Día 8.3.

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-¿Sí? -digo contestando mi teléfono que no para de sonar-.
-Podrías empezar a mirar la pantalla antes de contestar, ¿no crees? -dijo Pablo al otro lado del teléfono bromeando-.
-Pablo, ¿qué quieres?
-Vaya, que cortante. Iré al grano: ¿has hablado con tu hermana?
-No.
-La he visto hace un rato, al poco de dejar de hablar contigo, y, bueno, no tenía buena cara.
-Ah.
-Parecía muy pálida y tenía la mirada muy ida. Además, iba sola.
-Ya.
-Anna, ¿me estás escuchando?
-Que sí, Pablo, que mi hermana esta jodida pero que mi madre también. ¿Qué coño quieres que haga? -dije enfadada-.
-Anna, ¿qué te pasa?
-Nada.
-Es el nada menos creíble de la historia.
-Nadie te ha dicho que tengas que creértelo.
-Anna, joder, dime que coño pasa.
-Intentaré localizar a mi hermana y ver cómo esta. Aquí superwoman al rescate para todo el mundo -dije irónicamente-. Aun no entiendo por qué no me han llamado para erradicar la pobreza o la corrupción, vaya.
-Anna, te lo repetiré por última puta vez, ¿qué te pasa? -dijo enfadado él también-.
-Pablo, ¿qué coño haces llamándome o diciéndome si voy o no voy a ir a Barcelona? Nos conocemos de dos días, y ni nos conocemos porque fueron eso, dos días.
-No me estás contestando.
-Ni tú. Ni tampoco me dices ni un '¿cómo estás, Anna?'. Simplemente me llamas y pretendes que me divida en dos y solucione todos los problemas pero, joder Pablo, no puedo -dije sabiendo que empezaba a llorar-, es que no puedo.
-Creía que tú no conocías eso, el no poder.
-Y yo creía que la mierda se acabaría algún día.
-No quiero oírte así, no me gusta oírte así.
-Si quieres llámame en otro momento, o no me llames nunca más.
-He dicho que no me gusta oírte así no que no me guste oírte.
-Vete a arreglarte y a disfrutar la noche, anda.
-Como si pudiese disfrutar la noche sabiendo que estás como estás.
-Lo hacías antes y lo harás ahora -dije y se hizo el silencio-. Voy a colgarte.
-Anna... -dijo y parecía que no sabía ni qué decir-.
-Adiós -y colgué-.

