Epílogo

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Un mes más tarde

Nat sonrió a Max cuando esperaban de pie en el pequeño patio detrás de su nueva casa en el Garden District. El aire era un poco húmedo y caluroso, por lo que había elegido para casarse un traje blanco sencillo de novio. Tenía el pelo adornado con diminutas flores blancas.

Max se veía fantástico, sino un poco cálido, en su traje negro de etiqueta y cola. Por primera vez, su pelo no le caía sobre los ojos. Actualmente lo llevaba hacia un lado de su cara.

—Voy a entrar en esto con los ojos abiertos y no quiero que nada enturbie mi visión...

Esas palabras que le había dicho antes todavía lo calentaban.

Su cortejo nupcial era pequeño con solo Davika, Neen, Tammy, Off, Gun que sujetaba a su hijo, Force, Tay, Aristóteles... y por supuesto Marvin que vestía un pequeño esmoquin tamaño mono ya que era el padrino de la boda.

El padre de Nat había sido invitado, pero aparentemente él había estado demasiado ocupado para venir y eso estaba bien para Nat.

De cualquier manera, no quería que nada arruinase ese día. Mejor que estuviese ausente a que estuviese allí y frunciendo el ceño.

Max besó su dedo anular donde estaba su alianza de oro antes de que besase sus labios cuando el sacerdote los proclamó esposos. Una parte de Nat estaba más que divertida ante lo que eso se refería pues ellos eran más bien Tigre y Tigerswan en esos días, pero eso era otra historia.

Tan pronto como Max lo soltó, sus amigas se acercaron a abrazarlo y felicitarlo. Nat las abrazó mientras escuchaba a los lobos acosar a Max.

—Ahora estás como Off, atado para la eternidad —dijo Force con un estremecimiento. —Hombre, eres estúpido. A diferencia de Off, tú no tenías una razón para ello.

—Mejor será que te calles, Force —dijo Off sonriendo. —O dejaré a Gun suelto sobre ti.

—Sí —asintió Gun pasando a su hijo a los brazos de su padre. —Conozco a un pequeño demonio que le gusta el sabor de la carne de lobo. —Todos se rieron, excepto por Davika, Tammy y Neen, quienes se veían confundidas.

Cuando se aplazaron dentro de la casa para la recepción, Nat se detuvo abruptamente cuando encontró a Tong en el vestíbulo. Arqueando sus cejas, Off se detuvo ante el hombre que vestía un par de desgarbados pantalones blancos y una camiseta playera azul y blanca que colgaba abierta dejando al descubierto sus ocho paquetes de calientes abdominales.

—¿Alguna vez has llevado puesto algo que no fuese ropa playera?

Tong se encogió de hombros.

—Todas las otras cosas me irritan. Además, es fácil de poner... fácil de sacar.

Nat arrugó su nariz ante sus palabras.

—Ew… demasiada información.

—Entendido —dijo Max cuando Off sacudió su cabeza y siguió a los demás al comedor.

Una vez que estuvieron solos, Max miró ceñudamente a Tong.

—¿Entonces, a que debemos el honor?

Tong les sonrió abiertamente medio insolente y presuntuoso.

—Siento mucho interrumpir vuestra boda, pero no me quedaré mucho.

—No tienes que marcharte corriendo por culpa nuestra —dijo Nat rápidamente.

Max estuvo de acuerdo.

—Tenemos un montón de comida si te apetece quedarte. Te habríamos invitado, pero no pensé que las bodas fueran tu escenario.

09 MaxNatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora