21. En ti

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18 años. Rin cumplía 18 años. Y no sabía que hacer. Sesshomaru había desaparecido hace algunas semanas y no tenía ni idea de él más lo que le decía el hombrecito verde que le había presentado su apuesto demonio.

Eso la ponía nerviosa, Sesshomaru prácticamente no había movido ni un solo dedo para romper el compromiso con Kirinmaru. Estaba bastante nerviosa, sentía que tan sólo era un juego de él. “No, tienes que confiar, él no haría eso, tengo que confiar, confía Rin” se repetía una y otra y otra vez en su cabeza.

Pero algo no estaba bien, podía sentirlo y no, no era sobre Sesshomaru si no de algo más, pero no podía percibirlo.

-Estás muy inquieta niña, cálmate que si te alteras de más mi amo me va a matar.

-No sea exagerado señor Jaken, es que sólo me siento… inquieta ¿Cuándo volverá Sesshomaru?

-El amo dijo que hoy en la noche, pero no sé, ¿Cuándo te dijo a ti?

-Lo mismo que a usted.

-¡Entonces porqué me preguntas mocosa latosa!

-Cállese señor Jaken- corrió Rin hasta él y le tapó la boca- Alguien puede oír y decirle a mi padre.

-Pues tu padre debería de saber que eres la prometida de mi señor, no ese feo de Kirinmaru ¡Que malos gustos de tus padres!

-¿Soy su prometida?

-Ay niña si que eres tonta… ¡Pues claro! El joven amo te ha estado esperando toda la vida, desde que tengo conocimiento el señor Sesshomaru anhelaba estar contigo, aunque al principio creyó que eras hombre…

-¿Un hombre?- sonrió Rin curiosa.

-¡Las cosas que me haces decir muchacha! No le digas eso a mi amo, o me matará y aún tengo mucho que servirle al señor Sesshomaru… pero sí, su madre le hizo creer eso, pero yo no debo decirte más. A estas alturas ya deberías de saber que mi amo no juega con eso.

-Lo sé señor Jaken pe- Rn calló de repente. Algo, algo pasaba. Lo podía sentir en el aíre, no eran buenas noticias, era la presencia de alguien, de él. Unos toquidos a su puerta la sacaron de sus pensamientos- ¿Sí?- preguntó.

-Señorita Rin, su padre le ha mandado hablar. Ha llegado el señor Kirinmaru.

-Voy enseguida- respondió.

A la joven se le hizo un nudo en el estómago y miro angustiada al señor Jaken que sólo le devolvía la mirada ante aquella noticia.

-Señor…

-Anda ve con tu padre, ve a ver que quiere el señor Kirinmaru - dijo Jaken- ponte el relicario y no te lo quites, iré a buscar al señor Sesshomaru.

El demonio desapareció saliendo raídamente por la ventana. Rin suspiró, se colocó el relicario y emprendió camino hacía donde estaba su padre. Raramente Ame no estaba ahí para acompañarla.

Cada paso que daba hacia el salón de visitas, su estómago quería devolver hasta la última gota de té que había bebido esa mañana. No tenía un buen presentimiento de esto.

Minutos después había llegado al lugar y entró al sitio. Sentado estaba su padre y a lado su madre. También ahí, como se lo habían indicado, estaba el señor Kirnmaru. Rin se acercó y realizó una reverencia, primero a sus padres y luego al señor Kirnmaru.

-Que bueno que vienes hija- dijo el señor Asano- El señor Kirinmaru ha venido a verte.

-¿A qué debo el honor de su visita?- dijo Rin en un tono tembloroso.

En mi eternidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora