Capítulo 21

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Lexa había estado hasta tarde trabajando en un par de esculturas, las dos a petición de una cliente, obviamente le había dado libertad de crearlo a su gusto, solo le había pedido que fuese de colores azul oscuro, rojo y transparente, el concepto debía reflejar la agonía. No quería extenderse demasiado porque al día siguiente iría a recoger a sus suegros y Clarke estaba algo alterada, pensaba que la encontraría viendo la televisión y llenado el sillón con cascaras de pipas por los nervios, pero no, cuando llegó la estaba esperando con un disfraz de monja sexy, Clarke estaba en los días más fértiles, según le chivo una prueba que compró en la farmacia, no sabía que si era fiable o no, daba igual, lo haría de todas formas, en la última semana había sorprendido a Lexa con juguetes nuevos, con disfraces nuevos y la morena lo achacaba a que Clarke tendría las hormonas alocadas y bueno, algo así pasaba, había dejado de tomar los anticonceptivos que la regulaban hormonalmente y Lexa parecía disfrutar de sus ocurrencias, solo que esa noche, notó a la morena algo incómoda nada más verla:

- ¿ocurre algo?- preguntó Clarke mirándose- ¿no te gusta?

Se había mirado al espejo y se veía muy sexy:

- Clarke, no soy creyente- comenzó a decir Lexa algo incómoda- pero igual me perturba usar un atuendo "religioso"- dijo dibujando las comillas con los dedos- para incluirlo en un acto sexual.

Clarke se quitó el hábito, porque de "toga" lo único que tenía era lencería de encaje negro con transparencias y la parte inferior de la lencería estaba abierto exponiendo su sexo con ligas que se ajustaban a sus muslos y en su cuello tenía un colgante con una cruz de madera, lo que dejaba más desconcertada a Lexa es que Clarke aún estaba delgada, sabía que aún era el segundo mes y que no debe que tener una barriga de nueve meses, pero algo debía notarse ¿no?:

- Lo siento, no caí en ese punto, pero- tiró el hábito lejos y la cruz también, quedando únicamente en lencería- ¿qué te parezco así? Llevo toda la tarde esperando a que quites la calentura de esta pecadora.

Lexa dibujó media sonrisa, se acercó a Clarke y la abrazó para darla un beso. Toda la semana y sin exagerar, lo habían estado haciéndolo, de mañana y de noche, incluso hubo un par de días que de tarde también, con juguetes, sin juguetes, por adelante, por atrás, de lado, de pie, de culo, bocarriba de espaldas y todas las posturas que no fuesen de alto riesgo, así que en cuanto se separó un poco de Clarke la sorprendió con lo siguiente:

- Clarke, me encanta hacerte el amor y también follarte, pero necesito un par de días de descanso porque me duele el pito.

¿Creía que iba a decir esa frase alguna vez en su vida? No, había tenido momentos de mucha actividad sexual con sus anteriores parejas, pero ni de lejos llegaba a la que le estaba dando Clarke, que también quedó algo estupefacta:

- ¿Qué?

Lexa se apartó un poco, se bajó la cremallera y se la sacó, completamente flácida, con rojeces y hasta con un poco de inflamación un poco más y le saldrían ampollas. Lexa acudió a una consulta médica porque creyó que podría ser alguna enfermedad, pero no:

- Tengo que estar un par de días con cremas con corticoides- Clarke se tapó la boca con dos manos mientras ponía los ojos como platos- pero podemos sacar de paseo por el dormitorio a peneplastico.

Sí, así apodaron al juguete de Clarke:

- Cariño- dijo apenada Clarke abrazando a Lexa- lo siento.

Sinceramente, la misma Clarke tampoco creía que iba a ser capaz de follar tanto como para provocar tales irritaciones en un pene. La principal idea lo hacía por la desesperación de quedar embarazada, pero tampoco se iba a engañar, le encantaba el sexo con Lexa, hasta el punto de que sin darse cuenta le estaba cogiendo demasiado vicio y adicción:

El precio del arte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora