dieciocho

547 64 25
                                    

Louis: 20
Harry: 19

Última semana de octubre.

—¿Y bien?— preguntó la alfa.

Louis había entrado en celo hace dos días.

Lo cual fue preocupante ya que fue su celo más doloroso y supuestamente faltaban dos meses para que si quiera lo tuviera.

Por estas dos razones, sus padres decidieron llevarlo al hospital en donde trabajaban.

El señor Tomlinson tenía una consulta, así que no pudo estar ahí cuando analizaron a Louis.
Pero ahí estaba Jacqueline. Llena de miedo.

—Louis está oficialmente fuera de celo.— respondió la doctora Smith, amiga de Jacqueline.

—Eso es bueno. ¿Cierto?— preguntó la rubia con inquietud —¿Qué dicen sus estudios?

—Físicamente está mejorando, Jacqueline. Se está pasando el efecto de su celo. Aunque sigue con la temperatura muy alta, como si fuera una calefacción humana. — Leyó rápidamente la hoja de resultados que tenía en sus manos —Hay algo en sus estudios que está alterado, pero nosotros ya no podemos hacer nada más. Así que creo que este caso ya no nos corresponde.

—¿A qué te refieres?

—Tenemos que llevarlo con los doctores del piso de arriba.

"Los doctores del piso de arriba" era como los cirujanos llamaban a los especialistas en lobos interiores. Ya que, pues, efectivamente sí están en el piso de arriba.

Los cirujanos no tienen tanto tiempo libre como para ser originales con los apodos.

—Oh, Luna. ¿Piensas que tiene que ver con Máximo?— preguntó Jacqueline, tratando de sonar fuerte. Pero en sus palabras se notaba que solo era una madre preocupada.

—No sé quien es-

—Su lobo. ¿En verdad piensas que tiene que ver con su lobo?— se acercó a su amiga —Déjame ver los estudios.— pidió.

—No. Sé que eres de nuestras mejores doctoras. Pero en este momento, eres la madre de un paciente.— volteó a ver a Louis, el cual estaba dentro un cuarto con paredes transparentes, sentado en su camilla. —Y yo soy su doctora. Y como su doctora, recomiendo fuertemente que lo lleves al piso de arriba.

Louis volteó a verlas. Tenía los ojos rojos, inundados de lágrimas.

—Bien.— respondió la alfa rubia. Se aclaró su garganta —Iré a hablar con Louis y después iremos arriba.

La doctora Smith asintió una vez con la cabeza. Jacqueline le dió las gracias y entró al cuarto de su hijo.

Al entrar, sintió una ola de calor. Su corazón se apretó al ver a su hijo.

Despeinado, con grandes ojeras bajo sus ojos rojos, emanaba cansancio y un calor que no era normal.

Su aroma era fuerte y agrio.

—Lou, on doit t'emmener chez un autre médecin. [Lou, tenemos que llevarte con otro doctor]

—Maman, non. [Mamá, no.] — la voz de Louis era rasposa —S'il te plaît. Por favor]

—Louis, rien dans cette situation est normal. [Louis, nada en esta situación es normal] — apoyó su mano en la mejilla de su hijo. Estaba ardiendo —Máximo t'a rien dit? [¿Máximo no te dijo nada?]— movió su mano hacia el cabello del alfa, no soportaba la temperatura de su mejilla.

Louis se tensó ante la pregunta.

—N-no.— mintió.

Jacqueline pudo percibir algo raro en su respuesta, pero no indagó más.

DESTINADOS [ls/omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora