Capítulo 27

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Seis meses hasta el juicio y sí, Finn Collins fue un hueso duro de roer, tenía contactos e hizo uso de ellos, incluso involucró a una exnovia cuyo testimonio era el de poner a Finn como un santo, sabía embaucar al jurado y la defensa usó el pasado de Clarke en su contra, querían vender la imagen de un pobre hombre honrado y bueno que había sido manipulado por la prostituta que intentó seducir a otra mujer rica y que ésta la terminó abandonando por ser una persona horrible. Hasta la misma Alicia Woods alabó su estrategia, quizás otros hubieran sentido miedo o ya darían el juicio como un caso perdido, pero no la abogada, en cuanto puso un pie en el estrado supo dar la vuelta la tortilla, Clarke pasó de ser la prostituta manipuladora e interesada a ser la pobre mujer que tuvo que huir de su hogar por culpa del acusado y para poder sobrevivir tuvo que pasar por calvarios y abusos para poder sobrevivir, nuevamente la convirtió en la victima. Supuestamente debía ser suficiente con las pruebas y los testimonios de los que presenciaron a Finn disparando a Clarke, pero al parecer un juicio con jurado se parecía más a un programa de salsa rosa. Fue difícil, pero Alicia Woods lo consiguió, consiguió que el pusieran su pena máxima sin libertad condicional ni opción a recurrir una apelación. Clarke Griffin se olvidaría de Finn Collins para siempre.

Pensaba que al estar viendo a Alicia dificultaba pasar los días lejos de Lexa, pues era su hermana gemela, pero cuando Alicia dio por finalizado su trabajo se alejó de Clarke, entonces, ya sí que sintió que no vería a Lexa nunca más. Intentó encontrar trabajo por su cuenta, pero el juicio salió en la prensa y por ende, su pasado también, nadie quería trabajar a una mujer que había trabajado como mujer de compañía, así que tuvo que hacer uso de los contactos que le había dado Lexa, algunos la dijeron que ya tenían el puesto ocupados, menos una mujer, no tenía un puesto para soplar vidrio, pero sí tenía un puesto en una galería, pero no en Atlanta, la galería estaba en Jacksonville, al noroeste de Florida, por lo que tuvo que pensárselo y la mujer le dio el tiempo que necesitase.

Quedó con Raven y con Luna, sorprendentemente era la relación que más le estaba durando a la castaña, quizás porque por los horarios no coincidían mucho y no se cansaban con facilidad. Estaban tomando un café y debatiendo:

- Han pasado meses de la última vez que vi a Octavia y Lincoln- dijo con tristeza la rubia- meses desde la última noticia de Lexa, empiezo a admitir que la he perdido y que debo seguir con mi vida.

- ¿Alicia fue tan perra de no decirte nada?

Preguntó Luna desconcertada, Clarke se encogió de hombros:

- Su familia tampoco sabe mucho más que yo.

Raven aferró la mano de Clarke:

- Me dolería que te fueses, pero creo que deberías hacerlo- forzó una sonrisa- tampoco te irías muy lejos, podríamos ir a verte y pasar unos días a las playas de Jacksonville.

Clarke forzó una sonrisa aunque sin querer sus ojos se llenaron de lágrimas:

- Han pasado meses- su voz comenzó a resquebrajarse- y aún sigo amándola.

Terminó la frase y rompió a llorar. Luna la miró con tristeza:

- Las rupturas así duelen, pero hay que hacer de tripas corazón y obligarte a seguir, porque significa que la persona destinada a ti está en otro lugar y Lexa solo estuvo como una transición- Raven asintió con la cabeza apoyando a lo que le decía su novia- alguien que te ayudó de salir de un mal camino, solo eso.

- Ese alguien y yo íbamos a ser madres, no solo fue una simple relación.

- Lo sabemos, Clarke.

Dijo Luna intentando tranquilizarla:

- Decidas lo que decidas, te vamos a apoyar, pero nuestro consejo es que agarres esta oportunidad, así aprendes y trabajas de algo que te gusta.

Clarke asintió con la cabeza. Había convivido poco tiempo con Lexa en esa casa aún así está llena de recuerdos junto a ella, tampoco podía seguir viviendo bajo ese mismo techo. Se tomó otro par de días pensándolo hasta que optó por llamar a Niylah Green y aceptar el trabajo. La mujer fue amable y comprensible, la ayudó a buscar un piso y contrató un servicio de mudanzas para facilitar el traslado. Incorporándose al trabajo cuando ya estuvo instalada. Su piso se encontraba en N Laura st. y la galeria estaba en la misma calle así que podía ir caminando al trabajo.

El precio del arte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora