Capítulo III: Saliendo a la hora exacta

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El chico se encontraba en el mostrador, perdido en sus pensamientos mientras apoyaba su mano en su mejilla y soltaba suspiros cada tanto. Faltaban unos minutos para que dieran las 6:00 p. m.

—Vivianne... Qué precioso nombre —dijo en voz alta sin darse cuenta, totalmente ensimismado pensando en la chica.

—¿Así se llama la chica que vino hace rato? —interrogó Colette que estaba cerca y lo escuchó. Edgar frunció el ceño un poco. Sentía que su amiga estaba siendo algo entrometida.

—Agh, Colette, ¿por qué siempre tienes que... —en eso, fue interrumpido por el sonido de un claxon que pitó dos veces. La expresión del chico cambió totalmente al voltear afuera, donde la chica lo esperaba con una motocicleta— Te cuento luego, ¿okay? —dijo apresuradamente a la peli-blanca mientras iba a recoger sus cosas. Rápidamente salió con la bolsa deportiva que siempre cargaba— ¡Dile a Griff que ya me fui! —dijo mientras salía de la tienda.

—¡Ey! ¡Eso tienes que decírselo tú! —exclamó, pero el peli-negro ya había salido de la tienda. Después de algunos minutos de que se hubiera ido, el dueño de la tienda salió de su oficina.

—¿Dónde está Edgar? —interrogó a su empleada.

—Uhm... Ya se fue —respondió la peli-blanca, bastante nerviosa. Su jefe a veces podía ser bastante estricto con las horas de salida.

—¿¡Cómo que ya se fue?! ¡Tiene que avisarme! ¡De lo contrario cuenta como haberse ido antes! —exclamó bastante molesto— ¿Y tú por qué no le dijiste nada?

—Es que... Parecía tener prisa —explicó tratando de cubrir a su amigo. Sin embargo, su jefe no parecía satisfecho con su respuesta.

—Lo que sea, dile que no vuelva a hacer eso. En cuanto a ti, haz el conteo de la caja, limpia todo y ya te puedes ir —expresó para volver a su oficina.

Colette suspiró, un poco fastidiada. Usualmente hacer el conteo de la caja era algo que hacía con Edgar, o cuando menos se repartían las tareas. Parecía ser que esa vez le tocaría hacer todo eso a ella.

En cuanto al susodicho, este cuando salió se encontró con Bibi. La chica vestía su chaqueta morada habitual, jeans y botas negras; y llevaba puesto un casco totalmente negro.

—Sube —indicó en cuanto lo vio salir de la tienda. El muchacho, tímidamente, hizo caso y se subió en la parte de atrás—. Agárrate bien —avisó, quitó el freno y tomó los manubrios para luego arrancar. Edgar, que casi se caía de la moto por la violenta puesta en marcha, se terminó agarrando del abdomen de la chica y pegándose a ella. Era la primera vez que se subía a una motocicleta después de todo, así que iba algo temeroso de caerse. Bibi se dio cuenta de esto, y le causó algo de gracia.

—¡¿N-no estamos yendo muy rápido?! —expresó Edgar preocupado, pues arrancaron muy violentamente y la chica no parecía reducir la velocidad.

—Nah —respondió Bibi quitándole importancia a la preocupación del chico. Edgar, que seguía nervioso, inconscientemente se acercó más a la chica y su agarre se hizo más fuerte. Bibi sintió la tensión del muchacho, así que trató de hacer que perdiera el miedo—. Mira alrededor —sugirió en un tono serio, habitual en ella.

El chico, confiando en ella, abrió primero un ojo y luego el otro. Miró el atardecer en el cielo y las luces de los coches y establecimientos que comenzaban a encenderse, preparándose para la oscuridad de la noche que no tardaría en reemplazar al día. Edgar se maravilló con el paisaje y rápidamente le perdió el miedo a la velocidad y movimiento del vehículo. Realmente nunca se había tomado el tiempo de echar un vistazo a los vivos colores que tenía la ciudad.

Mientras tanto, Bibi reflexionaba sobre lo que acababa de pasar hace unos segundos. Quizás había sido un poco desconsiderada, después de todo era la primera vez que el chico se subía a una moto y ella arrancó salvajemente y estaba conduciendo muy rápido, como a ella le gustaba. Aunque le molestara un poco, tenía que darle una buena impresión al chico o no habría segunda cita.

—Lo siento —dijo reduciendo la velocidad—. ¿Así está bien? —preguntó en un tono más suave.

—¡No, no! ¡Digo, sí!; quiero decir, conduce como quieras... Pero... Igual gracias —admitió con un leve sonrojo en su rostro.

—No tienes de qué preocuparte —agregó la peli-negra—. Conduzco muy bien, jamás me he accidentado —explicó para hacer sentir más seguro al chico— No como Crow... —dijo esto último en voz baja y para sí misma.

*Flashback*

—B-bibi... ¿Cómo quedó la moto..? —murmuró Crow en el piso de la calle, con raspones, la ropa rasgada y con varios huesos rotos.

—Idiota —espetó su amiga seriamente antes de llamar a una ambulancia.

*Fin del flashback*

El muchacho, satisfecho con sus palabras, se sintió mejor y una leve sonrisa se dibujó en sus labios. Cuando su mente recordó dónde estaban sus manos, no pudo evitar volverse a sonrojar. Notó que era más alto que ella, pero la estatura realmente no importaba, porque la chica era tan genial que a su lado se sentía pequeño.

—¿Y... A dónde vamos? —interrogó Edgar dirigiendo su mirada a otro lado. En realidad, tenía una idea de a dónde se dirigían, pues era un recorrido similar al que él hacía cuando iba al Bull's Bar.

—Al Bull's Bar —contestó brevemente, confirmando las sospechas del peli-negro. Después de conducir durante unos minutos más, finalmente llegaron y Bibi estacionó su motocicleta afuera. Puso el freno, Edgar bajó y luego ella.

Edgar se estremeció cuando la chica se quitó su casco y dejó ver su melena corta, se acomodó el fleco e hizo una bomba de chicle. "Se ve increíble" pensó el chico. Bibi guardó su casco en el compartimento de su moto y metió sus manos en su chaqueta.

—¿Vienes? —indicó ladeando un poco la cabeza—. No seas tímido —dijo con una leve sonrisa, notando que el chico se había quedado parado viéndola.

—¡Ah, sí, lo siento! —exclamó algo avergonzado, siguiéndole el paso a Bibi. Al llegar a la puerta, la chica le sostuvo la puerta caballerosamente.

—Después de ti, lindo —invitó para luego guiñarle un ojo. Edgar no dijo ni una palabra, solo se ruborizó fuertemente y entró. Bibi le siguió, con una sonrisa ladina.

How To Be A Heartbreaker (Bibi×Edgar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora