INEFABLE [ *Niall Horan* ]

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NIALL HORAN

Estaba conduciendo muy atento a la carretera debido a la ocuridad que había. Me distraje por un instante y miré de reojo a Evelyn, que estaba sentada a mi lado mirando por la ventana. Como he dicho, estábamos viajando por una carretera oscura en la que apenas había ninguna farola que proporcionara algo de visibilidad, excepto las luces de mi coche. El camino estaba cuesta arriba, ya que estábamos subiendo una especie de montaña, y a los laterales solo se podían ver los grandes y robustos troncos de los arboles. Me preocupaba que se sintiera incómoda al no saber hacia donde nos dirigíamos y que viera todo el rato un camino tan oscuro, pero al verla de reojo no parecía nada nerviosa o alterada, al contrario que yo. Estaba tan pero tan nervioso que no sabía muy bien cómo comportarme de forma normal. Sé que no debería sentirme así, pero esto era algo serio, y quería que todo fuera perfecto, quería que Evelyn tuviera la mejor cita de su vida. Esa presión que me había auto impuesto me llevaba pasando factura todos estos días, pero de verdad necesitaba que todo saliera bien y que ella no notara nada de lo nervioso que estaba.

"¿Cuánto queda?" me preguntó, sacándome de mi trance de auto sabotage que había creado en mi cabeza.

"No mucho" contesté intentando aparentar normalidad y apoyó la cabeza en el lateral del asiento. Estaba tan preciosa hoy. "Eres muy impaciente, ¿sabías?"

"No me digas" utilizó algo de ironía que hizo que me riera, descargando algo de tensión que tenía acumulada. En cuanto me quise dar cuenta, vi que ya habíamos llegado al lugar que le quería enseñar a Evelyn, así que aparté el coche de la carretera y lo aparqué en un extremo. "¿Ya?" me preguntó, pero antes de poder responderle me bajé del coche.

Al bajarse ella, vi como se recolocó el vestido a la altura de las piernas y se dirigió hacia donde yo estaba. Me forzaba a mí mismo a mirar a otro lado para no quedarme embobado mirándola fijamente por cualquier cosa que hiciera. Habían veces en las que simplemente quería acercarme a ella y tocar todo su cuerpo con mis manos, simplemente quería acariciarla y sentirla cerca, pero sabía que no podía hacerlo. No todavía.

Comenzamos a andar por un camino de tierra que había justo al lado de la carretera por donde habíamos estado yendo en coche antes. Notaba como le costaba un poco caminar por aquí con los tacones que llevaba, pero por ahora parecía que se manejaba bien. En ese mismo momento pensé en que igual no había sido muy buena idea venir aquí. Seguimos caminando un par de minutos hasta que llegamos al lugar. Era un pequeño mirador, apartado de los lugares transitados que habían por aquella zona.

Vi como se acercó a la valla, dejándome atrás, apoyándose en ella para contemplar las vistas que habían de toda la ciudad. En el momento en el que hizo eso y se quedó callada, se me fueron las dudas que tenía al principio sobre si venir aquí o no. Simplemente por su silencio, y porque parecía que se había olvidado por completo de que yo estaba allí, supe que había acertado. Conocía a Evelyn lo suficiente como para saber que ver esto le iba a hacer mucha ilusión.

Se giró hacia atrás para mirarme y sonreírme, para después volver a mirar las vistas. Cuando me miró, vi como su rostro reflejaba la misma ilusión que la de una niña el día de Navidad, parecía algo mágico. Y fue en ese momento, cuando la vi de espaldas a mí, en el que me di cuenta lo enamorado que estaba de ella. La quería, mucho, demasiado diría yo. Pero no podía decírselo, no estaba preparado para que escuchara la verdad. Solamente me importaba que ella fuera feliz, nada más, y me aliviaba mucho saber por fin que yo fuera parte de la causa de su felicidad, y no quien se la quitara. Se merecía más que nadie ser feliz.

"One Tree Hill, una de las gemas escondidas de Londres" dije detrás de ella mientras me acercaba a su espalda poco a poco, pero ni siquiera se giró para mirarme. Su perfecta figura quedaba a contra luz desde donde yo la veía, haciendo que me quedara hipnotizado.