacerle creer a Rin que su amado no la ha buscado por que la rechaza, ¿En qué parte del plan de Inukimi está que ella sufra y hacerle creer una mentira? ¿He? ¿Dime? Si acepté esto es porque supuestamente Rin no iba a sufrir y resultó todo lo contrario -reclamó- tus señores hicieron todo este enredo para hacer entender a Sesshomaru sus terribles acciones, pero el demonio está dormido y la única que esta cargando las consecuencias es ella - señaló a la joven- ¡¿Esa es la lección que espera Toga e Inukimi?! ¡¿Qué crees que pasará cuando Sesshomaru se aparezca frente a Rin?! ¡¿Qué ella lo va a perdonar?! Si es igual que su madre, Rin tendrá dignidad y se alejará de Sesshomaru y no dudes que él vaya y mate a tus señores, porque su supuesta lección está haciendo y hará más que sufrir a dos seres que se aman.

-Yo sólo recibo ordenes, no soy quién para no hacerlo.

-Si al menos tienes un mínimo de consideración por todos los años que le serviste a Rin, deberías de decirle la verdad ¿Al caso no ves lo mal que está? ¿Sabes que ella puede morir por la tristeza que trae en su corazón? Creo que tú mejor que nadie sabe que la línea de vida también esta en conjunto entre ella y Sesshomaru, y si ella muere él lo hará.

-¿Cómo sabes eso?

-No creas que soy estúpida, estuve en el infierno y volví de el, conozco muchas cosas y se de otras que ni siquiera tu señora tiene idea, así que estúpida no soy y te lo advierto- la apuntó con el dedo- mi promesa a la madre de Rin es más fuerte que el trato que hice con esos demonios, Rin no merece seguir estando en una mentira, así que estas advertida o le dices la verdad o yo misma iré en busca de Sesshomaru para que él le diga lo que está pasando.

-¿Me estas amenazando?- contestó Ame.

-Tómalo como quieras, no te tengo miedo, no tengo miedo ya de nada, la vida y la muerte para mi son iguales no hay nada que me detenga aquí, así que te sugiero que lo pienses porque no soy cualquier persona, aunque esté muerta me puedo llevar al mismo infierno a tu señora y el caos en la tierra se desataría.

La sacerdotisa se alejó dejando a una Ame muy pensativa y ciertamente preocupada, era evidente que no se andaba con rodeos y que su prioridad era Rin, por su parte la joven demonio se sentía muy culpable porque esa mujer tenía razón, esto se le había salido de control a su señora y a Toga, pero ella sólo seguía órdenes.

La demonio se acercó a la joven Rin que seguía en el lago mirando con vista perdida hacia el bosque esperando la llegada de Sesshomaru y eso la derrotaba más a ella.