DESTINADOS [ls/omegaverse]

treinta y tres

Louis: 20
Harry: 19

noviembre

Harry tenía días buenos y días malos.

En los días buenos no había vómitos, ni malestar, solo un poco de frío. Harry tenía la energía para arreglar su cabello y prepararse con música de fondo.

En cambio, en los días malos había todos los síntomas que Harry conocía bien. Vómitos, mareos, dolores, malestar, mal humor, y mucho frío.

El doctor le había dicho que era algo normal, y que con el tiempo, los días malos desaparecerían.

Así que Harry tenía que ser fuerte por un rato.

Especialmente hoy, pues era un día muy, muy malo.

Lo primero que hizo al despertar fue vomitar y quedarse sentado en el baño por lo que parecieron horas, pues sentía como si el dolor de cabeza ralentizara el tiempo.

Al salir de su única clase del día, decidió ir a la biblioteca a estudiar y leer un poco. Y tal vez incluso descansar.

Pasaron al rededor de cuarenta minutos cuando Rachel entró a la biblioteca y tomó asiento junto a Harry.

—Hola, Hazz.— saludó con alegría. La omega vio al rizado y supo que algo estaba mal, se veía... enfermo. —¿Estás bien? ¿Pasa algo? ¿Qué pasa? ¿Estás enfermo? ¿Estás cansado? ¿Estás molesto? Harry-

—Rachel.— interrumpió el omega —No estoy bien. Sí pasa algo. Me siento enfermo. Me estoy recuperando. Estoy muy cansado. No estoy molesto.— contestó rápidamente a las preguntas de su amiga.

—Oh, ¿qué tienes?— cuestionó con preocupación.

—¿Podemos hablar en otro momento? En verdad no me siento bien.— dijo el rizado mientras se acostaba en sus brazos y escondía su rostro en estos.

—De acuerdo, Hazz. Voy por un café, ¿quieres algo?— preguntó poniéndose de pie.

—No, gracias.

Válery estaba en un pésimo ánimo y Harry se sentía mal en todos los sentidos de la palabra. Sus ojos se pusieron llorosos.

Minutos después, sintió el aroma de Louis acercarse.

Pudo percibir como el alfa se acercaba cada vez más, hasta que escuchó su voz.

—Día malo, me imagino.— habló Louis.

Harry levantó su cabeza y sus ojos llorosos observaron al alfa unos segundos.

—Muy malo.— contestó el omega, tratando de no llorar. —¿Puedes sentarte aquí?— preguntó con la voz cortada.

Louis asintió con la cabeza y se sentó en la silla que estaba junto a Harry. Después, sacó su computadora para leer varios artículos para su clase del día siguiente.

El rizado volvió a esconder su rostro y se concentró en respirar profundamente el aroma de Louis.

El malestar se hizo tolerable.

—Hazz, estuve pensando en lo de denu- Oh.— habló Rachel llegando a la mesa en donde se encontraba su amigo.

—Hola, Rachel.— saludó Louis sin despegar la mirada de la pantalla de su computadora.

—Hola, Louis.— dijo la omega para después sentarse junto al rizado. —Hazz, ¿cómo estás?

Harry no contestó.

—Está dormido.— habló el alfa, serio.

—Ah.— momentos después, volvió a hablar —Louis, ¿qué haces aquí?— preguntó la omega.