Capítulo 40

757 58 6
                                    

Dicho y hecho, Lexa lo intentó acercarse a la rubia una vez más, pero se sentía incomoda teniendo a Indra bajo el mismo techo y eso que era una casa grande, no podía oírlas ni queriendo y le extrañaba, porque cuando estuvieron viviendo en Atlanta y fueron los padres de Clarke de visita no tuvo ningún reparo en hacer cositas. Así que llegado el momento se arreglaron y la acercó hasta un puerto donde había un barco de vapor fluvial, como los que había antiguamente y que seguía en funcionamiento, tal y como había predicho, a Clarke le fascino:

- ¿vamos a montar ahí?

Lexa dibujó media sonrisa:

- Sí, nos hará una ruta y tendremos una rica cena romántica al atardecer- miró a Clarke que tenía los ojos brillantes de emoción- ¿te gusta?

- Bromeas- dijo emocionada- me encanta.

Lexa rio entre dientes:

- Bien, pues vamos.

Tras escanear el código de acceso, subieron al barco, era grande, en la parte de atrás estaba la enorme rueda de paletas que giraba, el color era blanco con bandas horizontales rojas, tenía tres plantas, así pues subieron a la planta de arriba que estaba descubierta y desde ahí, apoyadas en la barandilla vieron el atardecer, Lexa posó su mano sobre la de Clarke atrayendo su mirada azulada, la morena sonrió:

- Te quiero.

Clarke amplió su sonrisa y abrazó a la morena de una forma que pudiese seguir viendo el atardecer:

- Yo también te quiero.

Antes de que terminase de anochecer bajaron a la zona de restauración dónde las acercaron hasta la mesa que tenían reservada para ellas, cerca de una de las ventanas, aunque a esas horas solo se podían ver las luces de la ciudad. Mientras estaban revisando la carta para pedir, Lexa se fijó en una joven pareja dos mesas más adelante, iban acompañados de su hija, que pese a ser muy joven, se comportaba de una forma muy educada, no se levantaba y no correteaba, eso sí, se la veía muy parlanchina con su padre mientras éste la entretenía con un truco de magia, eso la hizo sonreír, porque hoy en día la mayoría de los adultos se sientan y les ponen una pantalla del móvil con dibujitos y pasan a un segundo plano, eso la hizo pensar, si la vida hubiera sido de otra forma, ahora mismo serían madres, de un pequeño rubito o moreno o de una niña de ojos azules o verdes, miró unos segundos a Clarke estaba pensativa mirando la carta de menús, años atrás era incapaz de imaginarse tener una familia, si el de casarse y eso lo cumplió aunque saliese mal, pero con Clarke, si se lo estaba imaginando en esos instantes, fue como si de un momento a otro el reloj biológico se le hubiera encendido y su cerebro desde la puerta trasera la gritase "Ya procrea pinche pendeja se te va a pegar el arroz" bueno, no es así, pero me hizo gracia imaginármelo así, igual no le dijo nada a Clarke que pidió lo que iba a cenar cuando la camarera se acercó para tomar comanda. Clarke pidió pollo frito con puré de patatas y de postre budin de plátano, Lexa pidió el plato de mariscos y salmón con el mismo postre que pidió Clarke:

- Este barco me recuerda tanto a la película de la Momía- se mordió el labio inferior- en aquella época no sabía con quien tenía el mayor crush, con Brendan Fraser o con Rachel Weisz.

- Rachel Weisz, sin duda.

La rubia la miró con curiosidad:

- ¿Nunca te han atraído los tíos aunque sea un poquito?

- No, la verdad es que no, distingo cuando un hombre es guapo, pero- torció el gesto- no de manera sexual, eso se lo quedó mi hermana que perdía el culo con cada capullo guapo que conocía.

Ya que estaban tocando esos temas, sacó uno a la luz, ya que nunca había preguntado, algo había comentado la ojiverde anteriormente, pero nunca entrado en detalles:

El precio del arte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora