Carlos estaba destinado a estar en la vida de Olivia Garavani. El 5 de agosto de 1999 Gabriella Garavani y Reyes Vázquez de Castro estaban dando a luz en el Hospital Materno Infantil Gregorio Marañón, en Madrid España.
Gracias a ese suceso, sus madr...
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Ávila, España - agosto 21, 2022
POV Olivia
Una historia de cuento de hadas. Parecía que toda la boda estaba sacada de un cuento de hadas.
Después de las maravillosas vacaciones en Mallorca, la esperada boda de Blanca tendría lugar en Ávila por fin. Había pasado un verano increíble, las publicaciones de la editorial estaban por iniciarse, Carlos se había sabido comportar hasta ahora y la boda de hoy sería una alegría para todos.
Después de mi cumpleaños y aquel día en que lo pasamos juntos, tratábamos de aprovechar los momentos a solas lo más que podíamos.
Aunque me llegué a preocupar un poco, porque al parecer el tener este tipo de beneficios con Carlos detonaba un brillo en mi, o al menos eso dijo mi mamá cuando yo iba entrando una noche a la casa. Habíamos navegado toda la tarde en uno de los botes de los Sainz, no quería que el día se acabara pero necesitábamos volver a casa. Traté de escabullirme de vuelta a casa antes de que fuera medianoche, Carlos dijo que entraría después por lo que me adelanté solamente para encontrarme en la puerta a mi mamá.
—¿Dónde has estado todo el día?—Dijo con una voz preocupada.—Y no mientas y digas que con Ana porque ella volvió hace ratos.
—Solo anduve paseando por la playa, no te preocupes.—Me acerqué para abrazarla y calmarla.
Ella abrió sus brazos y me recibió tal cual como una mamá haría con su pequeña.
—Casi no te hemos visto en los últimos días y el verano casi se acaba cariño.—Dijo abrazándome aún más fuerte.
Me dio un pequeño beso en la cabeza para luego separarse por fin y mirarme esperando que dijera algo para defenderme.
Su mirada iba por todo mi rostro, analizando cada parte de mi, incluso puso su mano sobre mi mentón para chequearme mejor.
—Mamá ¿qué estás haciendo?—Mi voz trataba de sonar suave para no despertar a nadie en casa.
Me siguió examinado.
—Tal vez la playa te esté haciendo bien porque te veo diferente, un poco más radiante me atrevería a decir.—Mi mamá me tomó de las manos para que la mirara mejor.—Solo espero que pases más tiempo con nosotros, hoy tuvimos un almuerzo increíble con unos amigos de Reyes que tienen un hijo casi de tu edad, no te vendría mal acercarte un día y preguntar por el.
Rodee los ojos y sonriendo le dije que parara.
Esa noche Carlos llegó entró unos minutos más tardes a casa para luego escabullirse a mi habitación y dormir juntos lo que nos quedaba de la madrugada.
Pero todo lo mágico acaba y despedirme de Mallorca fue tan difícil como haberme sacado una espina de la llama del dedo.
La Iglesia de Santiago Apóstol sería testigo del matrimonio. El gran pasillo había sido adornado por flores veraniegas y las tenues luces, hacían un ambiente íntimo y familiar.
