Capítulo 38

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Clarke sentía que ahora todo iba a ser bien distinto, para bien, ahora iban a ser ellas, sin terceros en discordia metiendo presiones ni amenazas, aunque no iba a ser tan fácil por la distancia. Raven la aconsejó que le echase morro y que se fuese con Lexa de una vez por todas, pero no quería ser la mantenida de la historia, por una vez en su vida tenía un trabajo que la gustaba y se le daba bien, ganaba dinero y era independiente, cosa que no había sido ni viviendo con sus padres y mucho menos cuando estuvo con Finn, sobre todo este último que la quería como la ama de casa, no estaba dispuesta a ser la ama de casa una vez más, aunque la distancia tenía una ventaja, el sexo era brutal cuando se echaban de menos, prácticamente no había recordado a Lexa tan sobona, siempre había sido tan reservada y correcta, pero cuando se le acumulan las ganas parece un succionador con batería infinita. Una vez más se negó a que la acompañase al aeropuerto, pues le aseguraba que era débil y capaz era de quedarse otro día más.

Aunque ese día Lexa se llevaría un recuerdo o una anécdota que contar, pues Clarke, le metió en la mochila a Ana-lia, como regalo y por si algún día les daba por repetir el sexo por videollamada, el caso es que en cuanto abrió la mochila enfrente del guardia de seguridad para pasar a la terminal sintió sonrojarse, pues claro que el guardia la miró extrañado al ver ese masturbador con mechones pelirrojos y unos ojos pintados, a ver, no sería la primera vez que vean un juguete sexual, pero apostaría que sería la primera vez en que ven que lleva una cara pintada. Lexa carraspeó algo sonrojada:

- Un regalo de mi novia.

Musitó avergonzada:

- Ya.

Dijo el guardia en plan "a mi qué me cuentas" lo puso en la cinta para que pasase por el escáner mientras ella pasaba por el detector de metales. Lo cierto es que Clarke conseguía que experimentase cosas que ni se había planteado, siempre había sido muy tradicional, hasta eso de usar juguetes. Nunca se había imaginado que pasaría vergüenza en un aeropuerto por llevar un masturbador que se asemejaba a un culo, en fin, igualmente estaba feliz, porque la quería y ya no había nada ni nadie que interviniese en su relación, vale, un poco se reprochaba así misma ser tan cabezota y haber esperado tanto.

Clarke comenzó la semana feliz, esa positividad se veía reflejada a la hora de trabajar para la siguiente exposición y en sus ventas, lo que semanas atrás Josephine se hubiera alegrado por su compañera, ahora solo incrementaba su competitividad y por culpa de su envidia solo hacía nada más que empeorar su forma de trabajar, por suerte para ella, Niylah estaba fuera, unos días por trabajo y otros porque era sus días de vacaciones con la familia, era el cumpleaños de su esposa y a pesar de serla infiel, había determinadas fechas que siempre se la dedicaba a ella, a nadie más ni siquiera a su trabajo que supuestamente es su primer amor.

Estaban teniendo un momento de tranquilidad, Clarke tenía apoyados los codos en el mostrador, mientras miraba sonriente el móvil y Josephine tenía la espalda apoyada en la pared y estaba cruzada de brazos, observando seriamente a la rubia:

- Si que te tiene embobada tu ligue.

Clarke miró sonriente a Josephine y le mostró lo que estaba viendo:

- Ay no, es un vídeo de gatitos graciosos.

Josephine forzó una sonrisa y se acercó en plan amiguita falsa, más falsa que una camiseta Daddidas en un corte oriental chino:

- Ya chica, últimamente te veo muy feliz y me da que tiene que está relacionado con tu churry ¿no piensas darme algún detalle? ¿Cómo lo conociste? ¿Es algo serio?

Clarke se intentó hacer la interesante antes de ceder a contar el chisme:

- Vale, hace un año y medio tuve una relación con Lexa Woods, la sopladora de vidrio- Josephine asintió con la cabeza- nos reencontramos y nos hemos dado otra oportunidad- amplió su sonrisa- obviamente es algo muy serio.

El precio del arte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora