capítulo 30

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Clarke llegó a su piso y lo primero que hizo fue dar el botón para escuchar los mensajes que había en el contestador mientras iba a la cocina y se servía una copa de vino, de vez en cuando se daba ese gustazo "TIENES DOS MENSAJES NUEVOS" escuchaba de fondo, aunque en realidad no dejaba de pensar ¿Por qué seguía acostándose con Niylah? De fondo escuchó la voz de su madre "Cariño, por favor, ha pasado más de un año desde que nos vimos la ultima vez, llámame y hablemos" dio otros cuantos tragos a su copa de vino, a la siguiente que escuchó de fondo fue al voz de Raven "Hola, Clarke, tengo que hablar contigo, es sobre Lexa" lo siguiente que se escuchó fue un pitido. Clarke puso los ojos como platos, dejó la copa sobre la encimera y fue corriendo hasta el teléfono, lo descolgó y llamó a su amiga:

- ¿Diga?

Atendió la llamada Luna:

- Hola, soy Clarke ¿se encuentra Raven?

- Lo siento, está en turno de noche.

Clarke maldijo en su fuero interno:

- Me dijo que me tenía que decir algo sobre Lexa ¿Sabes algo?

- Creo que los detalles te lo tiene que dar Raven, yo solo te diré que está aquí, la hemos visto.

La rubia sintió que se quedó sin aire:

- ¿Qué? ¿Desde cuándo?

- No lo sé, la verdad.

Clarke agachó la cabeza:

- Está bien, dejo que descanses, gracias por la información.

- Buenas noches, Clarke.

La rubia colgó el teléfono y fue hasta el sillón para sentarse. Había guardado una pequeña esperanza de que Lexa la buscaría para aunque sea hablar cuando regresase de Europa, pero no lo hizo, porque ya había regresado y no hizo el esfuerzo. Se sentía como una gilipollas ¿qué estaba haciendo con su vida? Lo único que había conseguido era un trabajo que le gustaba, independencia y aun así, sentía que había un gran vacío y no daba con eso que consiguiese llenarlo, apoyó la cabeza en el respaldo del sillón y le vino a la mente la imagen de un chico alto, guapo y educado, quizás él podía ser esa pieza ¿sería demasiado tarde para llamarlo? Fue hasta su bolso que lo había dejado en el mueble de la entrada y rebuscó hasta dar con su tarjeta, tuvo suerte, no lo había tirado, como había hecho con la mayoría de los números que la habían dado, regresó a la cocina y se llenó la copa de nuevo y estuvo mirando la tarjeta un buen rato ¿Y si estaba trabajando? Era médico, al final optó por enviar un mensaje, estuviese durmiendo o trabajando no le molestaría, sin embargo, obtuvo respuesta casi al instante:

Cillian: Hola, Clarke, claro que me acuerdo de ti, estaba perdiendo la esperanza de que me llamases.

Clarke: No sabía si estabas durmiendo o trabajando, no quiero importunarte.

La rubia se quedó mirando la pantalla del teléfono, esperando otro mensaje de Cillian, sin embargo, directamente la llamó, Clarke se puso nerviosa, no era lo mismo mensajes que hablar por teléfono, en una llamada estaba obligada a contestar, los mensajes podía responder cuando quisiese y tenía tiempo para elaborar respuestas interesantes, pero ni modo, no le iba a dejar sin responder:

- Clarke Griffin al habla.

- Estoy de guardia, pero por suerte estaba en un descanso.

Respondió Cillian al mensaje escrito de la rubia:

- Pues que afortunada soy que escribí en el momento indicado.

- El afortunado soy yo, recibir un mensaje tuyo en una intensa jornada anima mucho, un chute de energías para terminar la guardia.

Clarke rio entre dientes:

El precio del arte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora