Max se sintió como la mierda cuando atravesó la puerta trasera medio abierta del Santuario. Se obligó a cerrar la puerta despacio y no de un golpe. No quería estar allí. El único lugar en el que quería estar era con Nathy.
Incluso ahora podía oler su esencia en su piel, sentir su cuerpo presionado contra el de él. Lo deseaba con una locura que lo consumía de ganas de convertirse en su forma original y regresar tras Nat.
Pero eso nunca podría ser.
No había lugar en su vida para él.
-Llegas tarde, tigre -le gruñó Remi cuando Max entró en la cocina. -¿Dónde diablos has estado?
Max le ignoró al tiempo que cogía un delantal blanco del gancho de la puerta, se lo coló por delante, y lo ató alrededor de su cintura. Marvin se acercó corriendo a él, gritando con enfado cuando expresaba su incomodidad por ser olvidado con los osos por tanto tiempo.
-Lo siento, mono -dijo Max quedamente. -Tuve cosas que hacer esta tarde.
Marvin frunció su boca antes de correr por su brazo y enroscársele en el cuello revolviéndole el pelo. Max lo volvió a alisar pero no hizo comentarios.
Remi le dedicó una mirada hostil antes de ir a por otro barril de metal fuera del cuarto de suministros.
Tony entró a través de la puerta de la cocina del área de la barra con una carga de platos. Miró con alivio a Max cuando los dejó en un enorme fregadero de acero inoxidable.
-Hombre, hemos estado ocupados hoy. Juro que se siente como Mardi Gras o algo así.
Max echó una ojeada al reloj en la pared. Llegaba quince minutos tarde y Tony todavía tenía que tratar con el tráfico.
Tony inclinó su cabeza hacia Max.
-No te preocupes. Pero ten cuidado con Remi, ha estado con un estado de ánimo de mierda todo el día.
Max le bufó eso. Remi permanecía en un estado de ánimo de mierda. El osezno tenía un perpetuo PMS.
-No corras -Max le advirtió a Tony cuando se quitó el delantal y sacó sus llaves de su bolsillo de atrás. -Hay un policía justo calle abajo.
-Gracias por el consejo.
Tan pronto como Tony salió, Remi hizo una pausa con el barril de metal y miró a Max otra vez.
-¿Qué? ¿Ahora prestas ayuda?
Max le ignoró mientras cogía una bandeja vacía para los platos.
Remi inclinó su cabeza.
-Apestas a humano, tigre. ¿Dónde estuviste esta tarde?
Max podía sentir como el oso quería atacar, era igual en la naturaleza de Remi como lo era en la suya propia. Pero afortunadamente el oso tenía mejor sentido. Sin hacerle el menor caso, Max se dirigió al bar para recoger mesas.
Era una típica tarde con turistas y motoristas entremezclándose con canciones Heavy Metal sonando en el estéreo. Los Howlers no empezarían a tocar hasta más tarde. Con excepción de Cold, quien era su guitarrista, la banda tenía tendencia a dormir durante todo el día y sólo levantarse al atardecer. Era duro para un animal mantener su forma humana durante el día.
Sólo los verdaderamente fuertes podían hacerlo.
Desde que estaban ya con la cena, las mesas estaban apiñadas con personas comiendo. No había muchos Were Hunters por allí. Max era uno de la minoría que se atendía esto temprano. Pero bueno, la luz del día nunca le había molestado demasiado. Si bien él era joven para la edad de un Were Hunter, nunca había tenido demasiados problemas permaneciendo en forma humana antes de que oscureciera. Él no estaba seguro del por qué.