Capítulo 1

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*Historia acabada, razón por la que tardé tanto en actualizar las otras, publicaré dos capítulos por día*

El supuesto año sabático había acabado hacía meses. Bellamy había sido comprensivo y dejado espacio para que Lexa afrontase su duelo, pero el dinero no duraba eternamente y salvo las piezas que aún alquilaban para exposiciones el resto ya se habían sido vendidos. Si se tratase de otra cliente ya la habría mandado a freír espárragos, pero se trataba de Alexandra Woods, la mejor artista que tenía y con la que más ganancias obtenía, necesitaba que volviese al trabajo. Así que por primera vez en semanas fue hasta el piso de su cliente, nunca comprendió como podía vivir en un piso tan pequeño, ella tenía dinero para una buena casa en uno de los mejores barrios de Atlanta. Al menos él aprovechó la buena racha para comprarse una y un buen coche que terminaría vendiendo si ella no volvía al trabajo, claro, como aún disponía del seguro de su difunta, pues a seguir con su año sabático.

Se colocó su corbata y llamó a la puerta mientras repasaba mentalmente su discurso. Esperó unos segundos y como no hubo respuesta al primer timbrado, llamó nuevamente, creyendo que en esta ocasión abrirían la puerta, pues escuchó como al otro lado retiraban la mirilla para observar quién había llamado:

- Lexa, sé que estás en casa- como la anfitriona seguía sin abrir la puerta insistió- no pienso irme sin que hayamos hablado, ya no.

Iba a timbrar de nuevo cuando por fin abrieron la puerta:

- Aún no estoy lista- dijo Lexa asomando la cabeza, tenía un peinado desaliñado y ojeras- para volver a trabajar.

- El dinero no dura eternamente.

Lexa frunció el ceño:

- Será a ti que eres un derrochador, a mí me queda lo suficientemente hasta para prejubilarme.

Bellamy se pasó la mano por su cabello engominado:

- Si quieres tomarte tu tiempo para volver a esculpir o tallar, cómo leches se llame lo que hagas, hazlo, pero necesito que hagas acto de presencia a la siguiente presentación- Lexa achicó los ojos- el contrato era que alquilaban tus piezas para una exposición siempre y cuando tú estuvieses presente.

Por fin Lexa abrió la puerta del todo, como había imaginado, aún estaba con la ropa del pijama, normal, una empleada se encargaba de traer la compra de la semana, lo que le sorprendía era que aún mantenía su figura delgada, si tendría de andar baja de vitamina D por falta de exposición al sol:

- ¿lo haces sin consultármelo a mi primero?

- Lexa, algún día tendrás que salir de éstas cuatro paredes.

Discutió el hombre:

- y según tú lo primero que tengo que hacer es ver a gente que ni conozco.

Bellamy puso las manos en señal de súplica:

- Por favor, Lexa, llevo un año y dos meses sin pedirte nada- miró al suelo y lo señaló- me arrodillo si quieres, pero necesito el dinero, por favor, tan solo asiste a esa exposición.

Lexa apoyó la mano en el marco de la puerta:

- Está bien- Bellamy suspiró con alivio- pues pídemelo de rodillas.

Bellamy puso expresión de sorpresa:

- ¿Qué?

Lexa amagó con sonreír levemente:

- Estaba bromeando, mándame la dirección y el horario por correo electrónico.

Blake iba a abrir la boca para agradecer el favor, pero no dio tiempo a emitir un sonido cuando Lexa entró en el piso y cerró la puerta dejándolo con la palabra en la boca. Bellamy dejó caer los hombros y musitó entre dientes:

El precio del arte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora