Me deshago de la corbata mientras le doy un largo trago al vaso de vodka que reposaba en el gran escritorio frente de mí. Siento una gran libertad mientras el escozor de mi garganta se hace presente aunque ni siquiera me resulta molesto, ya que luego de tantos años me acostumbre a su ardor.
Aquella fiesta de mierda al fin se había acabado y me permitió conocer el comportamiento de todos aquellos hombres que se creen los reyes del mundo, solo por tener unos cuantos ceros en sus cuentas de banco. Realmente me producían asco, pero hace tiempo que en Europa se había consolidado un tratado de paz entre naciones y por mucho disgusto que me genere debo de respetarlo, después de todo, por mucha igualdad que exista, la Mafia Roja es quien esta por encima de todas, por mucho que eso moleste a la Italiana o incluso a la alianza de países Nórdicos.
Aun así, las cosas se están poniendo feas, porque hay un traidor entre nosotros y todos estamos con la soga en el cuello intentando saber quien nos está quitando dinero a todos nosotros, porque todas nuestras cuentas cada día van decayendo notablemente y nadie quiere abrir la boca de más para no comerse un tiro. Por eso, nos sometimos todos a permanecer en Rusia hasta encontrar con quien está jodiéndonos a todos.
Esta situación no solo me tiene estresado sino que me cabrea de una forma insana, porque estar perdiendo el tiempo con una bola de idiotas me sube la cólera, hacer estas reuniones y fiestas realmente patéticas en donde todos me miran como si fuera un monstruo letal y asqueroso, aunque comprendo sus miradas, después de todo eso soy. Un maldito monstruo y por eso permanezco en la oscuridad de mi castillo, por eso mismo debo de solucionar rápido esto. No quiero más miradas llenas de repudio que solo buscan apuñalarme por la espalda cuando menos lo esperas. Así son todos en este mundo, nadie siente compasión y solo intentan hallarte debilidades para destruirte.
En mi mente se pasan todos esas miradas de asco y de frialdad de los distintos jefes de las mafias, incluso los iris asustados de los niños al ver la máscara que yace en mi cara y que aunque me produce una picazón muy molesta no voy a desistir de ella. No pienso quitármela.
Pero de un segundo al otro todas esas miradas son reemplazadas por unos ojos azules cuál océano en calma, pero eso no es lo que produce en mí, ya que solo al recordarlo consigue traer una auténtica tormenta, porque al chocar conmigo casi consigue quitarme la máscara, pero en lugar de correr lejos, de pedir por su vida e implorar piedad por si siquiera tocarme, porque perfectamente el mundo entero sabe lo prohibido que eso esta, su primera reacción fue preguntarme si me encontraba bien.
No recibí una mirada de asco, sino de preocupación, una seguramente falsa y llena de arrogancia escondida, porque hace tiempo comprendí que los que tienen aspecto de ángeles son los peores.
Si bien no reaccione de la manera en la que suelo hacerlo, porque de hacerlo probablemente ahora mismo aquella niña malcriada estaría muerta y siendo tirada por algún río sin más, pero sabía que no me convenía meterme con la familia de ninguno de mis supuestos "aliados", porque a la hora de encontrar al culpable pienso desquitarme con su familia de la peor forma, por eso fue estrictamente necesaria que las traigan con ellos, no por seguridad ni ninguna de esas mierdas. No hago ojo por ojo ni diente por diente, yo me cobro tres veces más y con el cambio incluido. No importa quien cojones este detrás de esta mierda, pienso cobrármelo sin piedad.
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The Monster © [+18] ✔
RomansaLibro I de la Bilogía la Debilidad del Diablo: The Monster. [COMPLETA] Elaia Sikora es hija de uno de los mafiosos más importantes en Polonia, sin embargo, ella poco está enterada de este mundo y se ve a la hora de actuar de esa manera dulce y amoro...