Supongo que era absurdo. Todo parecía absurdo en estos momentos. Hasta vivir lo parecía. Mi madre no podía luchar más y yo lo sabía, hasta mi padre lo sabía. No, joder, no quiero perderla, no quiero que me falte, no quiero que se vaya y me deje aquí, perdida. Bueno, más perdida aun.
Soy idiota, he dejado a mi padre tirado en la clínica y seguro que está preocupado. Ya tiene bastante con lo que estará sufriendo él y voy yo y le añado más problemas. ¿Puedo ser más egoísta en estos momentos? Al final si me voy a parecer en algo a mi hermana. Mierda, mi hermana. Mala cara... ¿estará bien? Ni me ha contestado al whatsapp y mira que es raro que no me haya fundido el móvil con mil llamadas. Igual sí debería ir y traérmela conmigo pero... ir y alejarme de mi madre... ¿y si cuando vuelva ya no está? O, ¿y si llego y mi hermana no quiere venirse? Y lo mejor de todo es que estoy sola, sola para decidir sobre mi vida y sobre la vida de los demás. Superwoman, pienso sonriendo, al final sí voy a serlo, sí. Ojalá estuviese aquí Christian, sin duda es lo que me haría verlo todo más claro. Él siempre... mi pilar, el que me sujeta, el que no deja que caiga y si caigo... "vamos, arriba", porque él es así, capaz de hacerte sonreír hasta cuando no quieres ni levantarte de la cama, capaz de no fallarte ni cuando está malo, capaz de ser jodidamente adorable, cuando quiere. Pero, ahora, está en Cádiz.
No quiero volver a casa y que mi padre me vea así y, encima, verle yo... sonriente intentando consolarme. Vamos, es su mujer, por la que lleva luchando toda una vida desde que yo era pequeña y, encima de que ha tenido que luchar por ella y por darnos todo lo bueno que ha podido, ¿tiene que consolarme ante algo que sé que a él también está rompiendo?
Me dirijo al parque donde iba siempre hasta que corté con Toni y, al llegar, recuerdo por qué dejé de ir. Ahí estaba él y su novia nueva, Keila. No tengo nada contra ella, ella verá si quiere perder el tiempo con alguien como él pero supongo que ella lo tenía más fácil para pasar el gran test de sus amigos, los mismos que hicieron que pasase toda la mierda que tuve que pasar aunque no les culpo, al fin y al cabo, Toni fue el que decidió. Recuerdo que conocí a Keila cuando aun estaba con Toni, me pareció una chica tan guapa... Sin embargo su personalidad tan descarada hacía que, para mi, perdiese un poco esa belleza. No me gustan las personas tan exageradas. No dejo de mirarles, ahí están dándose el lote como si no fuesen a tener un mañana, quizás yo debería haberlo hecho también porque me faltaron mañanas juntos. Mierda, me han pillado mirándoles. Obviamente he intentado disimularlo pero me meto en mi mundo y ni me doy cuenta de que estorbo en el de otros. Sigo pensando en ese nosotros que fuimos y, parece que fue ayer cuando dejamos de serlo. Nuestra historia no fue la típica de chico conoce a chica, chica conoce a chico y se enamoran. No, en mi vida las cosas fáciles no existen. De echo, fue de lo más curioso como nos conocimos. Llevábamos en la misma clase toda la vida pero, en tercero de la ESO es cuando, por primera vez, nos presentamos, o algo así. Jamás olvidaré como fue.
Recuerdo que íbamos a grupos distintos de amigos y, en un patio, alguien de su grupo le dijo a Sonia que era un "bicho". Eso me enfureció y me giré cabreada, me acerqué al grupo y dije un simple: ¿quién ha dicho eso? Y ahí estaba el chulo de turno, Toni, que soltó haciéndose el guay con sus amigos un 'yo' claro y contundente, hasta de echó hacia delante, a lo mejor se pensaba que así me impondría y me callaría pero no. 'Pues ese bicho de ahí te da mil vueltas, capullo. Estoy convencida de que vale muchísimo más de lo que vales tu y tu panda de animadores que seguro que corean tus insultos a gente que ni conoces. Rey, eso dice mucho de ti y créeme, nada bueno. Si te dignases a dedicarle cinco miseros minutos te arrepentirías, estoy segura. Ah -dije haciendo una pausa para que me dijese su nombre, Toni me dijo-, Toni, yo no necesito que me aplaudan. Por cierto, vuelve a decirle algo a esta joya y te corto las pelotas.' dije yo. Nadie se mete con alguien que quiero pero él no iba a permitir que alguien como yo le dejase mal y al día siguiente me buscó, me preguntó mi nombre y me dijo:

-Hagamos un trato Anne...
-Es Anna.
-Anna, perdón. Te invito a tomar algo esta tarde. Si tu me demuestras que alguien como tú o tu amiga vale la pena...
-Te disculpas con el micrófono del instituto.
-Vale. Y si no dirás con el micrófono del instituto que estás enamorada de mi y que te pone Rafael, el profe de religión.
-Me expulsarán.
-¿Tienes miedo?

Menudo idiota. Obviamente, se disculpó él y nosotros acabamos juntos.
La vibración de mi móvil me saca de mi mundo de recuerdos. Es mi padre pidiéndome que vaya, que es tarde. Tendré que volver, tampoco tengo donde ir sino.
Christian, estés donde estés, vuelve.

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