Capítulo 17: Hernán contra los matones de octavo.

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Hernán seguía escuchando su música favorita de Cuphead. Él estaba tan distraído que no notó que el autobús se paró. Todos se pusieron nerviosos, lo que significaba una cosa: ya venían los matones de octavo. Ernie abre la puerta y aparecen tres sombras.

Aquellas sombras atemorizaban a los niños que las veían, incluidos Lincoln y sus amigos. Cuando esas sombras se iban a la parte trasera del bus, ven a Hernán sentado allí.

¿?: ¡Eh! ¿Qué hace ese ahí? *Voz nasal*

¿?2: Para mí que es nuevo. * Voz masculina*

¿?3: ¡Hay que enseñarle cómo son las cosas aquí! *Voz femenina*

Las tres personas se acercan a Hernán.

¿?: ¡Oye, tú! *Tocando el hombro de Hernán*

Hernán quitó la música y vió a las personas que le llamaban. Se trataban de los tres matones que se metían con Lincoln y los demás niños del bus: Pablo, Taylor y Anderson.

Pablo era el más bajo de los tres. Tenía piel morena, su pelo negro iba peinado hacia atrás, llevaba gafas redondas, una camisa blanca abotonada con las mangas arremangadas, pantalones grises y zapatos marrones.

Taylor era de estatura media. También tenía piel morena como Pablo, pelo castaño largo, ojos con maquillaje morado y su flequillo le tapaba media cara. Llevaba una camiseta blanca sin mangas encima de una camiseta negra, unos pantalones rojos cortos de mezclilla, medias oscuras transparentes y botas negras.

Anderson era el más alto de los tres. Tenía piel clara, pelo corto y negro, nariz como un pico de buitre y cejas grandes. Llevaba una camiseta negra grisácea con mangas cortas, unos pantalones cortos rojos con rayas blancas y zapatillas deportivas rojas, blancas y negras.

Anderson y Pablo miraban a Hernán con mala cara mientras que Taylor miraba a Hernán con cara asesina y hacía sonar sus nudillos.

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Hernán se puso un poco nervioso al ver a los matones.

Hernán: *En su mente* ¡Coño! ¿Estos son los matones? ¡Pensaba que eran como Lynn, pero estos tíos parecen igual de altos que yo! *Serio* ¡No! Hernán, no te asustes. Debes demostrarles que no se metan contigo. *En voz alta, haciéndose el despistado* Ehhhh, ¿os puedo ayudar en algo?

Anderson: Sí. ¿Qué crees que estás haciendo, niñato?

Hernán: *Molesto* Bastante te importará a ti, licenciao. Yo escucho la música que me de la gana. Métete en tus asuntos, carahuevo.

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