20|Frente al Consejo Real

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Esmeralda:

La mirada de Thiana fija en mí, me hace darme cuenta de mi lugar. No soy consciente de en qué momento pasó, pero al parecer la razón vuelve a mi cuerpo y con gran dolor en el corazón me marcho dándole la espalda a Calegorm.

Por un momento me reprocho enormemente al llegar a la habitación por haber obedecido a la razón, la verdad es que somos títeres de las constantes peleas entre la mente y el corazón, pero la realidad es una sola, una reina piensa primero en su reino y Calegorm no es lo adecuado, Calegorm es lo prohibido.

Limpio mis lágrimas, y me dirijo hacia la bañera ignorando a Copito, hasta que dice algo con lógica y mi atención se desvía hacia su presencia cuando expresa algo relacionado con el mandato, las leyes y las consecuencias de desobedecerlas, justo lo que han estado haciendo los elfos lunares, justo lo que ha estado haciendo Calegorm últimamente, desafiar las leyes del consejo y su propia ley de no entrar en Greenworld.

Mientras el agua va sumergiéndome en ella, mi mente solo es capaz de razonar, la ley de la prohibición solo la puedo quitar siendo reina, y reina no puedo ser si quebranto las leyes quedándome con Calegorm.

Es este pensamiento el que me mantiene tranquila el resto de la tarde mientras intento convencerme de que mejor decisión no puedo haber tomado.

Una vez que sea reina, iré a por Calegorm, y ya no será prohibido.

***

El día empieza con una leve llovizna que observo encontrando calma desde el gran ventanal de mi habitación.

Todavía con mi camisón favorito puesto, recibo a Nana que me informa sobre una reunión a la que mi padre me ha llamado, por lo que me coloco un vestuario carmín y salgo de la habitación. Custodiada por dos guardias reales camino en dirección al despacho de mi padre dándome cuenta de que a partir de ahora seré custodiada, a toda hora, en todo lugar. A medida que avanzo por uno de los pasillos observo el jardín aún cubierto de toda la decoración de la boda, por uno de los ventanales. Entonces recuerdo a Otoniel, como siento haberle dejado plantado, romper sus iluciones, quebrantar el tratado entre ambos reinos.

— Me alegra que estés mejor, padre — le expreso a pensas entro y le encuentro más compuesto y recuperado.

—Digo lo mismo, princesa — me devuelve seco mientras lee unos archivos que yacen en sus manos y me observa respectivamente y repetidamente lleva a cabo la misma acción.

»Puedes tomar asiento — me indica mientras señala uno de los sillones situados frente a su mesa y deja los archivos a un lado entrelazando sus dedos encima de la madera.

— El consejo ha demandado nuestra presencia en el salón principal, está misma tarde. — anuncia poniéndome nerviosa. No esperaba una reunión con el Consejo tan pronto.

— ¿Cuál es el propósito? —me atrevo a preguntar encontrando mi voz.

—Sancionarán al rey de Islandia, ha quebrantado sus propias reglas y se ha entrometido gravemente en asuntos privados de Greenworld, también ha avisado a la futura reina. — enumera haciendo señas con sus dedos a medida que avanza con sus palabras y aguardo tranquila evitando mostrar en mi rostro la enorme preocupación que recorre mis venas.

Porque para cumplir mi propósito debo mostrarme paciente, calmada y madura, por lo que solo asiento y salgo de allí acompañada nuevamente por los guardias de ojos azules, me dirijo está vez hacia el comedor. Los sirvientes se reverencian ante mi presencia, mientras avanzo hacia la larga mesa a por unas cerezas. Observo a toda la servidumbre e incluso personal que antes me miraba a los ojos y ahora solo se limitan a agachar su cabeza ante mi mirada. Inmediatamente noto que algo ha cambiado, incluso el ambiente se ha vuelto tenso. Supongo que es hora de ver las cosas, afrontar y pensar como lo que soy, la heredera y futura reina del reino.

La reina de la naturaleza verde |TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora