Marian:
Debo de decir que la presencia del príncipe elfo en el castillo no fue un hecho que previamente había planificado, aun así le aportó mucho a mi plan, más de lo que podria haber imaginado.
¡Pobres corazoncitos!
Me dirijo hacia los muros del frente del castillo y salgo del cuerpo del rey. Tan exhausto y cansado, su cuerpo tan angustiado. Sí que fue fácil adueñarse de él. Observo cómo vuelve a su aspecto desaliñado y me marcho a paso apresurado de allí.
— Siento que te has divertido anoche — exclama Caranthir en cuanto entro a la cabaña lo que causa que las carcajadas escapen de mi cuerpo.
Qué patético
—¿En qué momento se volvieron tan constantes tus visitas? — le encuesto cínica. Su rostro tan joven sólo me recuerda todo lo que ha podido disfrutar a costa mía.
— Tal vez en el momento en que Calegorm entro en tu campo de vista.
— Calegorm, Calegorm.
»Si que le tienes muy cuidado. ¡Qué lástima que nació en el reino maldito! ¡ Qué lástima que se ha enamorado de la persona incorrecta! .
»Caranthir, no hay solución. Acéptalo.
— Es el rey de Islandia, Marian. No puedes dañarlo.
— No es mi culpa que ustedes no respeten sus propias leyes. Mírate. Estás en Greenworld un reino en el que está prohibida vuestra entrada.
—Calegorm está fuera de sí, todo por esa princesa, haz algo.
—Es la profecía, Caranthir.
— ¡Es tu profecía! —que exclame eso, sólo me hace volver al tiempo en que tuve que salvar el pellejo de la reina por petición suya.
Cuán enredados están ambos reinos y lo estarán siempre, por más que pasen los años y hagan de todo lo que se les ocurra para evitar el encuentro de los dos reinos.
—Alguien tiene que pagar lo que hicieron tú y la reina, ¿no crees?—le digo y por su expresión seria doy por terminada la discusión.
Hora de volver a los quehaceres de una anciana.
*
Transcurrían los primeros meses del reinado del Rey Hans, cuando Caranthir me visitó por primera vez. En ese entonces tan inexperto, pero siempre firme acompañado de una joven de pelo rubio y ojos verdes. Tan parecida a la fallecida Isabella que causó enorme curiosidad en mí.
Tan, pero tan idéntica .Con una única diferencia: sus orejas puntiagudas. Esmeralda, se hizo llamar.
—Es la elegida del rey — confesó Caranthir.
Aquella joven, Esmeralda, había sido elegida por el rey para ser su reina. Pero ¿Cómo era posible? Los elfos desde los tiempos en que el rey Faustino gobernaba Greenworld han tenido prohibida la entrada en el castillo. Los elfos lunares, y esta joven por sus características, no lo era. Me quedé observándola durante varios minutos, y ella solo fue capaz de agachar su cabeza, avergonzada tal vez.
—El rey no sabe mi verdadera identidad — confesó susurrando.
Fui ahí cuando entendí todo. Los elfos lunares nunca dejarían en paz al reino de Greenworld. Durante dos generaciones, mantuvieron gran distancia. Había paz y no preocupación. Esmeralda: hija de Isabella y ¿quién?.
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La reina de la naturaleza verde |Terminada
FantasyNo creía que podrías existir. Todas las noches mi madre contaba tu leyenda... o más bien creo que debería de decir: nuestra leyenda; porque tú eres ese chico que trae consigo el frío y la tranquilidad mientas yo, traigo conmigo el fuego y la adrena...