24. Revelaciones

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Había pasado al menos 15 días desde que Rin se había enterado de su embarazo y por desgracia Sesshomaru no se había aparecido por aquel lugar, temía o que la había abandonado o que le había pasado algo.

Ame la tranquilizó diciéndole que probablemente el señor Sesshomaru se había ausentado por una serie de cosas que tenían que ver con sus tierras, cosa que era verdad.

Rin se miraba en aquel espejo que le regaló Inukimi en uno de los tantos obsequios que le mandó, tenía que hablar en cuanto antes con Sesshomaru para decirle acerca del embarazo, no podía esperar más, no quería que esto se convirtiera en un conflicto que seguro surgiría con el señor Kirinmaru.

-Señorita Rin- dijo Ame- Me han mandado a buscarla.

-¿Quién?- respondió- ¿Sesshomaru?

-No, su padre y su madre, me dijeron que es urgente.

-Bien gracias Ame… iré enseguida.

Con el pensamiento en otro lado, Rin llegó hasta el salón en donde estaba su padre y su madre, Sara se veía realmente complacida y su padre, estaba sumamente serio.

-Ven Rin, siéntate frente a nosotros- dijo Kichiro.

La joven rápidamente obedeció y se sentó frente a ambos, se preguntaba que era lo que tenían que decirle.

-Como sabes el plazo para tu boda ya se va a cumplir- dijo Kichiro- ya todo está listo.

-¿Qué?- dijo una Rin sorprendida.

-El señor Kirinmaru ha avisado que llega hoy en la noche, mañana se celebrará tu compromiso- dijo Kichiro mirando a su hija- Si tienes algo que decir Rin- pronunció las palabras lentamente- puedes hacerlo hija- sonrió.

-Yo… Yo no puedo…

-¡Cállate!- dijo Sara- Deshonraste a esta familia da gracias a que el rey Kirinmaru no es un ser malévolo, porque si fuera alguien más, te cortaría la cabeza por estar con otro.

-¡Haz silencio!- gritó Kichiro- Aprende tu lugar Sara, no tienes más autoridad que yo, y tú Rin no me has sido sincera hija- sonrió melancólicamente- ve a tu alcoba, que tendrás que ver al señor Kirinmaru esta noche.

-¡Pero Padre!- quiso decir Rin y por primera vez en su vida recibió un grito por parte de él.

-¡Obedece! Tú sólo has lo que digo Rin y no puedes salir de tu alcoba sin que yo de permiso ¿Entendiste? No trates de escapar por que habrá guardias y si es necesario te mantendré encerrada. Ahora vete- dijo Kichiro dando la vuelta.

Rin había quedado pasmada en el sitio sin entender lo que estaba pasando. Kichiro también había dado la orden de que Sara se fuera y que tampoco saliera hasta que él lo permitiera.

-Ame tú te quedas- dijo el joven señor Asano- Hay algo que necesito que hagas.

Rin derrotada y francamente asustada, no sabía que hacer, jamás su padre le había gritado, estaba preocupada. Pudo observar en sus ojos tristeza y decepción… ¿acaso él…? No eso era imposible, él no podía saber que estaba encinta de un demonio que no sabía de él desde hace más de quince días.



-¿Por qué mi hija no me lo confió?- preguntó el señor a Ame.

-Por miedo Señor.

-Yo nunca le haría nad
a.
-Usted no, pero la señora Sara sí.

-¿Sara?- dijo con una expresión sombría en la cara.

-Su esposa sería capaz de golpear hasta la muerte a su hija señor Kichiro, pero no soy yo quién deba decirle todo lo que ha pasado.

En mi eternidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora