Mi respiración estaba completamente agitada, mientras me fundía en el placer de ver mis guantes de cuero repletos de aquel líquido espeso y carmín que tanto me vuelve loco. Pase mis manos por mi cabellera importando poco llenar esta de sangre, mientras de fondo se seguían escuchando aquellos gritos desgarradores, que ahora mismo compruebo que son el segundo mejor sonido del mundo, el primero son los gemidos de mi mujer.
Veía al hombre frente a mí botar sangre por la pierna, mientras lanzaba sus ensordecedores alaridos de dolor, ante las millones de agujas que perforan su piel y simplemente mientras siento el sudor debajo de mi máscara, le lanzó una sonrisa que consigue pararle el corazón, mientras me sigue mostrando a través de su mirada el miedo que le provoca la bestia que soy. No pienso contenerme ni mucho menos tener algún gramo de compasión. No estaba Elaia para eso, ahora sólo permanecía la mierda que jugó con mi puñetero dinero.
—¿Vas a seguir sin abrir la puta boca?—pregunté seriamente, mientras mi pecho subía y bajaba.
—Yo no soy a quien buscas, estás muy equivocado, Vladimir—me reí ante eso y rápidamente agarré una navaja que estaba en la mesa.
Le sonreí con pura demencia, dejando salir cada mierda en mi interior y sin medirlo más, clavó aquella arma blanca en el centro de su miembro, consiguiendo que este se retuerza en la silla moviéndose desesperado por conseguir aliviar el dolor, que ahora lo invade de cabeza a pies.
—Háblame con respeto, porque yo para ti, soy el Señor Petrov—hablé con un tono frío, mirándolo fijo a los ojos.
Una gran excitación me invadió cuando vi los suyos llorosos y desesperados por un poco de alivio, como si deseara con todas sus fuerzas que esto sea una broma, o mejor dicho, una maldita pesadilla, pero se metió con el Diablo y eso solo le traerá grandes consecuencias, porque yo no perdono, no olvido, ni mucho menos me voy sin dar un castigo. Yo no era bueno, moral, ni mucho menos sensato cuando me encerraba en estas grandes paredes del galpón en donde yo era el victimario, pero en el que alguna vez también fui la víctima.
—Porque te recuerdo que estas frente al Boss ruso y quien es líder de todas las jodidas mafias del continente Europeo y Asiático—sentencie con el poder que solo podría tener alguien como yo.
Y simplemente, vi como espasmos aún seguían invadiendo el cuerpo de aquel hombre de, quizás, cuarenta y tantos, mientras de su pelo lleno de unas cuantas canas cae sudor mojándolo por completo, pero ahora eso no me importaba una mierda. Mientras más sufra ese desgraciado, mejor para mi.
Porque Wincent Sikora no merecía más que mi repudio y mis más sangrientas torturas, ya que los quince millones de euros que desaparecieron de mi cuenta de banco en estos meses fueron robados por su puta culpa, y no solo jugo con lo mío, sino se río de mi maldito poder, creyéndose que podía ser más que yo y eso no era posible. Todas estas ratas solo son peones en mi puñetero juego y su único deber era besar el piso que tocaban mis pies, nada más.
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The Monster © [+18] ✔
RomanceLibro I de la Bilogía la Debilidad del Diablo: The Monster. [COMPLETA] Elaia Sikora es hija de uno de los mafiosos más importantes en Polonia, sin embargo, ella poco está enterada de este mundo y se ve a la hora de actuar de esa manera dulce y amoro...