Los tres años que duró la guerra no hice más que sumergirme en el remordimiento, recordaba entonces, todo cuanto aconteció desde que ví por primera vez a Esmeralda.
*
Hace ya un año desde que inicié la preparación en la Academia de Príncipes y Princesas de Greenworld, fundada por mi padre Damián y quien puso al Hada Janna, encargada de mi cuidado, para que tome las riendas de la dirección de la academia. Hoy el alba nos despierta más temprano de lo habitual, y aunque hubiese deseado dormir solo un poco más la siesta, quedo como un bobo hechizado cuando en el comedor es anunciada la presencia de una nueva integrante.
-Hoy comienza en la Academia sus estudios, la princesa Esmeralda-menciona con voz melosa, Janna con una sonrisa que adorna su rostro. Sus manos le brindan apoyo a la chica de largo cabello rubio que podría cubrir todo su rostro por el hecho de que lo lleva despeinado; la mirada de la chica está puesta en el suelo, por los nervios quizás. Todos nos sentimos así en nuestro primer día en un sitio lleno de otros jóvenes, pero suspiro por un largo rato, mientras le observo. El hecho de que ingrese justo hoy, significa que estará en el primer curso mientras que yo transito por el segundo dado el tiempo que llevo aquí estudiando. Me pregunto a qué reino pertenecerá y si debo agradecer con grandes honores a sus padres por brindarle tal belleza. Aunque desde lejos no defina con claridad los rasgos de la joven, sé que será mi perdición. Si hube mantenido mi actitud implacable en el primer año, Esmeralda ha llegado para volcar todo al revés, de buena manera.
Me acerco a ella cuando termina el desayuno, pues he permanecido inmóvil en mi sitio hasta que Janna ha anunciado que comenzarán las clases. Dado que Janna le ha ofrecido un puesto en la mesa donde ella suele desayunar a la joven nueva, supongo que durante su período de adaptación y hasta que haga amigos, voy hacia donde se encuentra sentada.
-Es un placer tenerte en nuestra Academia-le digo arrodillándome al lado de su sillón y levanto mi mano derecha, la chica pone su mano izquierda en contacto con la mía y beso su delicada piel. Es entonces cuando nuestros ojos hacen contacto y presencio la perdición misma en el verde esmeralda de sus grandes ojos.
»Me ofrezco a mostrarte el lugar-le ofrezco y su respuesta es una cálida sonrisa. De pronto tengo deseos de tocar sus labios rosados y comprobar que tan suaves son, pero corrijo mi postura erguida a la espera de que haga lo mismo y ponernos en marcha fuera del comedor.
-Aún hay partes en proceso de construcción, pues no hace mucho de que se fundara esta escuela, pero no frecuentamos esos lugares, por el momento no se hacen necesarios. Los profesores han equipado todo lo que necesitamos en la parte ya concluida-le hablo dándole un dato curioso cuando hemos dejado los muros de la edificación atrás y ahora nos encaminamos hacia el área de entrenamientos de arco y flecha. No ha mencionado palabra alguna desde que salimos del comedor, solo se limita a observar todo con suma curiosidad y sonreír por cortesía cuando le converso. Muero de ganas de escuchar su voz, pero no se lo demuestro. Podría asustarse.
-¿Has intentado practicar este deporte antes?-le pregunto intentando despertar sus cuerdas vocales-¿Ver a tu padre, practicándolo en el castillo tal vez, no logró despertar una curiosidad dentro de tí por saber cómo se ejecuta?
»Fue lo que me ocurrió a mí.
Me arrepiento de mis palabras, y ni siquiera sé el motivo cuando sus ojos llegan a los míos y no hay sonrisa de cortesía está vez, solo una profunda tristeza en su mirada. Muerdo mi lengua internamente, tal vez he dicho algo que no era correcto. Las damas nunca podrían sentir curiosidad por armas de batalla. Balbuceo palabras sin sentido a modo de encontrar una disculpa válida, pero es que ni siquiera conozco el motivo por el que debo disculparme hasta que por fin, sus labios de despegan y emiten sonido.
-No he visto a mi padre desde que nací -confiesa con voz dura pero fina por el feminismo que corre por sus venas. Me quedo pasmado en mi sitio sin saber que hacer. Me corrijo cuando frunzo el ceño confundido, estoy claro de que no es momento para que me cuente la triste tragedia de su padre, no cuando se nota que aún le afecta, y mucho.
»Pero no te molestes en dar condolencias. He sabido sobrellevarlo-en ese instante supe que mentía. Su boca pronunció las palabras de las que su corazón quería creer que eran ciertas. La verdad es que el hecho de no haberle visto nunca y tener la certeza, quizá de que estaba vivo, dolía aún más que el hecho de que hubiese fallecido, pude verlo en su mirada, ya no tan brillante como antes, sino apagada; como estaría siempre a partir de ese día y como habría estado. El brillo en ellos solo los creaba mi imaginación fascinada por sus iris verdes.
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La reina de la naturaleza verde |Terminada
FantasyNo creía que podrías existir. Todas las noches mi madre contaba tu leyenda... o más bien creo que debería de decir: nuestra leyenda; porque tú eres ese chico que trae consigo el frío y la tranquilidad mientas yo, traigo conmigo el fuego y la adrena...