Después de dos meses de matrimonio, Isabella y William regresaron al castillo de Avelara. La recepción fue cálida y llena de abrazos y sonrisas. La Reina, Elizabeth, y el rey Philip los recibieron con alegría y orgullo. En medio de las celebraciones, William tuvo una conversación privada con su hermana, Victoria. La mirada de William era seria, pero llena de determinación.
– Victoria, he tomado una decisión importante – anunció William con voz firme. – He decidido nombrar a Isabella como la próxima reina de Avelara, y te pido que seas su dama de compañía.
Victoria se quedó atónita, sus ojos se agrandaron ante la noticia inesperada. Sin embargo, después de un momento de sorpresa, una sonrisa traviesa se formó en sus labios.
– Bien, hermano, si esa es tu elección, la aceptaré – respondió Victoria, con una chispa de diversión en sus ojos. – Será interesante acompañar a la princesa Isabella en su nuevo papel.
Isabella, ajena a la conversación entre los hermanos, esperaba en la sala de té. La habitación estaba iluminada por la suave luz de las velas, creando un ambiente íntimo y acogedor. Isabella se encontraba perdida en sus pensamientos cuando Victoria entró en la habitación.
– Princesa Isabella, parece que seremos compañeras en esta nueva etapa – dijo Victoria con una sonrisa juguetona.
Isabella se sorprendió al ver a Victoria allí, pero decidió abrazar la oportunidad de tenerla cerca.
– Así es, Victoria. Será un honor contar contigo como mi dama de compañía. Espero que podamos llevarnos bien.
La tensión entre ellas era palpable. Isabella se esforzaba por mantener una actitud neutral, pero su corazón latía con fuerza, recordándole los sentimientos que alguna vez habían surgido entre ellas.
Victoria se acercó a la mesa y sirvió té para ambas.
– Princesa, siempre he admirado su fortaleza y dedicación a su reino. Espero que podamos trabajar juntas y fortalecernos mutuamente.
Isabella asintió, evitando el contacto visual directo.
– Gracias, Victoria. Creo que podemos encontrar una forma de trabajar en armonía.
A medida que conversaban, el ambiente se volvía cada vez más tenso. Las palabras eran pronunciadas con cautela, pero las miradas fugaces y los roces accidentales desataban chispas de una conexión que aún estaba latente.
– Princesa Isabella, debo confesar que en algún momento fui injusta contigo – dijo Victoria, rompiendo la tensión en el aire. – Me disculpo por mis palabras hirientes y por cualquier dolor que te haya causado.
Isabella miró fijamente a Victoria, su voz llena de anhelo y pesar.
– Victoria, no puedo negar que hubo una conexión especial entre nosotras en el pasado. Pero debemos recordar nuestras responsabilidades y el compromiso que he asumido.
Victoria asintió con tristeza, pero un brillo desafiante apareció en sus ojos.
– Isabella, no puedo negar lo que senti por ti. Trabajaré junto a ti, pero no prometo que mi corazón se mantenga impasible.
Isabella sintió una mezcla de alegría y temor al escuchar las palabras de Victoria. Sabía que no podía permitirse desviarse de su deber, pero la pasión que sentía por Victoria se negaba a desaparecer por completo. Con el paso del tiempo, Isabella y Victoria lucharon por mantener una relación profesional y respetuosa mientras cumplían con sus deberes en el castillo de Avelara. Sin embargo, la tensión y los momentos románticos continuaron aflorando, creando un juego peligroso de emociones reprimidas. En lo más profundo de sus corazones, ambas sabían que el camino que habían elegido era difícil y lleno de obstáculos.
El destino de Isabella y Victoria se entrelazaba en una danza peligrosa y prohibida. A pesar de sus esfuerzos por resistirse, el amor que una vez compartieron continuaba latiendo bajo la superficie, esperando el momento adecuado para florecer y desafiar todas las expectativas. En la penumbra de la sala de té, Isabella y Victoria luchaban con sus sentimientos, atrapadas en un mundo donde el deber y el deseo chocaban. Sus corazones ansiaban una conexión más profunda, pero el camino hacia la libertad y el amor era incierto y lleno de obstáculos. Y así, en la sala de té, bajo la penumbra que envolvía sus corazones, Isabella y Victoria se enfrentaban a un dilema que trascendía las fronteras del deber.
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Coronas entrelazadas
Romans"Coronas Entrelazadas" es una cautivadora novela que nos sumerge en un mundo medieval lleno de intrigas, pasiones prohibidas y valientes luchas por el amor y la libertad. Ambientada en un reino donde los deberes y las convenciones sociales gobiernan...