VA LA MÍA

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Luigi y Bowser se fueron de paseo, Kamek se quedó a cargo, durante toda una semana, ellos disfrutarían de su luna de miel en una paradisíaca playa que tenía un estilo de comida muy similar al italiano entre otras cosas, de la cual Luigi tenía altas expectativas pero también un nerviosismo de dejar el castillo, lugar en el que se sentía seguro. Estarían en una cabaña que, ahora, era propiedad de Bowser, al comprar por un precio justo para él, aunque Luigi pensó cuánto podría hacer el con esa cantidad, para el ex plomero, era una cantidad exorbitante.

Bowser y Luigi abrían sus regalos, curioso fue, que no había nada para el hogar, como Luigi estaba acostumbrado, había libros sobre como llevar el matrimonio, joyas, vestidos, incluso armas, pero no casuelas, platos, sábanas, nada, y se sintió estupido cuando lo dijo y Bowser estalló en carcajadas.

-No le veo la gracia- exclamó Luigi, mientras Bowser buscaba aire después de tanta carcajada- de dónde vengo es la costumbre.

-Aqui también, pero recuerda, que ahora eres gobernante, con el poder que tenemos, económico y militar, ¿Por qué nos regalarían una sábana? Jajajaj- Bowser se echó a reír nuevamente.

-Deja de burlarte- Luigi fue arrastrado cerca de Bowser, una mano cubrió su boca y cuando giro sus ojos hacia arriba para reclamar se encontró la mirada seria de su esposo, así que decidió guardar silencio.

-Gracias- Luigi quedó impactado- por casarte conmigo y seguir brindandome felicidad, y si quieres,

Luigi sonrió, pero no contesto, se limito a retirar la mano de su ahora esposo de su boca y besarlo, tímidamente.
Bowser entonces tomo la mejilla de Luigi, intentando que el beso durará más, que su felicidad fuera compartida y extendida al otro.

Así, su primer día se fue en besos y abrazos, miel sobre hojuelas, les llevaron deliciosa comida al cuarto y continuaron abriendo los regalos, aunque algunos, de parte de los amigos cercanos de ambos (el equipo de limpieza hablando de Luigi) habían decidido dejar ir sus imaginaciones al escoger un regalo.

-¿Qué clase de vestido es ese? ¿Quién lo envío?-Bowser estaba confundido y molesto, Luigi intentaba retener las lágrimas y tenía un fuerte sonrojo en el rostro- tiene muy poca tela, una ofensa seguramente, todos tenían la oportunidad de enviar buenos presentes, cómo se atreven a enviar esta baratija, seguro fue muy barato por la falta de tela.

Luigi comprendió que Bowser no sabía lo que ese "pequeño vestido" era, y con toda la vergüenza del mundo abrió la boca.

-Bowser, no es una ofensa, no debes buscar culpables, solo déjalo asi- Luigi vió entonces, como su ahora esposo sacaba una nota.

-"ve por él, tigre"-Bowser miro la nota- ¿Quien diablos escribió esto?

Y así, Luigi suspiró, resignado a qué tendría que explicarle a Bowser que era aquel vestido, y seguramente quienes lo habían enviado, pues reconociendo que el envoltorio no era igual de lujoso que los demás, y la confianza de la nota, ya sabía quiénes habían sido, solo esperaba que esa acción no tuviera consecuencias negativas.

Esa noche fue bastante extraña para Luigi, pues explico a Bowser que era y para que, y este, había exigido verlo, pero Luigi se negó, rotundamente, si bien tenía confianza en Bowser, y le había tomado cariño a verse en los vestidos que él le regalaba, no tenía la intención de probarse y dejar que el contrario lo viera en un baby doll.

Ahora, lidiaba con un desayuno silencioso y un esposo 'indignado', pero es que ¿Cómo podía pedirle Bowser algo así?...quizá tenía razón, y debía hacerlo, pero ¿Si después le pedía algo más? Ambos eran chicos, pero había escuchado o leído en algún lado que también podían hacer otras cosas.
Su mente divagaba en esas cuestiones que no sintió llegar a un koopa del reino.

-Mi señor, deben regresar, hay un enorme problema- Luigi se alarmó, aún más que la vez que interrumpieron su beso, el tono que usaba el koopa sonaba muy grave.

-Te juro, que si no vale la pena, los carbonizare a todos- Bowser iba en serio, lo veía echar humo por la nariz, y es que, ni siquiera estaba de buen humor antes de que llegara el koopa- es nuestra luna de miel, y que la interrumpan debería tener un castigo, sea o no sea por algo de importancia.

Luigi miro con asombro, cómo las fauses de Bowser se iluminaban, ¿En serio pensaba en atacar a ese koopa ahí mismo?

-Es su hijo señor, ¡debe regresar ya! - el koopa gritó, desesperado de la actitud de su rey- ¡por Dios ya levántense!

Así, tanto Bowser cómo Luigi se fueron lo más rápido que pudieron de vuelta al reino, para encontrar un castillo intacto, pero con guardias enloquecidos que buscaban de un lado a otro, un kamek gritando órdenes a diestra y siniestra mientras buscaba en libros.

-¡Kamek! Explica...ahora- Bowser, de no ser por qué Luigi detenía su mano, hubiera acabado con todos ahí mismo, su hijo ¿Qué había pasado con él? Su corazón latía a mil por segundo y eso seguro no era algo bueno.

-El principe fue secuestrado mi señor- kamek tenía lágrimas en los ojos, pero tanto Bowser cómo Luigi sabían que no era de miedo, era de preocupación, el cariño que tenía por el pequeño era muy grande, y se sentía impotente de no poder hacer algo- estamos buscando información, por dónde entraron, ¿Quien entró? ¿Por qué? Los libros, estoy buscando una manera de intentar rastrearlo...debe aparecer, va a aparecer.

Luigi noto, que intentaba darse ánimos el mismo, apretó la mano de su esposo, el pequeño, que ahora consideraba suyo también, estaba lejos, quien sabe quién se lo había llevado y quién sabe con que intenciones. Giro su mirada a su esposo, buscando consuelo, pero solo observó los últimos momentos consientes de su esposo antes de caer con un ruido sordo.

El castillo había sido puesto patas arriba, buscando el paradero del futuro monarca de las tierras. Y buscando la causa de que Bowser cayera enfermo, siendo el coraje lo que siempre lo impulsaba, descartaban esa posibilidad, fue entonces que Kamek, haciendo uso de su magia descubrió que, los champiñones que venían en su desayuno, tenían algo, un quien sabe que, que tardaría en abandonar el sistema de su rey, y este no podía ayudar a su mejora.

-Kamek, sal conmigo, necesitamos hablar- Luigi dejo la habitación, Bowser se había dormido, Kamek lo siguió y empezaron a hablar en el estudio- Sabes, tan bien como yo, que eso de los champiñones no es coincidencia, el reino champiñón está involucrado, esa rubia oxigenada planea algo.

-Si mi señor- el magikoopa asintió- el libro, ya encontré el hechizo, y me muestra que junior está ahí...

Luigi estaba hirviendo en coraje, su cabeza iba a mil y se juro así mismo recuperar al pequeño.

-Traeme un café, cita a los generales y a los armeros, también necesito de alguien que se quede cuidando a Bowser- el magikoopa abrió los ojos, expectante ante el cambio de actitud de Luigi- atacaremos el reino champiñón, si no querían un tratado, si no me querían a mi, debieron dejarnos en paz, ahora es mi turno, ahora va la mía.

SI DECIDO VENGARMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora